La tecnología es cosa de risa
La comedia ‘Sillicon Valley’ regresa este lunes con su segunda temporada
¿Cómo superar un final tan escatológicamente divertido y, al mismo tiempo, educativo como el de la primera temporada de Silicon Valley? La comedia escrita por Mike Judge y Alec Berg vuelve este lunes a las 0.10 a Canal + Series, solo un día después de que HBO estrene la segunda temporada. Otra ocasión para disfrutar de esta sátira centrada e inspirada en el universo de tekkies que puebla Silicon Valley. “Un mundo lleno de zancadillas en el que se mueven millones pero donde sus protagonistas fracasan en todo lo que significa una interacción personal. Eso lo hace más gracioso”, dice Judge entrevistado por EL PAÍS.
Sabe de lo que habla, porque el creador de series animadas como Beavis & Butt-Head y El rey de la colina comenzó su carrera como programador en Silicon Valley, la cuna de la burbuja tecnológica en las proximidades de San Francisco. “Y a excepción de Hollywood, no hay un grupo que se dé más autobombo y sea más endogámico pero al que le guste más ser el centro de todas las conversaciones que este. Por eso son tan buenas las críticas que nos hacen. Porque con tal de ser incluidos en la conversación les puedes llamar lo que sea”, añade.
Berg asegura que alguien ha visto a Mark Zuckerberg vistiendo la camiseta de Pied Piper, start up de ficción que fundan los protagonistas de la serie. Existen fotos de los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, con dicha prenda o con la de la compañía rival, Hooli. “Siempre supe que era el ambiente perfecto para la sátira”, se reafirma su creador antes de que el actor T.J. Miller se meta en la conversación: “Es perfecto porque nadie parece darse cuenta de lo ridículos que son”.
Silicon Valley no se detiene ante nada para hacer reír, camino que piensa continuar en su segunda temporada. “Con más dinero vienen más problemas”, es el resumen del actor Thomas Middleditch, sin aclarar si habla de la serie que protagoniza o de su trama. Como asegura Berg, las segundas temporadas son siempre complicadas. Los personajes están más definidos pero “se pierde la libertad de escribir lo que quieras y corres el peligro de repetirte”, explica. Ahora Judge y Berg se reparten el trabajo al 50%, escribiendo, produciendo y dirigiendo toda la temporada. Y dejando algo de trabajo para un grupo de actores que ya se conocen, algunos incluso antes de comenzar la serie. “Es lo que hace trabajar con ellos. Te vuelves vago y dejas el guion hecho al 70% con el sentimiento ese de ya lo arreglarán”, añade Judge.
Silicon Valley es muy diferente a su trabajo en animación. En especial, a Beavis & Butt-Head, la serie que le dio la fama y donde hacía todo, guiones, voces, dibujos, dirección, animación, pero a su propio ritmo. “Así quedaba”, se autocritica pensando en esos malencarados personajes. El showrunner prefiere comparar la serie a su otro escarceo como director en Trabajo basura porque ambas obras nacen de su experiencia en la burbuja tecnológica, uno hablando de las miserias que se viven en una oficina y otro pensando en la gente que se hace millonaria de la noche a la mañana gracias a una app de éxito que puede ser para siempre o flor de un día.
Confiesa que a veces le pica el gusanillo de que quizá se equivocó de profesión, de que debería haberse quedado probando suerte en el campo de la programación hasta dar con una app capaz de convertirle en millonario. Pero al instante siguiente recuerda cómo era la vida en esos cubículos y prefiere seguirle tomando el pelo a sus antiguos compañeros de trabajo. “Creo que la comedia ha sido el mejor uso que le he podido dar a mi vida”, remata.
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