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Isabel Coixet: “Puedo sentirme bien o mal en cualquier lugar”

Este jueves será la primera cineasta española en abrir la Berlinale. Desde el apartamento en Nueva York donde llegó hace unos meses habla del oficio

Andrea Aguilar
Isabel Coixet (Barcelona, 1960) en el apartamento de Nueva York, donde se instaló hace unos meses.
Isabel Coixet (Barcelona, 1960) en el apartamento de Nueva York, donde se instaló hace unos meses.Sarah Shatz

Acaba de regresar de un peculiar viaje temporal y está a punto de emprender otro. Isabel Coixet (Barcelona, 1960) habla sentada en el sofá de su apartamento en Brooklyn de la extraña sensación que le ha producido visitar los escenarios de Portland (Oregón) donde rodó en 1996 Cosas que nunca te dije. Abre los ojos y expresa su pasmo: "Todo sigue exactamente igual". Dice que la lavandería y el supermercado se preservan intactos en aquel remoto pueblo dejado de la mano de Dios que sirvió de telón a ese drama romántico que protagonizó Lili Taylor.

Aquella fue la segunda película de Coixet, la primera que rodó en inglés, y la que lanzó su carrera al ser seleccionada por el Festival de Berlín en la sección Panorama fuera de concurso. Casi 20 años después y con una decena de filmes a sus espaldas, la cineasta abrirá este jueves la Berlinale con Nadie quiere la noche.

"Es el único festival que ocurre en una gran ciudad y hay un público muy entregado. Me encanta, y si tengo una carrera es gracias a Berlín". Coixet ha formado parte de su jurado y ha presentado allí seis películas. Podría hablarse de una vuelta a casa quizá, pero lo cierto es que el hogar de Coixet por el momento y desde hace unos meses está en este apartamento neoyorquino. La puerta a la derecha del salón se abre a la cocina, y allí, de espaldas al jardín —"para que no me distraigan las ardillas"—, es donde Coixet escribe, el trabajo más solitario de todos y el que dice que más le cuesta —“trato de atarme a la silla”—. Toma notas en pequeñas libretas, en post-its y servilletas y luego lo une todo en una "túrmix". El trabajo de escritorio no tiene nada que ver con los rodajes: "En una película hay tanta gente implicada que una de las cosas más importantes es no dejarte arrastrar al ambiente de patio de colegio que se genera entre cualquier grupo humano. Pero me gusta lo que se crea, la efervescencia, ese 'todos a una".

Soy una fanática del género documental, pero los que yo he hecho son puramente testimoniales

En Nadie quiere la noche, rodada en nueve semanas a partir de un guion de Miguel Barros, en el norte de Noruega y luego en Bulgaria y Tenerife, las condiciones fueron extremas. "Hacía un frío brutal, había cero confort. Teníamos que conducir 10 kilómetros en motos de nieve, desplazar ochenta perros. Una movida importante", explica. "Rodamos los exteriores en un lugar y los interiores en otro y había que mantener la continuidad espaciotemporal y la emocional de los actores". La trama reconstruye el viaje de Josephine Peary (interpretada por Juliette Binoche), la mujer del explorador Robert Peary que en 1908 decidió ir a buscar a su marido al norte de Canadá para celebrar que había descubierto el Polo Norte. "La película empieza como una aventura épica con perros, trineos y montañas y acaba en un iglú con dos mujeres. Los paisajes infinitos terminan en un embudo, se trataba de hablar del sentido del sacrificio bien y mal entendido, de contar la intimidad de la soledad compartida. Siempre me ha fascinado rodar a gente sola".

En Nueva York, una meca para solitarios, la directora dice no sentirse en absoluta sola. Llegó aquí a los 18 y vivió también en Brooklyn en "una comuna con 22 personas, estudiando y saliendo a Canadá para renovar el visado". Regresó como cineasta con Elegy, la adaptación de la novela de Philip Roth, y en ese rodaje recibió otro guion de manos de Patricia Clarkson. Learning to drive (Aprendiendo a conducir) fue rodada en 2013 en Brooklyn y se estrenará este verano. En cartera también tiene el documental que rodó en septiembre en Chad para Human Rights Watch. "Soy una fanática del género documental, pero los que yo he hecho son puramente testimoniales", explica. "Citizenfour, de Poitras, me ha dejado impresionada, aunque creo que en EE. UU. están más cerca de El francotirador y Clint Eastwood que de este trabajo".

Tiene tres guiones escritos, uno de ellos la adaptación de la novela La librería, de Penelope Fitzgerald. "Hoy en día se necesitan tantos productores que cada película es un minifundio", apunta. Pero Coixet persevera. "Como directora te toca cocinar, ser tía, hermana, confidente, ser poli buena y poli mala. Si hay que humillarse para conseguir algo de un actor, yo lo hago aunque tenga que ponerme de rodillas".

Y al hablar de su trayectoria internacional, Coixet desmitifica y echa pie a tierra: "La estructura de un rodaje es igual en todas partes y yo puedo sentirme bien o mal en cualquier lugar. Esto me ha ayudado muchísimo en la vida. Quiero morir diciendo 'acción y corten'. Trabajar fuera te permite seguir adelante, porque en España la precariedad es perenne y te sientes muchas veces en la cuerda floja. Si hay que ir a Uzbekistán o a Mongolia, yo voy".

Cuestión de gustos

1. ¿En qué película o libro se quedaría a vivir? En la película Zoolander (de Ben Stiller) o la novela Middlemarch (George Eliot).

2. ¿A qué cineasta invitaría a cenar? A Alexander Payne porque es inteligente, no se toma en serio y tiene una mirada compasiva sobre el mundo.

3. ¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida profesional? Cuando aceptaron Cosas que nunca te dije en el Festival de Berlín.

4. ¿Qué trabajo no aceptaría nunca? La nueva entrega de Transformers no lo veo.

5. ¿Qué filme no consiguió terminar? Los termino todos, pero con Exodus me dormí en el avión.

6. ¿Qué hizo el último fin de semana? Fui a Portland, en el Estado de Oregón, y visité los escenarios de mi primera película, con el equipo de un documental.

7. ¿Qué está socialmente sobrevalorado? Tantas cosas..., por ejemplo, el discurso de aceptación de un premio.

8. ¿A quién le daría un premio? A Laura Poitras por el documental sobre Edward Snowden, Citizenfour.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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