Un gigante con dos cabezas
El veterano David Byrne y la joven St. Vincent presentan en España su disco conjunto, ‘Love this giant’. Su espectáculo ha recibido críticas entusiastas
"No sé si es fácil trabajar conmigo, pero confío en que lo sea. Creo que a lo largo de los años he aprendido a conseguir lo que quiero sin necesidad de controlarlo todo. Eso hace que las colaboraciones sean más alegres, y creo que también ayuda a que la música tenga más alma”. Esta confesión, vía correo electrónico, de David Byrne, viene a cuento del proyecto que hoy presenta en directo en Madrid (Teatro Circo Price) y el sábado en Barcelona (L'Auditori): Love this giant, su disco a medias con St Vincent, seudónimo de la estadounidense Annie Clark. “De ella me impresionó que escribía bellas melodías. Annie es una guitarrista increíble y hace arreglos innovadores, pero fueron las melodías lo primero que me llamó la atención. En EE UU eso es poco frecuente, sobre todo entre la generación indie rock.Fue refrescante escucharla”, dice para explicar por qué ha grabado con una artista a la que saca 30 años.
Tampoco resulta extraño. Encaja con la filosofía del que fuera líder de Talking Heads, uno de los grupos fundamentales de los últimos 40 años. Según la leyenda, la única banda compuesta por músicos competentes que surgió en el mítico club CBGB, la meca del punk neoyorquino.
Un concierto de St. Vincent y David Byrne, para la cadena estadounidense NPR.
En 2012, coincidiendo con su 60 cumpleaños, este escocés que ha pasado la mayor parte de su vida en EE UU publicó un libro de memorias, How music works. Allí escribía: “He ganado dinero y he sido estafado... he tenido libertad creativa y me han presionado para grabar éxitos. He lidiado con el divismo de músicos locos y he visto grabaciones geniales de artistas maravillosos que han sido totalmente ignoradas... Si piensa que el éxito en el mundo de la música está marcado por el número de discos vendidos, el tamaño de su casa o la cuenta bancaria, entonces no soy el experto que necesita. Estoy más interesado en cómo la gente puede pasar toda una vida en la música”.
Es una afirmación que ha seguido al pie de la letra. Si hubiera estado interesado en la gloria se podría haber retirado en 1981, tras publicar Remain in light, el cuarto álbum de Talking Heads. Solo con esos cuatro discos, producidos por su amigo Brian Eno, ya era parte de la historia del pop.
Solo fue el principio. Siguió desarrollando proyectos, tantos que su mero listado ocuparía toda esta página. Creador polifacético de múltiples inquietudes, en 1988, tras la disolución de Talking Heads por una decisión personal nunca explicada del todo, fundó Luaka Bop, un sello fundamental para entender la implantación de la mal llamada world music.
Al tiempo siguió con su carrera en solitario, errática en ocasiones, pero interesante siempre. Ha escrito ensayos sobre la industria musical y un libro sobre sus paseos en bicicleta; ha sido actor, director y guionista; ha realizado instalaciones artísticas y colaborado con los más variados artistas, de Bob Wilson a Fatboy Slim o Caetano Veloso, con los que ha grabado trabajos que abarcan todo el espectro que va de la electrónica a la comedia musical.
Sus últimos conciertos en España, en 2009, con un repertorio centrado en la era Talking Heads fueron inolvidables. Y el espectáculo de de hoy está recibiendo críticas superlativas. El mismo Byrne parece entusiasmado. “Consiste en St. Vincent y yo haciendo nuestras canciones y algunas de las de nuestro disco juntos. Vamos con ocho músicos de viento, teclados y batería. La música se combina con el movimiento, todo el mundo excepto el baterista y el teclista se mueven en el escenario, está todo coreografiado. Es bastante complejo, pero creo que la música y lo visual se complementan bien. Como a todos los músicos y al equipo se les paga es caro para nosotros que producimos... pero, tengo que decir que no se parece a nada, así que creo que merece la pena”.
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