David Letterman se despide de su ‘Late Show’ tras más de 30 años en pantalla
El presentador se marcha a los 68 años por decisión propia
Gracias, Dave. Gracias, David Letterman. #ThanksDave. Gracias por 33 años de humor absurdo que ya es parte de la historia de la comedia y la comunicación televisiva. En las redes sociales, seguidores y personalidades de distintos mundos daban las gracias a David Letterman por dedicar la mitad de su vida a acabar el día y entrar en la madrugada con escepticismo, con una admisible incongruencia que en ocasiones consistía en estrellar una sandía desde cinco pisos de altura sobre la calle 53 en pleno corazón de Manhattan.
El último Late Show comenzó con la aparición en pantalla de casi la totalidad de todos los presidentes de Estados Unidos que aún viven, solo faltó Jimmy Carter. En un segmento grabado con antelación, Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton y George H. W. Bush declararon por separado: “Por fin se acabó la gran pesadilla nacional”.
TV won't be the same without Dave. pic.twitter.com/9q5NHTf3b5
— Barack Obama (@BarackObama) May 20, 2015
El chico de Indiana, el hombre del tiempo que abandonó el medio oeste para trasladarse a California y que se alejaba de cualquier aire de grandeza preguntando repetidamente a su audiencia “¿es usted como yo?, se ha marchado a los 68 años por decisión propia antes de que nadie le enseñara la puerta de salida de CBS. Sin saber que hará al día siguiente, cuando no haya otro Late Show que grabar, rodeado de Jimmys –Jimmy Fallon en NBC; Jimmy Kimmel en ABC, ambos humoristas jóvenes entregados a sus entrevistados-, Letterman declaraba en una entrevista a finales de abril que a partir de ahora podían pasar dos cosas. “Existirá una transición razonable, adulta, o me entregaré a una vida de crimen”. A Letterman le sucederá en septiembre Stephen Colbert, hasta ahora en The Colbert Report de Comedy Central.
La ironía, el sarcasmo, saber reírse de sí mismo y ponerse siempre en duda le han permitido navegar por el difícil mundo del show business desde que en 1982 se emitió el primer episodio en NBC. Desde entonces han sido 6.028 los programas emitidos, “y he estado en casi todo ellos”, declaró en la noche del miércoles su presentador haciendo gala de su peculiar sentido del humor.
Letterman no es, no ha sido, para todos los públicos. No ha alcanzado las cotas de éxito que su competidor directo Jay Leno -ya retirado- y sin embargo ha superado en tiempo en pantalla a su mentor Johnny Carson. No importa lo que usted piense de Letterman, no está en duda que el creador de la Top Ten List ha transformado la biosfera de los programas nocturnos de televisión, ya sea en Estados Unidos o el resto del planeta, con mejores o peores imitadores.
Innovador e impredecible, Letterman fue el primero de su clase en volver a la pantalla tras los atentados del 11 de Septiembre con un programa emotivo y de una sinceridad conmovedora. En ocasiones frío y casi siempre temido por sus entrevistados –como admitía hace unas semanas la actriz Julia Roberts-, Letterman se sometió a una operación a corazón abierto en el año 2000 durante la cual se le instaló un quíntuple bypass.
Seis semanas después, el cómico volvía al Ed Sullivan y ponía sobre el escenario al equipo médico al que agradecía haberle salvado la vida. Durante esos días posteriores a la operación, cuando lo mejor o lo peor podía suceder, el comediante se agarró a una canción, Everlong, del grupo Foo Fighters.
Anoche, esos acordes cerraban la despedida de un hombre que en 2009 sorprendía a la audiencia con la confesión en directo de que estaba siendo objeto de un intento de chantaje por haber mantenido relaciones sexuales con colaboradoras de su programa. Letterman sobrevivió al escándalo precisamente porque inteligentemente lo desmontó antes de que lo fuera.
“Muchas gracias, David, has cambiado nuestras vidas”, le agradecía el director de orquesta Paul Shaffer, amigo y compañero de viaje por más de tres décadas.
If anything could be this good again, cantaban Foo Fighters bajo los acordes de Everlong en el Ed Sullivan.
“Muchas gracias y buenas noches”, se despidió, sencillo, sereno, David Letterman. Como cualquier otro día.
Gracias a usted. Gracias, Dave. Siempre.
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