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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo inveraz

Bárcenas eligió declarar a través de un monitor de plasma, en un guiño de complicidad con el presidente Rajoy, aficionado a este formato

David Trueba

Mucho tendrán que esmerarse los programadores televisivos para ofrecer un espectáculo mejor que el juicio entre Cospedal y Bárcenas, una de las más nutritivas puestas en escena televisivas en lo que va de año. Bárcenas eligió declarar a través de un monitor de plasma, en un guiño de complicidad con el presidente Rajoy, aficionado a este formato. Esa distancia audiovisual favorece una superioridad sutil. Uno cree más lo que sale por la tele que lo que le cuenta su vecina. Además, la gente tiende a considerar que es más sincero quien está en la cárcel que quien protege su cargo público, quizá porque tiene menos que perder y resguardar.

A estas alturas, la única baza que puede jugar Cospedal frente a Bárcenas es la de insistir en que fue ella quien se enfrentó, por fin, al contable todopoderoso. Esa virtud, que sería mezquino negarle, es una afrenta para todos los que la precedieron en el cargo, felices de chapotear en la charca turbia de recogida y reparto de fondos. Visto ahora, la querella que muchos corrieron a interponer contra este periódico por publicar la filtración de los papeles fue un intento de engaño, una estrategia de despiste para evitar que alcanzáramos a conocer alguna verdad en este asunto de financiación irregular.

Como sostenía González Ruano de una familia de amigos íntimos, en el partido gobernante todos hablan mal unos de otros y todos tienen razón. Porque ese careo degradante entre Cospedal y Bárcenas nos acerca a una verdad demoledora, que no queremos ver porque vivimos acongojados en la crisis económica, paralizados por el miedo y esperanzados con la recuperación. Todos tratan de ganarse la fe ciega de los espectadores, que no su racionalidad, incapaces de ponerse de acuerdo ni en la fecha en que Bárcenas dejó de trabajar de contable del partido, entre otras cosas porque se falseó su salida laboral y personal durante meses y toda mentira trae detrás una cascada mayor.

El que mejor lo expresó fue el abogado de Cospedal al afirmar a la salida del juicio: “La causa de demandar al periódico obedecía a la creencia de que había publicado cosas subjetivamente inauténticas. Esto no quiere decir que no sean inveraces”. Eso es hablar claro.

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