Un poco de Lambchop para abrir boca

A pesar de lo que su nombre pueda evocar -Lambchop significa "chuleta de cordero" en inglés-, lo que este grupo aporta no tiene nada que ver con la cocina. Desde el country de su Nashville, Tennessee natal, esta formación en constante movimiento ha evolucionado en sus más de 25 años de vida hacia nuevos campos de experimentación en los territorios del soul o el post-rock para trazar una vía única dentro de la música estadounidense. Su último trabajo, el undécimo en la lista, llega como la creación de estudio que una banda de carretera y manta como Lambchop -que, por cierto, pasará por España en breve como parte de su megagira europea- debe probar al menos una vez en la vida.

Mr. M, que en los orígenes fue concebido como Mr. Met (un nombre que al final no cuajó porque es el mismo que el de la mascota de los Mets de Nueva York), es, sobre todo, el homenaje póstumo del compositor y guitarrista Kurt Wagner a su amigo y cantante Vic Chesnutt, que se suicidó en 2009. "Mientras trabajaba me vino a ver Mark Nevers (un antiguo miembro del grupo y productor) con la idea de hacer otro disco de Lambchop. Tenía el concepto de un sonido y un método que funcionaban con el tono con que yo escribo. Su idea era una especie de sonido "psico-Sinatra", que implicaba que los arreglos de las cuerdas y otros sonidos fueran hechos de un modo más abierto y a la vez más complejo", explica el autor. 

Además de lo estrictamente musical, el disco cuenta con otras sorpresas: por primera vez, Wagner menciona en una canción la palabra "amor" (en Never my love), que hasta ahora había desterrado de su repertorio. Aunque parco en el uso del vocablo, admite que este álbum "va sobre el amor y la curación, sobre la fuerza que representa". Grabado en los estudios Beech House de Nashville, Mr. M incluye las actuaciones de invitados y paisanos como Jonathan Marx, uno de los fundadores de la banda, la músico experimental Cortney Tidwell y el violinista Billy Contreras.