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La televisión salta a la calle

‘Las mañanas de Cuatro’ se adapta a las nuevas demandas del público

Rosario G. Gómez
Marta Fernández, presentadora de 'Las mañanas de Cuatro'
Marta Fernández, presentadora de 'Las mañanas de Cuatro'CLAUDIO ÁLVAREZ

Con dos años recién cumplidos y 500 ediciones en antena, el actual equipo de Las mañanas de Cuatro ha dado un giro al magacín para adaptarse a las demandas de la audiencia. “El programa evoluciona. Ha cambiado porque la España de 2010 no es como la España actual”, comenta su presentadora, Marta Fernández. “Cuando empezamos, ETA anunciaba una tregua y una de las máximas preocupaciones de los españoles era el terrorismo. Hoy la economía lo domina todo. La gente habla de la prima de riesgo, de Angela Merkel, del banco malo, las preferentes...”.

Las cámaras salen ahora más a la calle, donde bullen las protestas. Por los desahucios o los despidos, por la privatización de la sanidad o la subida de tasas universitarias. “Hay una necesitad de saber. Los ciudadanos tienen un sentimiento de amor / odio con la información. Quieren conocer lo que está pasando, pero se sienten deprimidos por las malas noticias”, dice Fernández, que en su larga trayectoria profesional ha hecho de todo: desde narrar el 11-S hasta dar las campanadas de Nochevieja. Aunque sus primeros contactos con los medios fueron en Diario 16 , “un mito de la Transición, cuya desaparición fue un duro golpe para la historia del periodismo”, y Telemadrid, cuyos profesionales “lo han dado todo y ahora los echan”.

Los reporteros del programa patean las aceras en busca de testimonios que ilustren los grandes retos del país y las mayúsculas dificultades de los ciudadanos. “La calle está en continuo movimiento y la gente pide información cercana. Hay que salir fuera de los platós porque estar en la calle es la única manera de que se escuchen las reivindicaciones de los colectivos que peor lo están pasando”, apunta la directora de Las mañanas de Cuatro, Marisa Gallero, que ha visto cómo el programa se ha ido acomodando a las exigencias del público.

En las más de 700 horas de emisión en directo, destacan las coberturas del caso Bretón, del Madrid Arena, la entrevista a José María Ruiz Mateos arremetiendo contra el Opus Dei, la redada de Cobo Calleja y las primeras imágenes de su cabecilla, Gao Pin. Sin perder de vista los acontecimientos de gran impacto, ahora este formato tiene menos de magacín y más de tertulia. El análisis sirve para desbrozar el ruido mediático y profundizar en lo realmente importante. “Tenemos una tertulia equilibrada y plural, que refleja todas las tendencias ideológicas. No buscamos opinadores que hablan de todo, sino periodistas de prestigio que trabajan a diario con la información”, afirma Fernández, que elogia el comportamiento de sus colaboradores: “Vienen siempre dispuestos al diálogo”. ¿Y si el ambiente se crispa? “Trato de distenderlo con una broma”·

En la heterogénea tertulia de Las mañanas de Cuatro están representados periodistas de Abc, La Razón o EL PAÍS y políticos de todos los colores. “Son un lujo”, asegura la presentadora. “Opinan con información y dan noticias”. Incluso de su plató ha salido un ministro. Gallero recuerda a José Ignacio Wert, titular de la cartera de Educación y Cultura, como un contertulio “socarrón y provocativo”. Wert visitaba asiduamente Cuatro en los tiempos en los que el magacín matinal estaba conducido por Concha García Campoy y la propia Gallero era productora ejecutiva.

Realizado por la productora Mandarina y la agencia Atlas, el programa se emite en una franja (12.30-14.00, de lunes a viernes) en la que se ha disparado el consumo televisivo. Además, el perfil del público ha cambiado. “La crisis económica y el paro han llevado a más hombre a ver la televisión, y a verla también de una manera más crítica”, dice la directora. En ese tramo, más de cinco millones y medio de personas se concentran ante la pantalla. Son un 14% más que hace cuatro años, cuando comenzaba el cambio de ciclo económico. Proporcionalmente, en esa banda horaria ha aumentado más el número de hombres (un 19%) que de mujeres (10%), se ha disparado la audiencia entre los espectadores de clase alta-media alta (un 33% más) y han crecido (20%) los seguidores que reside en núcleos urbanos. Un síntoma de que al otro lado de la pantalla también algo ha cambiado.

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