Fito gana en casa por goleada
El músico vasco edita un directo en el Teatro Arriaga de su ciudad natal. El líder de Fitipaldis habla de su próximo disco, que espera grabar en verano
Un detalle que no hay que olvidar: en Bilbao, el Arriaga no es un teatro mas. “Es una ciudad muy pequeña. Y el teatro está al lado de la ría. Pases por donde pases, lo ves. Hasta quedas con los amigos en la puerta. Es muy importante. Y es precioso. Cualquier músico que quiera hacer algo en un sitio muy, muy, muy de Bilbao, elegiría el Arriaga”, explica, en Madrid, Fito Cabrales, llegado para la promoción de En directo desde el Teatro Arriaga, un doble compacto con DVD que recoge las dos noches que la gira por auditorios de su grupo, Fito & Fitipaldis, tocó allí.
Por lo tanto, es ese lugar especialmente señorial de una ciudad que presumía de señorío incluso cuando era un agujero gris comido por los humos de los altos hornos. “Yo tenía un amigo que me decía: ‘En Bilbao las aceras son estrechas porque no están hechas para pasear. Están hechas para ir a trabajar”. Cabrales, bilbaíno de nacimiento, hace muchos años que se fue a vivir a un pueblo, no demasiado lejos de allí, Guernica. “Cuando fuimos a grabar el disco pasé una semana en Bilbao para prepararlo todo. Me acordaba de que me fui porque era una ciudad que me oprimía. Pero, de repente, salía a correr por la mañana y pensaba ‘joder, ahora si que podría vivir aquí”.
Sí, Fito corre. Y se cuida. Físicamente parece clavado en una foto de hace una década, pero tiene 47 años y asegura que esa vida salvaje por la que se hizo famoso, ya no lo es tanto. Los años de Platero y Tú, su primer grupo, o como cooperante necesario de Extremoduro son historia. Ahora es —“relativamente, no quiero exagerar”, matiza— menos rockero y más músico. Solo hay que ver las diferencias entre este directo y el anterior. “No tienen nada que ver, nada. Ese, hace 10 años, se me fue de las manos. Yo quería grabar un directo en Bilbao, y solo se me ocurre elegir hacerlo en fiestas. Y gratis. A mí no me gusta tocar sin que la gente pague porque necesito que el que va a un concierto no lo haga por pasar el rato. Vino mucha más gente de la que habíamos pensado. Y fue un desastre”.
Estos dos conciertos, de octubre de 2013, fueron los últimos de la gira de teatros y auditorios que Fito & Fitipaldis. Una idea que en principio se programa como un tour de 14 únicas actuaciones y termina con 49 conciertos por todo el país: cinco llenos consecutivos en el Teatro Circo Price de Madrid, tres en el Auditori Fórum de Barcelona, y otras tantas actuaciones consecutivas, con todo colocado, en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Es el éxito de Fito con la banda con la que ha vendido un millón de discos después de acabar con Platero y Tú, grupo de rock callejero que se hizo enorme en 1998. “Parece que siempre me ha ido así, pero es todo muy exagerado. Con Fitipaldis empezamos despacito, no creas. Y con Platero lo que ha pasado es lo típico: cuando nos separamos, de repente resulta que éramos tan grandes como Deep Purple. Tampoco es un problema, yo tiendo a hacer lo mismo. Me acuerdo de Los Rodríguez, que para mí fueron muy importantes, y me parecen gigantescos, pero cuando hago memoria de verdad, los vi en dos discotecas... la memoria es muy traidora. La primera gira con Fitipaldis no fue ni siquiera en salas pequeñas, fue en bares”.
Ahora se ha “enviciado” de tocar en teatros. “Me va a costar dejarlo, es maravilloso. Terminas harto de tocar en pabellones. La mayoría de las veces lo haces porque te has comprometido, pero quizás hay 10 que suenen bien, en los demás el sonido es malísimo y no deberíamos actuar allí”.
Hay quien dice que esta gira en espacios más pequeños tiene mucho de necesidad. La crisis del directo hace más difícil llenar los espacios que antes llenaba con un chasquear de dedos. “Pues no creas. Es verdad que la gira ha salido economicamente bien, yo no conozco a nadie que afronte un trabajo sin pensar que no va a perder, pero no soy Sabina, no las tengo todas conmigo. Y esto no abarata costes. La producción es muy cara, las entradas también cuestan más. te aseguro que no hemos hecho esto por dinero. Ha sido por disfrutar del sonido”.
También hay quien afirma que este directo tapa su sequía creativa. Su último disco de estudio, Antes de que cuente diez, se publicó en 2009. Han pasado ya casi cinco años. ¿Tiene uno nuevo preparado? “No”, responde tajante. “A ver, lo tengo agarrado por el cuello, pero no sé cuanto mide el cuerpo”. Asegura que quiere ponerse en marcha, y para eso cuenta con su colabrador más cercano, Carlos Raya. “Él me rescata y me pone en orden. Yo no tengo capacidad de trabajo. En general, arrancar cualquier cosa me va fatal. No tengo starter. Nos hemos reunido una vez, hemos tocado ocho horas y tenemos siete canciones. Y en principio queremos grabar en verano. Pero, como somos los jefes, quizás pasemos”.
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