‘The Newsroom’, el polémico idealismo de Aaron Sorkin
Desde su estreno en EE UU los ataques de la crítica han oscilaron entre el desencanto, la polémica y el insulto
Su idea fue escribir una carta de amor al mundo del periodismo. Aaron Sorkin, autor de El ala oeste de la Casa Blanca y ganador del Oscar con La red social, quiso mostrar en The Newsroom los ideales informativos, acabar con el cinismo de la sociedad actual y aspirar cual Quijote a un mundo mejor. Lo mismo que hizo anteriormente por el mundo de la política en El ala oeste de la Casa Blanca. Pero su misiva, esa serie de diez episodios que hoy comienza en Canal + 1 (21.30) centrada en la redacción de un informativo de televisión, recibió una respuesta vitriólica. Desde su estreno en Estados Unidos los ataques de la crítica contra el último trabajo de Sorkin oscilaron entre el desencanto, la polémica y el insulto. Y eso por parte de aquellos cercanos al liberalismo demócrata de Sorkin. “Es inteligente aunque a menudo es inteligencia artificial”, le sacudían desde The New Yorker mientras que The New York Times decía que la serie se ahogaba en su propio discurso moña. La revista Newsweek preguntó a las claras si The Newsroom era el último fracaso del reverenciado guionista.
“Es lo más cerca que estaré nunca de cantar en público. Y no pienso que haga justicia a un texto tan bien escrito”, le defendió Emily Mortimer, protagonista junto a Jeff Daniels de una serie que transcurre en la redacción del programa de noticias News Night de la cadena de ficción ACN. Un guion de ficción apoyado en noticias reales que tuvieron lugar hace dos años y que dan pie a hablar de temas actuales como la desaparición de la objetividad en aras de los índices de audiencia, de la revolución de las redes sociales frente a la involución del periodismo tradicional y de la atención de mosquito de un público que prefiere culpar al mensajero en lugar de exigir una buena información. “Tuvimos un primer pase donde los periodistas nos dijeron que esperaban que la serie mostrara su lucha diaria por aferrarse a los ideales del periodismo sin sucumbir a las directrices corporativas para satisfacer a la audiencia”, recuerda Daniels.
Pero eso fue antes de que The Newsroom llegara a antena, porque desde entonces la crítica se ha cebado en Sorkin, derrocando al que encumbraron. En el mejor de los casos los hay que hablan de una serie que no está mal, pero que podría ser genial, los que dicen que Sorkin sacrifica la narrativa de su nueva creación para defender el estado del periodismo, de la política, contra la estupidez de la cultura estadounidense. En el peor, los insultos se vuelven personales como subraya ese montaje de YouTube que con el título de Sorkinisms: A Supercut es una humillación viral a un escritor ensalzado por su originalidad que no puede esconder su tendencia a reciclar sus propios diálogos, por brillantes que sean. Eso por no hablar de aquellos que le critican por escribir para hombres blancos guiones donde las mujeres son accesorios o figuras irrisorias, o que subrayan su totalitarismo, incapaz de delegar y despidiendo a un equipo de guionistas que incluye a una antigua amante.
Daniels asegura que, como actor, le llevó tiempo dejar de leer las críticas. Sorkin, como autor, las lee pero parece hacerles el mismo caso. Lejos de esconderse y pensar en otro fracaso como el de Studio 60 on the Sunset Strip (que se canceló tras una temporada) el guionista plantó cara a sus críticos rebatiendo a los que tachan sus diálogos de irreales con argumentos como que su instituto tampoco se parece al de Glee. Sabe que más allá de la crítica le apoya su público, que superó los 2,1 millones de espectadores en su debut, entre los tres mejores estrenos de una serie dramática desde 2008, a la par de Juego de tronos y por encima de True blood. Y también le apoya la cadena HBO, que ya le ha encargado una segunda temporada que transcurrirá en 2013, una vez pasadas las actuales elecciones estadounidenses. Con The Newsroom, Sorkin quería entretener y dar que hablar. Ha logrado ambas metas. Concluida la primera temporada en EE UU ya empieza a haber quien dice que “al final” quizá la serie no sea tan mala con todo lo que ha ocurrido en los últimos 6 años desde que se acabó ese otro Camelot llamado El ala oeste de la Casa Blanca.
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