El breve adiós de 'The Newsroom'


Solo tres temporadas ha durado la última (si cumple lo que ha asegurado, última de verdad) serie de Aaron Sorkin. The Newsroom arrancó con las expectativas muy altas y con sus críticos preparados para sacar punta a su nueva propuesta, un punto de partida demasiado complicado pero que algunas series consiguen superar. Para muchos, The Newsroom ha resultado ser un fracaso. Para otros, ha sido una pena que se haya despedido tan pronto. Los seis capítulos de su tercera y última temporada han dejado un sabor a adiós precipitado y a la fuerza en episodios diseñados para dar una salida digna a los personajes. Algo que, en cierta forma, ha conseguido.
No se podía pedir a The Newsroom que ahora abandonara todo aquello que se le ha criticado desde el principio: el idealismo excesivo en el reflejo del mundo del periodismo, la misoginia en el tratamiento de sus personajes, el adoctrinamiento político... A todo ello, en la segunda temporada se sumó que la trama principal no fluyó como debía. Incluso Sorkin se vio obligado a pedir perdón por los fallos cometidos en la serie.

La tercera entrega arrancaba planteando un dilema ético y legal para la redacción en general y para Will McAvoy en concreto. Al ya tradicional enfrentamiento entre medios tradicionales y nuevos medios, o incluso la oda contra el periodismo ciudadano y las redes sociales —también habitual de la serie—, Sorkin echó todavía más leña al fuego de las críticas con el tratamiento periodístico que propone de una supuesta violación. Y mientras, como telón de fondo —o, a veces, según el momento, en primer plano—, las relaciones sentimentales de los protagonistas, un baile en el que al final todo el mundo termina con quien tenía que terminar y todos contentos. Salvo el sufrido Charlie Skinner (interpretado por Sam Waterston), uno de los mejores personajes de la serie, que posiblemente por eso, gana relevancia en el tramo final para obtener una despedida a la altura.
The Newsroom tenía en sus manos un material buenísimo para jugar con él, pero el haberse quedado a medias es quizá lo peor que se le puede echar en cara. Eso y haber terminado por caer en el aburrimiento. Y convertir en odiosos a sus personajes (sobre todo a ellas, casualmente). Al menos, la tercera temporada sabía a dónde iba, a dónde quería llegar, y lo consigue. Gustará más o menos, pero la despedida de The Newsroom ha sido todo lo The Newsroom que se podía esperar. Con todo lo que eso implica para bien y para mal.
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