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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Trastienda

Los madrileños han visto en la designación de Esperanza Aguirre como candidata a la alcaldía una anomalía contemporánea, pero se le han escamoteado los fotogramas donde se explica la trastienda

David Trueba
Esperanza Aguirre.
Esperanza Aguirre.Uly Martín

En su libro de recuerdos juveniles, Mentiré si es necesario, Daniel Ausente cuenta cómo se forjó una personalidad en el mundo anómalo de la España en transición. Entre destellos estupendos, recuerda el motín de espectadores en uno de los cines que regentaba su abuelo en la periferia de Barcelona. El público masivo había acudido a ver la entrepierna de la Cantudo en La trastienda y se encontraron con que la imagen les había sido escamoteada. Esas cosas provocan la indignación a los españoles, así que, tras una investigación veloz, se descubrió que el proyeccionista había cortado los fotogramas en cuestión para cascársela en la soledad de su cabina. El egoísmo de ese proyeccionista también resulta muy español.

Los madrileños han visto en la designación de Esperanza Aguirre como candidata a la alcaldía una anomalía contemporánea, pero se le han escamoteado los fotogramas donde se explica la trastienda. Cómo se puede pasar de dimitir hace tres años y nombrar a un sucesor en la presidencia de la Comunidad aduciendo que se quiere dedicar más tiempo al marido y los nietos y no renunciar ni un segundo a intrigar y elaborar una precisa estrategia para volver al poder cuando escampe la escandalera de una trama Gürtel que tuvo en concursos públicos madrileños, festejos y ferias una de las vías intestinales para transformar el dinero del erario en moneda de bolsillo particular.

El premio a una de las personalidades más resistentes de la política nacional es comprensible. Es una candidata que irá a ganar a degüello, como en la reciente entrevista con Évole fue capaz de atropellar la verdad en cada pregunta incómoda y mentir, si era necesario, porque esa posibilidad se admite también como respuesta cuando al otro lado no hay ciudadanos, sino fieles que quieren ánimos para ir a votar, no información exacta.

A los que reclaman una regeneración de la vida política, al menos un gesto de que se quieren cambiar un poco las cosas que nos han llevado a una de las crisis institucionales más graves de la democracia, les perturbará la reclusión de Francisco Granados en la cárcel que inauguró por ser cabeza de una de las tramas más abochornantes del expolio de dinero público mientras representaba al aguirrismo. Madrid no amanece.

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