Adiós a los culebrones
A partir de la semana próxima ya no habrá telenovelas en la parrilla de sobremesa de la televisión pública
Falcon Crest fue el primer gran folletín de las sobremesas de TVE. La pérfida Angela Channing y toda su chanchullera familia conquistaron a mediados de los ochenta a una audiencia embebida por las producciones estadounidenses en las que se trufaban intrigas, pasiones y traiciones. Historias producidas con ajustados presupuestos y contadas a cámara lenta, en las que las tramas se iban estirando hasta el infinito.
Después, ese mismo público cambiaría el paso y se rendiría ante las telenovelas de origen latinoamericano. Cristal, escrita por la veterana autora del folletín Delia Fiallo —y aderezada por todos los tópicos del género: el hijo natural y las distancias de clase— debutó a finales de 1989 y fue un auténtico fenómeno social, con más de nueve millones de seguidores. La dama de rosa, Rubi, Topacio y Abigail consagraron un género que llegó a ocupar cinco horas diarias en la programación.
La televisión pública dio un nuevo giro a finales de los noventa y apostó por telenovelas con acento español. La primera que caló en el público fue Calle nueva, que narraba las vicisitudes de una comunidad de vecinos. Después llegarían otros culebrones a la española como Obsesión y en 2005 debutó Amar en tiempos revueltos, un serial que triunfó durante casi 2.000 capítulos. Los problemas financieros llevaron a TVE a dejar escapar esta producción —comenzó a emitirse en Antena 3, aunque con un título diferente— y a encargar un relevo. Desde mayo, La 1 ha emitido después del Telediario de las tres de la tarde Gran reserva. El origen, que no ha alcanzado las cuotas de audiencia de su predecesora. Por eso, TVE ha acelerado su final emitiendo dos capítulos seguidos cada día.
A partir de la semana próxima ya no habrá culebrones en la parrilla de sobremesa de la televisión pública. Una situación que marca un cambio radical en la estrategia de programación. Habrá que ver si la nueva parrilla es estructural o solo coyuntural.
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