Gonzalo Lebrija: “México es un país muy vivo, casi salvaje”
Una de las voces más consolidadas del panorama artístico latinoamericano presenta en Madrid dos muestras
La fotografía, la escultura o la instalación sirven a Gonzalo Lebrija (Ciudad de México, 1972) para hablar del tiempo suspendido, ese tiempo que nadie puede controlar y que parece ir siempre a la contra. Considerado como uno de los más importantes artistas contemporáneos en su país, Lebrija protagoniza dos exposiciones en Madrid: en La Casa Encendida, Measuring the Distance recorre su producción en 33 piezas, y en la galería Travesía Cuatro presenta la pieza Golden Hours.
PREGUNTA. Un cubo torcido, un reloj de espigas, un fusil, un avión de papel…Todo sirve para hablar del tiempo. ¿Por qué esa fijación?
RESPUESTA. Vivo en un país, México, en el que el tiempo es muy vulnerable. Recientemente, en diferentes circunstancias, se me han muerto tres amigos próximos. ¿Cómo no va a ser un tema prioritario? Como cantaba José Alfredo Jiménez, la vida no vale nada.
P. Pero en su obra no hay referencias explícitas a la situación en México.
R. No hace falta. Con el cubo torcido hago un gesto con el que recompongo la idea de aceleración o suspensión del tiempo en todas partes. El reloj construido con aguja de pasto para barrer las calles te está apresurando ante la vida.
P. Incluye muchas imágenes de coches, de grandes y lujosos vehículos de los ochenta.
R. Representan muy bien la distancia minúscula que separa la vida y la muerte.
P. No todo es drama. La ironía también parece importante en su obra.
R. Sí, claro. Me la pasé muy bien con Golden Unfolded (Dorado desdoblado), una obra en la que hablo de vulnerabilidad y poder. Yo vivo en Guadalajara y allí, en el rascacielos más alto de la ciudad, Condominio Guadalajara, había muchos abogangsters, abogados de medio pelo a los que invité a un concurso de lanzamiento de aviones de papel. Las imágenes que obtuve son toda una metáfora del despeñamiento del poder. Caen lento y dan vueltas, pero caen.
P. Utiliza todos los soportes posibles para construir sus narrativas. ¿Alguna preferencia?
R. En el arte de este siglo no hay por qué elegir. Utilizo mucho la fotografía y el vídeo.
P. ¿Porque sus orígenes están ligados al cine?
R. Estudié Ciencias de la Comunicación. Hice cuatro películas, pero derivé al mundo de la publicidad y me quedé en el arte.
P. ¿No piensa compaginarlo con el cine, como Steve McQueen, por ejemplo?
R. Me interesa muchísimo McQueen, pero ahora no proyecto hacer cine.
P. Suele usted aparecer en muchos de sus trabajos. Son peculiares autorretratos contempo- ráneos.
R. Soy el que tengo más a mano. De todas maneras, tampoco estoy muy reconocible.
P. Usted es bien conocido en el mercado estadounidense. ¿A qué cree que se debe el éxito de los artistas mexicanos contemporáneos?
R. Creo que en las últimas generaciones hay una vitalidad y una energía muy notables. Hace ya mucho tiempo que son muchos los artistas que se mueven por todo el mundo. Lo cierto es que nuestro contexto social y político es determinante para esa energía y, por otra parte, la situación económica no está tan mal. Quince años atrás, los empresarios no apoyaban a los artistas. Eso ha cambiado, sobre todo en el DF, donde compran, coleccionan y colaboraron con las instituciones artísticas. Tenemos buenos museos y unas galerías potentes que se mueven muy bien por todo el mundo.
P. Suena envidiable.
R. México es un país muy vivo, casi salvaje. Todo el tiempo están ocurriendo cosas, y eso tiene una influencia notable en todos nosotros.
Measuring the Distance, Gonzalo Lebrija. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 1 de noviembre.
Golden Hours, Gonzalo Lebrija. Travesía Cuatro. Madrid. Hasta el 10 de noviembre.
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