Terciopelo
Los grandes músicos de jazz de los años veinte norteamericanos lograron visualizar la tremenda injusticia de la segregación racial
Los grandes músicos de jazz de los años veinte norteamericanos lograron visualizar la tremenda injusticia de la segregación racial. Bendecida hasta entonces por la fuerza de la costumbre y las ideas supremacistas, consideradas por muchos blancos como algo irrenunciable, la evidente admiración del talento negro comenzó un proceso imparable de reparación. En la cuarta temporada de la serie Boardwalk Empire se aprecia el complejo proceso de aparición de los clubes de jazz y su imbricación con el mercado de las sustancias ilegales. Años después la irrupción de Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y finalmente los Beatles tradujo su éxito musical en la independencia de la juventud, convertida ya para siempre en valor de mercado y sector de influencia. Frente a la lucha de clases, ya tradicional, se instauró la lucha generacional que aún ejecuta su danza en el orden social.
La música se convirtió en el gran enemigo de los regímenes autoritarios. Primero se encaró con la represión latente en las sociedades democráticas y luego se convirtió en la mayor amenaza para las dictaduras supervivientes. A finales de los años noventa pude ver sentados juntos en un restaurante de Praga a Lou Reed y a Václav Havel departiendo como amigos. El presidente de la liberada República Checa siempre expresó su deuda con músicos como Reed o Frank Zappa. De la influencia de ambos había surgido un grupo local checo llamado Plastic People of the Universe, a partir de cuya prohibición y posterior reivindicación se armó una resistencia joven y culta.
Tom Stoppard, el dramaturgo afincado en Inglaterra, escribiría una pieza titulada Rock & roll en la que trataría este asunto trascendental para entender el fin del comunismo en Europa. La famosa revolución de terciopelo que acabó con la dictadura checa tendía por tanto un evidente lazo de contacto con la Velvet Underground, el grupo fundado por Lou Reed y John Cale bajo el padrinazgo de Warhol. Pero ese terciopelo subterráneo es el que mejor define la potencia de rebelión que contiene la música y la expresión artística joven cuando no se rinde al estatus de distracción comercial inane. Es oportuno recordar, a la muerte de Lou Reed, la hermosa peripecia del rock de terciopelo como lija en el derribo de los muros más inexpugnables.
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