La grafomanía de Andrés Calamaro
En un sinfín de textos urgentes, el músico se descubre como un vibrante narrador que va dejando aquí y allá metáforas brillantes, frases lapidarias, ingeniosos juegos de palabras
Los seguidores de Andrés Calamaro saben de esos periodos de incontinencia musical que atraviesa cada tanto y que le empujan a pasar tiempo grabando infatigablemente. Materiales que pueden acabar en discos oficiales, compartidos en Internet o, sencillamente, almacenados en su archivo personal. Pero quien haya seguido de cerca su carrera sabrá también de su grafomanía: escribe casi tanto como graba, y su firma, desde los inicios de su actividad pública, ha sido recurrente en diarios y revistas musicales (primero argentinas y, luego, con su arribada a España en los años noventa, también de aquí); desde hace tiempo, emplea su propio blog como lugar de expresión. Así ha dejado un sinfín de textos urgentes que sirven para intentar desbrozar el pensamiento de uno de los músicos imprescindibles del rock en nuestra lengua.
Artículos y escritos desperdigados a lo largo del tiempo y que ahora se ha animado a recoger (por lo menos una parte de ellos) y revisar en este Paracaídas & vueltas, subtitulado Diarios íntimos, aunque en la práctica no lo es. Lo que hallamos en él, de forma desordenada y principalmente sin fechar, son impresiones de sus propios directos, apuntes vitales, algo de ficción, opinión social, crónicas taurinas (pocas), correspondencia con el escritor Enrique Symms, prólogos de libros y multitud de retratos y homenajes a algunos de sus héroes o amigos músicos. Estas últimas páginas tal vez resulten las más entrañables, las que reflejan a ese creador de rock que no sabe de prejuicios o etiquetas, al que le apasiona la música toda y que sabe cómo trasladar al papel sus impresiones y conocimientos enciclopédicos con entrega, derrochando emoción y sensibilidad para con sus ídolos y compañeros: es un enorme placer leer a un músico describiendo la creación de otros músicos. Todo ello en un viaje constante entre Argentina y España que solo se ve ensombrecido por la tendencia a emplear recurrentemente nombres de pila, sin apellidos, lo que dificultará la lectura (desde España a quienes no conozcan demasiado de rock argentino, y al revés cuando habla de protagonistas de la escena sonora española).
Lo destacado es que Calamaro se descubre como un vibrante narrador —que en todo momento se sabe músico de rock, y así hay que interpretarlo: no intenta pasar por lo que no es— dejando aquí y allá metáforas brillantes, frases lapidarias, ingeniosos juegos de palabras, certeros retruécanos, muestras de su peculiar sentido del humor. Un Andrés Calamaro que asume la tradición cultural y cívica en la que se educó (su padre es un respetado ensayista), profundamente argentina y progresista, con buena memoria (aunque alardea de lo contrario) y con tendencia, como ya sabíamos por algunas de sus canciones más sentidas, a la nostalgia, dejando aquí y allá rastros de su infancia y juventud.
Paracaídas & vueltas. Andrés Calamaro. Libros Cúpula. Barcelona, 2015. 296 páginas. 17,95 euros.
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