Érase una vez... un bello sueño
Música y cine, realidad y fantasía. El universo creado por el compositor Michel Legrand y el realizador Jacques Demy ha quedado registrado con la publicación de una obra integral
El compositor Michel Legrand y el realizador Jacques Demy construyeron juntos un intenso relato entre la pantalla y la música a lo largo de tres décadas. Dos almas gemelas que ahora se vuelven a unir en un voluminoso integral que reúne por primera vez todas sus bandas sonoras.
En 1964 Los paraguas de Cherburgo transformaba la pantalla en una original ópera pop, de colores delirantes y canciones de acento jazzístico, envuelta en decorados que parecen pintados por Matisse y Hockney para una historia hilvanada a partes de iguales, de gravedad y ligereza. Desde hace tres años Jacques Demy y Michel Legrand buscan un productor para su proyecto: ¡una película enteramente cantada!, gritan los productores cuando escuchan las canciones. Nadie confía en una historia de amor donde los actores cada vez que abren la boca se ponen a cantar cosas como “je ne pourrais jamais vivre sans toi” o los mecánicos dialogan como un alegre coro mientras se preparan para salir del taller. Afortunadamente el proyecto acabó bien y Los paraguas de Cherburgo, su intérprete, Catherine Deneuve y sus creadores, Demy-Legrand, tuvieron su recompensa y reconocimiento crítico y popular. Consiguieron, de paso, una obra singular, lírica y desbordante, inclasificable en el cine musical, y una banda sonora que no ha dejado de escucharse desde entonces.
La colaboración entre Legrand y Demy se había iniciado con Lola (Jacques Demy, 1960), “un musical sin canciones” como lo definirá el compositor y en la que un todavía poco conocido compositor llamado Quincy Jones había declinado previamente participar. La bailarina interpretada por Anouk Aimée, silueteada en corsé y un blanco y negro intenso, fija el primer encuentro entre los dos creadores. Legrand se convertirá en el álter ego de Demy. A partir de ahora su hermano gemelo y creativo. Entre 1961 y 1988, fecha de su último trabajo conjunto, Trois places pour le 26, realizador y músico se funden en la construcción de una obra ambulante, sonámbula entre la realidad y la fantasía, donde los personajes y sus fantasmas viajan de película en película en un universo musical bañado de canciones que hablan de ausencias dolorosas como contrapunto a un mundo encantado pero inalcanzable. Como los viejos cuentos infantiles, donde lo gozoso es el espejo de lo sombrío.
Historia compartida que ha quedado registrada en un integral compuesto de 11 CD que reseñan esta complicidad fraternal que truncaría la muerte del director en 1990. A las labores de restauración hay que sumar las de arqueología musical, con recuperación de grabaciones perdidas o poco conocidas, de partituras que el propio Michel Legrand se ha encargado de poner al día y otros trabajos de investigación que engrandecen un proyecto de estas características. Entre los ingredientes del integral, un volumen dedicado a las versiones y que, como suele suceder con estos platos, ofrece sabores de gustos diversos. Así, entre los tesoros, una versión de La chanson de Maxence de Las señoritas de Rochefort, en la traducción americana, You must believe in spring, cantado por Tony Bennet y acompañamiento de Bill Evans, conmovedor e intenso. O Astrud Gilberto interpretando el tema principal de Los paraguas de Cherburgo con arreglos de Gil Evans.
El proyecto discográfico se suma a la exposición que la Cinemateca francesa le ha dedicado recientemente a Jacques Demy y que proyecta su imaginario y universo cinematográfico junto a la publicación del libro, Le monde enchanté de Jacques Demy (Flammarion). La aventura de dos creadores que inventaron un género, pero que solo ellos consiguieron materializar en un bello sueño.
L’intégrale Jacques Demy Michel Legrand.Universal Classics & Jazz France.
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