The Darkness, ‘Hot cakes’
"Con cada escucha los temas van ganando solera" “El amor te hará estúpido”. Gran verdad, como lo es el talento de esta banda
Ya es indicativo que basten tan solo un par de escuchas para poder tararear de memoria al menos la mitad de los estribillos de ese monumento al falsete sin complejos que es Hot cakes (PIAS), tercer álbum de estudio de The Darkness. Tras un parón en 2005 (y el abandono de su cantante, Justin Hawkins) la banda británica de la lycra, los cardados y el glam metal parecía condenada a caer en barrena y quedar en la memoria más como grupo de parodia que como una formación musical solvente. Pero un desintoxicado Hawkins volvió a los mandos justo a tiempo para tirar del timón y no solo evitar la colisión, sino parir quizá el álbum más meritorio e importante de una carrera que, ahora sí, parece va a ser larga y fructífera.
Género: rock
Título: Hot cakes
Sello: PIAS
Año: 2012
Puntuación: * * * 1/2
Sobre los años turbulentos se ríe, (toda una declaración de intenciones), el sencillo Every inch of you, que inaugura el álbum:
“Un tipo inglés con una voz muy aguda haciendo rock and roll / Hay mares de camisetas sin mangas, colas dando la vuelta a la manzana y todo hombre, mujer y niño me quiere chupar el pito”. No mucho más elaborada es la letra de Nothing’s gonna stop us now, un bombazo ideal para practicar air guitar botando en el sofá. Su planteamiento recuerda al Don't stop me now de Queen, una de las bandas de referencia para The Darkness.
Pero pese a la maestría AOR de los cortes, pese a su tono lúdico, festivalero (y nunca previsible ni aburrido) esta banda está lejos de reproducir las dotes compositivas y de virtuosismo de Queen. Quizá no haga falta y sea mejor así. Con cada escucha los temas van ganando solera. Ahí está ese With a woman, con un riff a lo AC/DC, o el más pop Keep me hangin’ on… La sensación es que esas intros y estribillos pertenecen desde hace décadas a la historia del rock más divertido y desinhibido, y lo mejor es que lo consiguen sin sonar manidos ni repetitivos. Every body have a good time es una de las dos cumbres del álbum, un tema de hard rock redondo, con su poco de golfería, su pizca de frivolidad y su inevitable guiño romántico. En la vía moñas y a la vez hilarante incide She just a girl, Eddie un tema que debe de estar dedicado al batería Ed Graham y cuya letra debería ser receta obligatoria para todo el que se arrastre por el fango tras un desengaño amoroso.
Con una letra más solemne, el medio tiempo Forbidden love fluye con la dignidad de las canciones de unos Boston o unos Foreigner. La algo más floja Concrete da paso a Street spirit (fade out) el otro tema cumbre del disco: una impecable versión del tema de Radiohead (del álbum The Bends, Parlophone, 1995) pero en un estilo heavy sin paliativos. Hará las delicias de los que, en secreto y con cierto pesar de conciencia, hozamos con gusto en los terrenos del falsete.
El cierre de la edición estándar del álbum, sin los bonus tracks, lo pone la solvente Love is not the answer, una vuelta a la onda de Queen que encierra píldoras de bendita sabiduría adolescente. Ahí va una:
“El amor te hará estúpido”. Gran verdad, como lo es el talento de esta banda.
Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.
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