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Arte nómada en Madrid

La iniciativa Walking Gallery que saca los cuadros a la calle se estrena en Madrid

No son bolsos, bufandas ni anillos y, aún así, lucen bien sobre el hombro, alrededor del cuello o simplemente en las manos. El cuerpo, si así se lo propone, puede llegar a ser un verdadero escaparate, una especie de vitrina ambulante. ¿Un ejemplo? Los artistas que esta tarde colgaron sus obras en sus propios cuerpos, como si fueran percheros. Pinturas sobre lienzo, tela o cartón, fotografías, piezas creadas con plantillas y hasta performances... El "arte nómada" se movió a pie desde el Círculo de Bellas Artes, en la calle Alcalá, hasta la Plaza Mayor.

El ideólogo de la iniciativa es José Puig, fundador de Walking Gallery, un movimiento que promueve la difusión del arte en las calles. Estas singulares exhibiciones ya llevan tres años en Barcelona, pero hoy fue el "estreno" en Madrid. "Nos reunimos una vez al mes para, a través del walking, dar a conocer nuestra obra". Puig defiende un concepto básico: "Cada persona es su propia pared, su propia galería". "Hay muchos que no tienen la capacidad de exponer en galerías porque muy pocas apuestan por gente joven o poco conocida. Con la crisis buscan lo que, entre comillas, creen que va a vender. Otras te piden un pastón para mostrar tu obra y el artista sale perdiendo", explica.

Ismael Muela asistió a la convocatoria con su esposa, la actriz Paloma Guzmán. Llevaron un cuadro que, de alto, prácticamente medía lo mismo que ellos. ¿Cómo pasearse por la calle con semejante peso? Complicado, pero encontraron una solución. Reemplazaron la cuerda posterior de la pieza por una sábana. "Se nos ha ocurrido esta mañana". Muela contó que, para poder difundir su obra, ha tenido que echar mano de centros alternativos. Así le llama a los espacios que, en realidad, no están concebidos para exposiciones. "Por ejemplo, donde guardan los toros en San Sebastián de los Reyes".

Los fotógrafos Gabriel Solera y Javier L. Navarrete se enteraron del evento a través de Facebook y acudieron porque creen que en Madrid el arte "se ha vuelto más elitista de lo que ya era". Por eso, a falta de galerías, los centros culturales, incluso los bares, han sido una alternativa para ellos. "Un artista, a no ser que sea conocido en el mundillo, no puede vivir de su obra. Nosotros tenemos que hacer fotos hasta en bodas, aunque no nos guste".

Con ellos coincide Noelia Jiménez. La pintora reivindica este acercamiento obra-público sin intermediarios. "Es lamentable que en el arte los contactos importen mucho, el tener un padrino. Antes que la obra, le va mejor al que tiene ciertas habilidades sociales. Eso me parece frívolo".

Miluca Sanz y Mariana Lain, cuadros al hombro, se acercaron al grupo con otra lectura. Más allá de si es o no difícil para un artista acceder a espacios más "formales", como una galería, estas pintoras piensan que es una manera más "fresca e ingeniosa" de acercar el arte a la gente. "Prácticamente le obligas al peatón a ver estas cosas. Aunque expongas en galerías, como hemos hecho, a esos espacios no va cualquiera. Va un determinado público y, claro, cada vez va menos", comenta Sanz. Lain añade: "El espacio cerrado se está quedando un poco obsoleto".

Cerca de ellas estaba José Juan Bocanegra. Fue difícil adivinar si se había disfrazado de perchero o, tal vez, de probador. Un espejo le cubría toda la espalda y delante llevaba 60 pinzas de ropa. Cada una agarraba un sobre que Bocanegra fue repartiendo a los peatones. En su interior había una foto con la misma leyenda que se leía en el espejo: "Ser arte es ser algo, pero lo suficientemente insignificante para que alguien te considere nadie". El artista afirma: "Participo porque estoy a favor de un arte más social y menos elitista. La performance es un tipo de arte que no admite venta por ser efímero".

Los peatones observaban las piezas. Algunos, menos tímidos, preguntaban de qué se trataba mientras seguían caminando. Los ciclistas pedaleaban más lento, con cuidado para no "llevarse" a nadie por delante. En las calles de Madrid, al menos hoy, se pudo ver algo más que la ropa de los grandes escaparates.

Algunos de los participantes de la iniciativa transportan sus obras por la calle Alcalá.
Algunos de los participantes de la iniciativa transportan sus obras por la calle Alcalá.M. A. T.

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