El final de los antiguos imperios
Tras un apocalíptico título, Eric H. Cline presenta un amplio y bien documentado estudio sobre el colapso de las grandes civilizaciones de la Edad del Bronce
Tras este título, tan apocalíptico como muy periodístico, se presenta un amplio y bien documentado estudio sobre el colapso de las grandes civilizaciones de la Edad del Bronce, un extenso y complejo derrumbe de amplio panorama que hizo desaparecer imperios poderosos como el de los hititas, los micénicos, los asirios, los cananeos, y asoló ciudades como Troya y Micenas. Fue en 1177 antes de Cristo cuando el faraón Ramsés III se enfrentó en una tremenda batalla a los invasores de Egipto, y los derrotó y borró del mapa para siempre. Allí fueron aniquiladas esas huestes guerreras que llamamos, sin mayor precisión, los Pueblos del Mar, que fueron una feroz amenaza para el país del Nilo, después de haber sembrado destrucción y ruina en muchos otros. Pero también los vencedores quedaron muy mal parados en la matanza, y “Egipto se convirtió en un imperio de segunda: sombra de lo que había sido”. Aunque la batalla fue significativa, el ocaso de los imperios de la Edad del Bronce y la transición a la del Hierro duró casi un siglo y tuvo causas muy varias —invasiones, revueltas, terremotos y hambrunas, tal vez—. “Las civilizaciones de amplio alcance que florecían en el Egeo y el antiguo Oriente Próximo en 1225 antes de Cristo habían empezado a desaparecer en 1177 antes de Cristo y se habían desvanecido casi del todo en 1130. Durante la primera Edad del Hierro, los poderosos reinos e imperios de la Edad del Bronce fueron sustituidos, progresivamente, por ciudades-estado de menor tamaño” y todo el sistema de relaciones entre los pueblos de esa zona quedó desmoronado. Puede defenderse que 1177 fue un año parecido al 476 en que se suele fechar el fin del, ya decadente, Imperio Romano. Pero el proceso de esas catástrofes se prolonga muchos decenios hasta la fecha retumbante del año final.
Del intrigante ocaso de los grandes imperios que concluye en lo que solemos llamar una Edad Oscura trata este ágil relato que recoge y resume bien y puntualmente las investigaciones arqueológicas más recientes, citando muy curiosos textos antiguos, y recordando a la vez los nombres y teorías de los últimos investigadores con admirable erudición. Esta puesta al día, tan actualizada en sus datos, lo hace muy útil para cualquier aficionado a la Historia Antigua. Las notas y bibliografía ocupan casi 100 páginas. De las analogías entre los imperios de ese catastrófico periodo y los de nuestra época actual que le gustan destacar al autor, puede opinar el lector tras la lectura de estas evocadoras páginas. Los ocasos imperiales, que incluso entre las brumas del pasado lejano albergan algo de melancolía trágica, son siempre buen tema para la reflexión.
1177 a. C. El año en que la civilización se derrumbó. Eric H. Cline. Traducción de Cecilia Belza Crítica. Barcelona, 2015. 368 páginas. 23,65 euros.
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