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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ignorantes

¿Cómo iban a intuir o a saber estadistas tan ocupados que sus ayudantes de máxima confianza estaban saqueando la caja común?

Carlos Boyero

Presupones que los hombres y mujeres que asumieron mediante algo tan legítimo como las urnas la abrumadora responsabilidad de disponer del poder absoluto en sus comunidades durante tantos y venturosos años tienen demasiados jaleos acosando sus privilegiadas mentes para lograr el bienestar colectivo de sus gobernados. Por ello, no es de extrañar su desconocimiento absoluto ante la pertinaz felonía que practicaban con el inagotable dinero público sus modélicos cachorros, esos emprendedores políticos a los que ellos en su infinita inocencia les otorgaron el rango y la confianza de considerarlos su mano derecha y su mano izquierda.

¿Cómo iban a intuir o a saber estadistas tan ocupados que sus ayudantes de máxima confianza estaban saqueando la caja común, concediendo subvenciones cegadoras a empresas inexistentes, delinquiendo sin límites, asegurándose un dulce porvenir mediante eso tan humano, castizo y ancestral de “la mitad pa ti y la mitad pa mí, bueno y también algo pa los pringaos”, creando esa mafiosa Gürtel de la que jamás conoceremos sus auténticas dimensiones, inventándose ERE tan falsos como magnánimos que asegurarían infinitos votos a perpetuidad?

Y de acuerdo, a los habitantes del limbo no se les ocurriría dudar de la afirmación de la justiciera, púdica e impoluta Aguirre de que ella destapó el caso Gürtel, ni se escandalizarán ante la inocencia y la solidaridad de Rajoy exigiéndole fortaleza moral a su entrullado tesorero, ni sospecharán que Mas tuviera noticias de las eternas movidas con la pasta ajena de su sabio maestro Pujol, ni se cuestionarán la conmovedora ignorancia de Chaves y Griñán sobre el cenagal de su proletaria Junta.

Por supuesto, ninguno de ellos se lo llevó. Los pobres no se enteraban de nada ni percibieron el olor del vertedero. Pero eso revela incompetencia o necedad. No merecían sus trascendentes cargos.

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