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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Luz perpetua

El cine propone una perfecta comparación con esa pugna entre la luz y la oscuridad que se da en el círculo polar

David Trueba
Peter von Bagh
Peter von Bagh

Los recortes acosan a todas las instituciones públicas que pugnan por preservar el patrimonio nacional. Pese a ello, la Filmoteca Española convocó la semana pasada la presencia de Peter von Bagh. Antiguo programador de la Filmoteca de Helsinki, fundó a mitad de los años ochenta, con la ayuda de los hermanos Kaurismäki, uno de los eventos de cine más singulares del mundo, el Festival del Sol de la Medianoche, que se celebra cada año en Laponia, durante el solsticio de verano, cuando el sol es visible las 24 horas del día. El cine propone una perfecta comparación con esa pugna entre la luz y la oscuridad que se da en el círculo polar. Al fin y al cabo la sala de proyección es un lugar nocturno a toda hora que propone un rayo de luz perpetuo.

Peter von Bagh pertenece a esa especie de los vampiros cinematográficos que se alimenta de la proyección como si fuera sangre de virgen. Pero en su caso no se ha limitado tan solo a permanecer refugiado en el ataúd de la sala, sino que ha luchado por hacer visible la riqueza evocativa de la imagen filmada. Ha dirigido múltiples piezas que reutilizan materiales rodados. Una de las más brillantes es Helsinki para siempre, un collage construido a partir de escenas de películas, un canto emotivo a la ciudad, su construcción y sus estados de ánimo a través de la convulsa historia del pasado siglo.

En otra de sus apuestas que conceden al cine el valor de resistencia frente a la muerte, trenza durante cuatro capítulos de una hora la conversación entre directores que acudieron desde su fundación al Festival del Sol de la Medianoche en el pueblo de Sodankylä. Allí aparecen grandes temas y revividas pasiones en boca de autores relajados por el vino y ese sol trasnochador. Quizá por ser un invento tan joven el cine aún plantea un desafío a la existencia, cuando propone que aquello que es filmado queda para siempre. Pero no olvidamos que la pintura rupestre se preserva gracias a que su soporte era una roca, mientras que nuestro patrimonio audiovisual tiene un soporte frágil, perecedero y del todo dependiente de los esfuerzos de conservación.

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