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La ‘rentrée’ del arte reivindica a los olvidados

Mujeres, creadores afroamericanos, minorías históricas o lugares olvidados son la clave de algunos de los proyectos expositivos más excitantes para este otoño

Estrella de Diego
'Gettin' Religion' (1948) óleo de Archibald Motley que retrata una escena nocturna en Chicago. El Museo Whitney de Nueva York le dedica una retrospectiva este artista en otoño.
'Gettin' Religion' (1948) óleo de Archibald Motley que retrata una escena nocturna en Chicago. El Museo Whitney de Nueva York le dedica una retrospectiva este artista en otoño.

Vuelve el otoño y todo el mundo se vuelve loco de novedades, quizá porque después del letargo estival, con frecuencia plagado de repeticiones y muestras colectivas interminables, el público regresa al ritmo rápido de las ciudades ansioso de propuestas inesperadas. Así, de Nueva York a Londres, pasando por París o Madrid, el asiduo a las exposiciones de arte, tanto clásico como contemporáneo, tendrá la oportunidad de ver diferentes planteamientos, curiosos sobre todo porque la nueva forma de acercarse al arte, con un canon resquebrajado, casi roto, está empezando a llenar las salas de artistas negados o países tradicionalmente excluidos. Mujeres, creadores afroamericanos, minorías históricas o lugares olvidados son la clave de algunos de los proyectos más excitantes para este otoño.

Tal es el caso de la exposición de Luis de Morales, el Divino, en el Museo del Prado, un artista que, como ocurre con buena parte de los pintores españoles anteriores al Barroco, no ha sido tan bien visto por la historia, seguramente por tratarse de un "Renacimiento" muy híbrido, con mucho cruce de Italia con Flandes —y ya se sabe que la historia ortodoxa consideraba el arte de Italia superior al de Flandes—. De hecho, esa historia ortodoxa era poco apasionada de los mestizajes de estilos, aunque las cosas han cambiado y la muestra dedicada a Morales, después de la maravillosa de Van der Weyden, parece un indicio luminoso en el museo madrileño.

Sieste citas

E. D.

Luis Morales, El Divino. Museo Nacional del Prado, Madrid. Del 1 de octubre al 10 de enero.

Nasreen Mohamedi. Museo Reina Sofía, Madrid. Del 23 de septiembre al 10 de enero.

Élisabeth Viggé Le Brun. Grand Palais, París. Del 23 de septiembre al 11 de enero.

The World Goes Pop. Tate Modern, Londres. Del 17 de septiembre al 24 de enero.

Ai Weiwei. Royal Academy of Art, Londres. Del 19 de septiembre al 13 de diciembre.

La ilusión del Lejano Oeste. Museo Thyssen Bornemisza, Madrid. Del 3 de noviembre al 7 de febrero.

Archibald Motley: Jazz Age Modernist. Whitney Museum, Nueva York. Del 2 de octubre al 17 de enero.

También en Madrid, en el Reina Sofía, cuya participación de mujeres parece ser muy exigua a juzgar por las cifras alarmantes de MAV —la asociación de las mujeres en las artes visuales—, vamos a tener el privilegio de ver la muestra de la obra sofisticadísima, geometrizante y espiritual de Nasreen Mohamedi, nacida en Karachi en 1937, protagonista, pues, de la guerra indo-paquistaní y, como tantos indios, viajera sistemática y de formación inglesa. Las obras, con algo de Agnes Martin, geometría minimalista y poética en su fórmula para encontrar la libertad a través de la repetición, tienen mucho de zen y de sufí, sin fechas ni títulos. La muestra se pudo ver hace unos años en el museo de la coleccionista Kiran Nadar de Delhi y llega a Madrid desde el Metropolitan. Una maravillosa y delicada sorpresa.

En el Grand Palais parisiense se presenta la primera gran retrospectiva de otra mujer, Élisabeth Vigeé Le Brun, cuya carrera comienza durante el reinado de Luis XV, siendo además una conocida pintora de corte, con retratos de la propia María Antonieta, pintada con sus hijos, y algunos autorretratos memorables que recogen la misma idea de las madres felices del XVIII francés.

En este mismo deseo de buscar lo que durante años ha estado olvidado, la Tate Modern de Londres presenta una muestra de arte popThe World Goes Pop—, donde se trata de rescatar países fuera del ámbito conocido. Es un modo curioso de recorrer las diferentes versiones del eterno pop —Asia, América Latina, Oriente Próximo, Europa—, donde se descubre una forma de hacer que podría llamarse pop global.

No muy lejos de allí, en la Royal Academy of Art, el chino Ai Weiwei presenta su primera muestra tras la reclusión oficial —aunque se trata ya de mucho más que un artista pop y chino—. Es un producto de consumo —global también— que en este caso vuelve a su ciudad fetiche tras el paso, hace algunos años, por la Sala de Turbinas de la Tate con la instalación de pipas de girasol pintadas a mano que todo el mundo comentó entonces.

Y hablando de minorías olvidas, el Museo Thyssen de Madrid está preparando una muestra en torno a ese fascinante y Lejano Oeste, La ilusión del Lejano Oeste, donde se revisarán los pasos de los artistas que abrieron el camino que tan bien conocía Calamity Jane y que abre la brecha esencial con los nativos americanos. Una muestra que se inaugura en noviembre y que promete ser distinta, con obras, entre otros, de Curtis, a mitad de camino entre foto artística y etnografía.

Por su parte, el flamante Whitney Museum de Nueva York presenta Archibald Motley: Jazz Age Modernist, de uno de los artista más importantes del Harlem Renaissance. Sus cuadros muestran una realidad mucho más compleja que aquella que exhibían las representaciones al uso, las que los blancos esperaban. Los habitantes de sus cuadros son urbanos, progresistas, jóvenes; con rasgos, mezclados, impuros. "The pure products of America go Crazy", como decía en su poema William Carlos Williams. Es la idea de América como un país mestizado, mezclado, impuro, del que habla Langston Hughes: "Yo era sólo un negro americano —al cual interesaba la superficie de África y los ritmos de África—, pero yo no era África. Era Chicago y Kansas City y Broadway y Harlem". Será una de las más prometedores propuestas de la temporada.

Habrá luego exposiciones más convencionales —aunque maravillosas—, como la de Picasso en el MOMA, Goya en la National Gallery, Max Bill en la Fundación March o hasta el actual Dubuffet en el Pompidou y la Nueva Objetividad —el arte en la República de Weimar— en el LACMA de Los Ángeles, pero en esta escena artística parece refrescante tratar de mirar las cosas desde otro ángulo, desde otros nombres.

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