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Historia hecha de alambre

Con un estilo conciso, Reviel Netz conecta a los vaqueros del Oeste con el Holocausto siguiendo las púas de la alambrada

Juan José Mateo
Prisioneros en el campo de concentración de Dachau.
Prisioneros en el campo de concentración de Dachau.AP

Reviel Netz se atreve en Alambre de púas, una ecología de la modernidad (Clave Intelectual) a argumentar una tesis de lo más arriesgada: que la invención del alambre de púas en el Oeste norteamericano acabó transformando la paz y la guerra en el mundo occidental; que esos hilos de metal, convertidos en espléndido negocio, son los responsables de la desaparición de la caballería como arma de guerra, y que un método de control ideado para el ganado y las praderas inmensas de los vaqueros acabó perfeccionándose, hasta convertirse en un eslabón imprescindible en la maquinaria responsable del asesinato de millones de personas en los campos de concentración nazis y soviéticos. En el riesgo de la teoría está la belleza del relato.

Merece la pena acompañar a Netz en el apasionante viaje histórico con el que intenta demostrar la validez de su propuesta. Aunque el arranque hace pensar en un libro ideado para especialistas —porque son demasiados los detalles sobre el origen y el perfeccionamiento del alambre—, el curioso ocasional y el lector enamorado de la historia encontrarán razones para mantener la obra entre las manos. Alambre a alambre, el ensayo se pasea por el Oeste americano, el conflicto entre Boers y británicos, la guerra hispano-cubana, las dos Guerras Mundiales… Netz consigue condensar en un puñado de ideas y unas pocas páginas las tesis y explicaciones que a otros les llevaron enciclopedias enteras. El pulso de la escritura es vivo y firme. Abundan las anécdotas y los testimonios que ilustran lo que explica el autor con un estilo conciso, muy americano, a veces hasta demasiado directo, en su intento de llevar al lector de la mano.

Netz escribe sin pelos en la lengua. “Para decirlo sin tapujos, pero con precisión”, avisa; “los judíos fueron controlados en Europa con la misma eficacia que anteriormente se reservaba para animales como las vacas en el Oeste”. También: “Una nueva manera de controlar la tierra, pensada para un uso más eficiente de ésta, no sólo transformó las relaciones entre humanos y animales, sino también entre distintos grupos humanos, diferenciados por su diferente acceso a las nuevas tecnologías de control sobre el espacio”.

Y ahí están los Boers, desnortados porque un alambre casi invisible transforma la geografía de sus vidas, impide su guerra de guerrillas a caballo y les hace diana fácil de los británicos. Y ahí están los marroquíes, a los que el mismo cable tenso y distribuido entre pequeñas guarniciones dificulta su hostigamiento contra los españoles. Y allí que penan los soldados atrincherados de la I Guerra Mundial, carcomidos por las pesadillas de esos cuerpos atrapados entre púas, tantísimas veces reducidos a unas manos o unos pies ensartados y separados por una bomba del resto del cuerpo. ¿Cómo explicar la delimitación del espacio de los campos de concentración nazis sin el alambre de púas? ¿Y el gulag, o las tácticas del capitán general Weyler en Cuba?

Todo eso ocurrió, asegura Netz, porque Joseph F. Glidden, en el siglo XIX, quiso controlar el movimiento de las vacas y no pudo contar con la ayuda de la vegetación de la zona. En consecuencia, el libro trata el terror de lo cotidiano. El alambre que ayuda a revalorizar el tren, porque delimita el acceso a los vagones y permite cobrar por su uso, acaba perfeccionando esa simbiosis en los campos de concentración, cuando ese mismo tren y ese mismo cable se alían de nuevo, ahora para conducir a los presos hasta la muerte. Netz acota el periodo de esplendor del alambre de púas entre dos fechas: de 1874 a 1954. Entonces, el invento patentado por Glidden muere de éxito y queda marginado a las orillas del mundo occidental. Ha demostrado tanto su eficacia como herramienta de terror y control, argumenta Netz, que queda desterrado lejos de Europa y de Norteamérica como instrumento bélico, en guerras apartadas donde sigue sirviendo para delimitar angustiosamente el espacio, los recursos y la vida misma. Su tesis, a veces forzada y a veces demasiado prolija en detalles técnicos, es siempre interesante de seguir. Netz tiene una púa para cada capítulo decisivo de la historia.

Alambre de púas, una ecología de la modernidad. Reviel Netz. Traducción de Jaume Sastre i Juan. Clave Intelectual/ Eudeba. Madrid, 2015. 257 páginas. 19 euros.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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