La cloaca virtual española que ha sacudido el mundo del arte digital

Internet genera tanta basura virtual como las cocinas de las casas de sus usuarios. Solo hay que teclear una palabra al azar en Google Imágenes para comprobar su alcance. Imaginen un vertedero que se nutriera de todas las fotos y GIFs que millones de internautas suben a diario en blogs o redes sociales. Las mismas que, cual residuos, al tiempo acaban flotando en el olvido de la red. De esa idea partió hace exactamente un año Cloaque. “En francés, la parte del aparato digestivo de aves y reptiles en el que confluyen heces, orines y fluidos sexuales”, explican con sorna Carlos Sáez (24 años, Valencia) y Claudia Mate (27, Madrid), los fundadores de este proyecto online español que se ha convertido en un pequeño fenómeno global del net art, la manifestación artística realizada ex profeso en y para la red.

Planteado como el juego del cadáver exquisito que popularizaron los surrealistas en los años veinte del siglo XX, Cloaque invita a distintos artistas a que continúen libremente el conjunto gráfico que ha dejado inacabado el anterior. El resultado es un flujo diarreico e interminable de imágenes tan estimulantes como psicodélicas que se disfruta desplazando verticalmente el scroll. Y todo ello a través de una plataforma tan extendida como la red social Tumblr, que ofrece la posibilidad de rebloguear ad infinitum a través de un simple clic.

Convertido en uno de los escaparates de arte online más originales de España, el proyecto de Sáez y Mate celebra mañana su primer año en la red con un vídeo colectivo realizado por algunos de los ídolos del género que durante estos 12 meses han conseguido embarcar en Cloaque: Emilio Gomariz, Jasper Elings, Chris Timms, Yoshi Sodeoka, entre otros artistas. De ellos, lo que más valora Mate es “su capacidad de fusionar y experimentar con las nuevas herramientas que aparecen constantemente para crear cosas realmente nuevas; Internet nos ofrece un abanico infinito de posibilidades”. “Están al acecho de cualquier nuevo software o sistema digital para poder aplicarles un uso artístico desconocido”, continúa Sáez. “En ese sentido, nos encontramos en una época de vacas gordas: al net art le falta mucho para tocar techo”

Como en el juego del cadáver exquisito, la web invita a distintos artistas a que continúen libremente el conjunto gráfico que ha dejado inacabado el anterior. El resultado es un flujo diarreico e interminable

Pese al evidente espíritu anárquico que planea sobre esta disciplina creativa, un repaso a Cloaque y a otras webs del género evidenciará, sin embargo, que existen ciertos recursos gráficos comunes a muchos de los artistas que lo abanderan. Principalmente, la oda constante al píxel y a los gráficos retro de los videojuegos primigenios (“se trata de una disciplina artística que utiliza la red como lienzo: es lógico que se hagan guiños a la cultura online, y que esto, en consecuencia, provoque cierta sensación de nostalgia”, razona Sáez), pero también confluyen rasgos todavía más específicos: motivos tropicales psicodélicos y grecorromanos, visuales que recuerdan al Los Sims o al universo virtual de la fallida Second Life, fondos de evocación new age y una paleta cromática, entre flúor y chirriante, que remite directamente al acid house y a la cultura rave de principios de los noventa. Todo ello envuelto, eso sí, en un manto de indisimulada ironía. Son algunos de los elementos que conforman el llamado seapunk, una etiqueta que empezó como una broma acuñada en Twitter por un dj en 2011 y que, pese a sufrir hoy las habituales deserciones de quienes desprecian cualquier cosa que huela a moda, es señalada por los expertos en tendencias de Inditex, Top Shop y H&M como una de las corrientes estéticas actuales más seductoras entre el público juvenil alternativo. "Creo que existe cierta confusión entre todas estas nuevas estéticas y el net art”, lamenta Sáez. “Hacer una composición en Photoshop recortando un modelo 3D primario y pegándolo sobre un fondo de colores no es hacer net art”, añade Mate.

Con todo, ninguno de los dos interpreta la fusión de lo digital con lo físico como algo estrictamente negativo. Que tantos elementos del arte en línea hayan trascendido la barrera de lo virtual para acercarse a la moda, la publicidad o el diseño offline demuestran “el establecimiento de Internet como algo cotidiano; ya no es una expresión de futuro, es la constatación de que la red es un elemento tan fundamental del paisaje social como lo es la naturaleza o la música”, opina Sáez. ¿Por qué, entonces, tantos se llevaron las manos a la cabeza cuando Rihanna se apropió de la estética seapunk en su última actuación en el programa televisivo estadounidense Saturday Night Life? ¿El hecho de que una superestrella la abrace con fervor significa acaso su carta de defunción? “En el momento en el que abres una página para mostrar tus referentes estéticos, estás colgando tu mood board dentro de un escaparate mundial, y debes asumir el riesgo que ello conlleva”, concluye. “Quienes iniciaron esta estética la mostraron para promoverla y difundirla. No entiendo que se enfaden porque finalmente llegue al mainstream”.