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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El éxito

Un año más los encierros de San Fermín se confirman como la más contundente aportación audiovisual nacional al mercado extranjero

David Trueba

Un año más los encierros de San Fermín se confirman como la más contundente aportación audiovisual nacional al mercado extranjero. La atracción que produce un espectáculo así se cuantifica en la presencia en los medios, que festejan las mejores imágenes con espacios destacados. El tapón en la puerta de acceso a la plaza de toros del penúltimo día ha dejado instantáneas celebradas en todas las redacciones del mundo. No está al alcance de cualquiera la imagen de la cabeza imponente de los animales junto al desmadejado tumulto de las personas. Ya en los años 1970, con víctimas mortales que ahora hemos eludido por los pelos, esa misma visualización rotunda del amontonamiento terminó por consolidar las fiestas pamplonicas como atractivo mundial.

En Estados Unidos, capital mundial del espectáculo, es ya casi un mito formativo para los jóvenes pasar por los sanfermines. La cogida por asta de toro en el glúteo, que este año se ha vuelto a producir en un ciudadano de esa nacionalidad, es reconocida como un suceso habitual que da pie a chistes y comentarios jocosos y hasta se alzó como gag inicial en la película de Billy Cristal Cowboys de ciudad. La autoridad intelectual de Hemingway concede una coartada a la pasión por los ritos iniciáticos, así que frente a la ausencia de pruebas de superación al modo de Orzowei, correr en los encierros de Pamplona es un estupendo reclamo. Puede que la máxima amenaza de estos festejos, que por ahora no provocan el rechazo antitaurino que condiciona a la lidia, sea su propio éxito, pues la masificación empieza a ser de tal calibre que obliga a cambiar el código circulatorio de los encierros para evitar los atascos.

El consejero de Interior del Gobierno navarro confirmó que el éxito de convocatoria obliga a reformas en la seguridad. Su comparecencia oficial ante los medios, con el pañuelo y el traje de corredor, da idea del grado de implicación en los festejos, carente de esa distancia que los políticos marcan con otras actividades. El rozarse con la tragedia eleva el grado de atractivo y, por todo ello, el espléndido equilibrio de este año confirma que nos encontramos ante la gran ventana por la que el mundo se asoma a nuestro país.

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