Banal como la Francia de hoy
Las mediocres memorias de Valérie Trierweiler son tan lícitas como la gris personalidad de François Hollande, su insustancial campaña y su anodino ejercicio del poder presidencial. El libro —que se deja leer, sin placer, pero sin irritar— nos descubre un individuo que simultanea dos relaciones sin tomar una decisión.
No es sino una metáfora de la política que Hollande lleva a cabo desde hace dos años y medio. Con un pueblo francés convencido de que el país necesita reformas urgentes, la labor del presidente es zanjar la cuestión, tomar decisiones y aplicarlas.Trierweiler muestra que en lo que queda de quinquenio no se puede esperar nada de ese político insignificante, por mucho que Sarkozy le haya hecho el favor de saltar al tablado.
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