Defecto de forma
Con su pintura, Paco Sánchez intenta designar los contornos del tiempo y la experiencia
Una de las palabras recurrentes en el vocabulario de Paco Sánchez (Gran Canaria, 1947) es recorte. Cuando el artista siente que el sol negro de la melancolía lo ha apresado, dice que se encuentra recortado. Y cuando se refiere a una parte de una montaña que evoca para resolver una zona de un cuadro, y que no recuerda en nada a una montaña, dice entonces que pensaba en el recorte de tal accidente geográfico. Por lo demás, el recorte, como desarticulación y recomposición de formas, es un procedimiento habitual en la obra de este artista, lo que se puede explicar como una voluntad obstinada y sabedora de antemano de su condena al fracaso, de rebasar para siempre lo amorfo mediante la práctica de la pintura. Placas deslizantes, cauces que se expanden en distintas direcciones, implosiones y aluviones, gestos que se frenan en leves estremecimientos, placentas, alveolos, casas con cabeza humana, embriones, cuerpos inertes en rectángulos como tumbas, cuerpos yacentes que dan saltos súbitos, garabatos en procesión, una palmera dibujada sin grandilocuencia, como si el pintor hubiese tenido el gesto en la punta de los dedos.
El limitado repertorio sígnico de Paco Sánchez, que apenas ha variado en cinco décadas, compone una escritura ideogramática que el artista combina y recombina para volver a constatar que no hay dos momentos idénticos en su memoria vital. Con esta sintaxis balbuciente Sánchez intenta designar con precisión los contornos de aquello que suelda el tiempo y la experiencia. No hay que engañarse a este respecto por la sensación de equilibro que transmite en sus últimos años la irrupción de la luz vibrante y el color voluptuoso. El errabundeo compulsivo de los signos en la pintura de Paco Sánchez devela el rastro de un sujeto agónico. El pintor querría que su escritura presentase una certeza exacta, que diese cuenta de la totalidad de lo real, hacer un cuadro como un certificado de vida. Pero repite y repite, porque en el fondo, como íntimamente sabe, la pintura tiene un defecto de forma.
Paco Sánchez. Galería Manuel Ojeda. Buenos Aires, 3. Las Palmas de Gran Canaria. Hasta el 24 de octubre.
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