El enésimo regreso de Black Sabbath
El grupo británico publicará en junio '13', su primer álbum con material nuevo desde 1995 El cantante Ozzy Osbourne abandonó la influyente banda en 1979
A lo largo de cuatro décadas han tenido tiempo de crear algunas de las más memorables anécdotas del rock. Los británicos Black Sabbath siempre serán recordados, además de por un puñado de discos fundamentales en el desarrollo del rock duro, por alimentar leyendas –reales o no– que incluyen supuestos ritos satanistas, murciélagos descabezados y rencores personales. Ahora han anunciado, por enésima vez, su esperado regreso.
Solo que esta vez el disco ya ha sido grabado y, en principio, está listo para editarse en junio y cuenta con una etiqueta que lo hace, si cabe, más atractivo: es el primer disco con su carismático –e impredecible líder– Ozzy Osbourne desde 1978. El álbum en cuestión, 13, contará con lo más parecido a su formación original que pueden ofrecer en la actualidad: acompañarán al cantante Geezer Butler al bajo y Tony Iommi a la guitarra.
Para actualizar el sonido de una banda que no publica material nuevo desde 1995, nada mejor que contratar a un productor capaz de sacar del olvido a cualquier gloria venida a menos. A Rick Rubin, que es quien ha estado a los mandos de la grabación de 13, la fama le precede: de producir a Slayer o Nine Inch Nails pasó a rescatar del olvido a Johnny Cash, Neil Diamond o a Crosby, Stills & Nash.
Y para seguir alimentando la leyenda, nada mejor que el bueno de Ozzy firme una canción titulada Dios está muerto.
Son tiempos en los que casi cualquier banda de cierto éxito de la era dorada del rock acaba dejando atrás viejas rencillas y acaba, resignada, de nuevo sobre un escenario. Pero la de Black Sabbath, como gran parte de su leyenda, no ha sido de fácil gestación. La idea sobrevolaba desde principios de la década pasada, cuando Osbourne era más conocido por protagonizar un extravagante show familiar en la MTV que por su contribución a generaciones de metaleros. Entonces ya se intentaron varias reuniones.
Pero en noviembre de 2011 la idea fructificó: todos los miembros originales anunciaban en rueda de prensa los pertinentes disco y gira de reunión. Dos meses después, los planes se extinguieron por el cáncer que padece el guitarrista Tony Iommi; cancelaron su gira –con una parada prevista en el festival Azkena–; su batería original Bill Ward se negaba a trabajar con sus compañeros en el futuro vistas las condiciones económicas; el bajista Geezer Butler afirmaba que sus exigencias “eran una broma”; y Henry Rollins se quedaba sin ver a uno de sus grupos favoritos.
Hasta hoy. Quedan tres meses para que 13 salga a la calle y para que una de las bandas seminales del heavy metal se embarque, de nuevo, en una gira mundial. Pero tres meses, para los Sabbath, es mucho tiempo.
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