Guiones y personajes

Los guiones y los personajes son dos de las señas de identidad de esta edad de oro de la televisión. Antes de que la próxima semana lloremos el final de uno de sus estandartes, Mad Men —qué duro va a ser vivir sin Don Draper—, en Estados Unidos ha terminado esta semana la sexta temporada de The Good Wife, que en España emite Fox Life con pocas semanas de diferencia. Y si el mundo seriéfilo afronta con el ánimo del que es capaz el adiós de los publicistas de Madison Avenue, al menos tiene como consuelo saber que la serie protagonizada por Julianna Margulies como Alicia Florrick va a seguir una temporada más. Eso sí, aunque no haya aún anuncio oficial, es probable que sea la última tanda de capítulos de ese drama legal que ha logrado no quedarse en una serie de abogados al uso.

A estas alturas, The Good Wife se permite casi cualquier cosa, sabedora de que a su público lo tiene metido en el bolsillo pase lo que pase. El peligro es que esos seguidores están tan acostumbrados a un nivel tan alto —aún es difícil de comprender que no ganase todos los premios habidos y por haber con la quinta temporada— que cuando baja algo el listón, como ha ocurrido en la sexta entrega, se nota demasiado.

Pero a The Good Wife eso ya le da lo mismo. Incluso ha experimentado con un capítulo en el que se ha metido en la mente de la protagonista para mostrar sin filtro sus pensamientos, sus miedos, sus inseguridades y sus recuerdos. Un experimento que quizá no salió del todo bien, pero, tratándose de una serie que ha regalado tantos capítulos redondos, con guiones que encajan a la perfección y personajes que crecen y crecen (da igual si son protagonistas, secundarios o episódicos), se le pueden permitir esas pequeñas debilidades.

La despedida de Don Draper va a ser dura. Pero mejor no pensar en lo complicado que será el adiós a The Good Wife. De momento, a seguir disfrutando.