La momia murió de parto
Un hospital de Barcelona aplica la tecnología médica más avanzada al estudio de un cuerpo embalsamado del Antiguo Egipto
"A esa no la reanima ni House". La afirmación musitada este mediodía en el auditorio del Hospital Quirón de Barcelona era indiscutible: poco puede hacer ya la medicina, ay, por la salud de la Dama de Kemet, la momia de una joven fallecida hace casi dos mil años a orillas del Nilo. Su cuerpo, sin embargo, es susceptible de ser estudiado para tratar de desvelar algunos de los misterios que encierra, como su identidad y la causa de la muerte. Y a eso se ha entregado la ciencia desde que hace diez años la momia recaló en el Museo Egipcio de la ciudad.
La momia fue sometida ya a una endoscopia -que seguramente es un trance aunque uno esté embalsamado- y a otros análisis poco después de su llegada, y recientemente se le ha realizado un nuevo TAC Helicoidal con un potentísimo dispositivo de nueva generación que ha permitido ver a la Dama como ni el visionario Akenatón podría haber llegado a imaginar, y sin desvendarla.
Los médicos que han aplicado la nueva tecnología al viejo cuerpo y el coleccionista Jordi Clos, propietario de la momia, han presentado los resultados del examen en una concurridísima conferencia de prensa en la que abundaban las batas blancas y en la que se han hecho preguntas de cariz profesional como "¿por dónde le hicieron la endoscopia?" y otras ideales para antes de comer tipo "¿pero el cerebro no se lo extrajeron por la nariz?". La verdad es que los resultados presentados no son para tirar cohetes -aunque es cierto que tampoco fueron todo lo extraordinarios que se anunciaba los ofrecidos la semana pasada por Zahi Hawass en El Cairo con motivo del análisis de ADN de Tutankamón y sus familiares-. De hecho, el nuevo escáner ha venido a confirmar los datos que se habían obtenido ya de la momia. En realidad, lo más jugoso es la hipótesis de que la Dama de Kemet, una jovencita de 15 o 16 años de buena familia de la época de la dominación romana de Egipto (siglo II después de Cristo), falleció de parto. Eso se deduce por eliminación: los afinados exámenes no muestran ninguna patología -no hay traumatismo ni mellas de enfermedad en el esqueleto- y estadísticamente la muerte de una muchacha sana en esos tiempos era a causa de problemas en el alumbramiento.
La Dama de Kemet medía 1,60 metros -contando que le faltan los pies: se los arrancaron al tirar de ella los saqueadores que la extrajeron de su ataúd-, era esbelta y de facciones bonitas. Tuvo bastante actividad física. Padecía una caries, pero eso no es nada comparado con el agrandamiento del agujero occipital que le practicaron para sacarle el cerebro (esa era la moda de extracción entonces). Fue momificada con esmero y le colocaron sobre la cara la tabla pintada con su retrato que es tradicional en las denominadas momias de El Fayum.
Clos ha insistido en el interés que ha tenido para la historia de la cultura y el arte egipcios que se haya podido establecer que el retrato pintado es efectivamente eso, un retrato, pues corresponde exactamente con las facciones del rostro del cadáver reveladas tras una reconstrucción facial mediante una técnica computerizada bidimensional. Ha quedado demostrado, pues, que los retratos de El Fayum no eran simples estereotipos y que la gente probablemente los encargaba con adelanto y se realizaban en vivo. "Es una foto real del difunto", ha señalado Clos.
El doctor Félix Escalas, que es ya un viejo amigo de la momia, pues la estudia desde su llegada a Barcelona, ha resaltado que el TAC, al ser completamente no invasivo, es un método estupendo para las momias que aún están vendadas, como la Dama de Kemet. Escalas evocó con cierta nostalgia la endoscopia haciendo de paso un chiste involuntario al decir que la momia era "tierra virgen". Recordó lo negro que estaba el interior y que hubo que preparar una iluminación fría especial dado lo altamente inflamable que es una momia.
El doctor Xavier Perich, por su parte, ha reflexionado humorísticamente sobre lo buen paciente que es una momia, pues no se agobia ni se mueve -como hacemos todos- en el escáner. Se intentó sacar muestras de ADN de la momia pero el tratamiento con natrón para embalsamarla lo ha deteriorado mucho. La posibilidad sería obtenerlo de zonas que no estuvieron en contacto con la sal, como un diente -como se ha hecho en algunas momias reales del Museo Egipcio de El Cairo- pero en la Dama de Kemet no es posible porque conserva el empaquetado.
Sobre la posible decepción de que tanta tecnología no haya aportado cosas más suculentas, Clos ha reflexionado que el estudio de las momias es algo progresivo, que los resultados acabarán llegando y que para la Dama de Kemet el tiempo -y, añadamos, las listas de espera- no supone ningún problema.
Babelia
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