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Reportaje:

El tesoro Casasola

La colección 'Photobolsillo' edita un libro con las imágenes de este pionero del fotoperiodismo del siglo XX

Fortino Sámano antes de su fusilamiento, 1917. Agencia Casasola (Archivo Casasola / Fototeca Nacional del INAH).
Fortino Sámano antes de su fusilamiento, 1917. Agencia Casasola (Archivo Casasola / Fototeca Nacional del INAH).

El imaginario de la Revolución Mexicana se alimenta en muchas ocasiones de las fotografías tomadas por Agustín Víctor Casasola (1875-1938) . La colección Photobolsillo, con la financiación de la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo, ha editado un libro que reúne imágenes de este pionero del reporterismo gráfico.

La idea de crear una agencia de fotografía para nutrir a las principales publicaciones mexicanas, que demandan a principios del siglo pasado material fotográfico y que no cuentan ni con el personal ni con la infraestructura necesaria, parte de Agustín Víctor Casasola. Iniciado en el mundo editorial como tipógrafo, aunque pronto daría el salto al reporterismo escrito y tomaría la cámara nada más despuntar el siglo XX, para "ilustrar sus artículos periodísticos", según sus propias palabras.

Es el movimiento social liderado por Zapata el que dio alas a Casasola. En 1912, cuando la demanda de material sobre la Revolución por parte de periódicos y publicaciones es insaciable, Agustín Victor Casasola abre, junto a su primo Gonzalo Herrerías, la Agencia Mexicana de Información Fotográfica, con un lema: "Tengo o hago la fotografía que usted necesite". La agencia funcionará como una suerte de cooperativa de fotógrafos, décadas antes del nacimiento de la agencia Magnum y modelo asociativo. La guerra civil mexicana aúpa a Casasola, considerado hoy como uno de los padres del fotoperiodismo en México. Esas fotografía constituyen "la idea visual de la primera revolución social", señala en la introducción de este libro el investigador Daniel Escorza Rodriguez, experto en la obra del fotógrafo.

Además de dirigir la agencia, el propio Agustín Víctor tomaría fotos de la mayoría de esos acontecimientos convulsos, con una imagen icónica para los mexicanos: el cadáver de Emiliano Zapata, exhibido en Cuautla, el 10 de abril de 1919. A esa tapa también pertenece la fotografía de Fortino Sámano antes de ser fusilado. "Esta foto captura a un hombre en paz consigo mismo y con sus ideas", describía en 2001 el fotógrafo Sebastián Salgado en un artículo publicado en The New York Times , y dónde elegía esta imagen como una de sus cinco imágenes fundamentales. "No es una composición complicada. Pero el fotógrafo en una fracción de segundo, fue capaz de mostrar el lado heroico del comportamiento humano".

Agustín Victor Casasola tuvo también una vocación de coleccionista y preservador de fotografías. Gracias a esta labor, se pudo salvar el archivo fotográfico del diario El Imparcial, y de otros tantos fotógrafos, como Gerónimo Hernández o el estadounidense Jimmy Hare, y poder crear así el propio Archivo Casasola.

La labor fotográfica de la agencia Casasola no se limitó a la guerra. También documentó la vida cotidiana de México, desde sucesos, redadas policiales, la vida social de la burguesía, uno de los primeros vuelos sobre México o la vida de los obreros en las fábricas. La muerte Agustín Víctor Casasola en 1938 no terminó con el archivo. Fueron sus hijos los que continuaron haciendo acopio de fotografías. En 1976, ante la imposibilidad de preservar con garantías el ingente fondo, los herederos donaron el archivo al estado mexicano, siendo una de las claves para la creación de la Fototeca Nacional Mexicana .

'Casasola', editado por La Fábrica, dentro de la colección Photobolsillo, con un precio de 12,50 euros.

El cadáver de Emiliano Zapata es exhibido en Cuautla, 10 de abril de 1919 (Archivo Casasola / Fototeca Nacional del INAH).
El cadáver de Emiliano Zapata es exhibido en Cuautla, 10 de abril de 1919 (Archivo Casasola / Fototeca Nacional del INAH).

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