Jaume Plensa, invitado de EL PAÍS en ARCO: “Pido con esta obra darle una oportunidad al futuro”
El artista regresa 17 años después al espacio del diario en la feria y reflexiona sobre las migraciones con su propuesta ‘Entre Sueños V3.0′, conformada por nueve cabezas de alabastro que mantienen los ojos cerrados


Dos días antes de la inauguración oficial de ARCO, Jaume Plensa, uno de los artistas españoles internacionales más relevantes del actual panorama artístico contemporáneo, vigila con detalle el montaje de su obra en la feria madrileña. Cinco técnicos, con ayuda de una grúa, colocan con esmero la última de las esculturas que conformarán su exposición. Ha llamado a su trabajo Entre sueños V3.0 y lo componen nueve majestuosas cabezas de alabastro y ojos cerrados que invitan al paseante a parar y reflexionar.
Después de 17 años, el artista ha regresado al espacio de EL PAÍS en ARCO con una propuesta sobre las migraciones, una constante en su obra, y una idea que recupera de 2008, cuando llegó con la primera invitación del periódico y su primer Entre Sueños. Esta vez propone nueve esculturas de alabastro posadas sobre bloques del mismo material, todavía por trabajar: “Representan lo formalizado del cuerpo y lo que aún está por construir o por crear”.
La analogía de su obra es el tránsito. A comienzos de esta semana, con mapa en mano en un montaje entonces todavía por concluir, explica que el conjunto le ha valido para reflexionar sobre los movimientos migratorios causados por la destrucción de ciudades. Habla del movimiento entre culturas y alude a las personas que buscan una nueva vida. Mejor: “Pido con esta obra darle una oportunidad a este futuro”.

Le resulta sencillo casar su mensaje con la actualidad inmediata. Podría referirse, por ejemplo, a Ucrania. “El problema de Zelenski es precisamente ese, la destrucción de una cultura, una sociedad y una tradición que han provocado un desplazamiento brutal, como lo han provocado Gaza, el Congo o tantos sitios”. Se lamenta de los incesantes conflictos bélicos en el mundo y de los pocos momentos de paz, casi inexistentes. “Encuentro tremendo pensar que aún haya gente que considera que la guerra es una solución a algo”, dice.
Para la obra ha acudido de nuevo al retrato. “Lo encuentro una forma de celebrar la diversidad en el mundo”, explica, y lo ilustra con sus tradicionales rostros jóvenes de diferentes nacionalidades, la mayoría de mujeres. “Lo femenino es muy importante y se ha de proteger, por eso decidí hacer retratos de mujeres”, explica. En el centro, las manos de uno de estos rostros sostienen otra cabeza inclinada. Son un homenaje a la escultura clásica occidental, “una pietà, como cuando la Virgen mantiene en sus brazos a un Cristo moribundo”.
Cuando la invitación del periódico le llegó de la mano de Pepa Bueno, la directora, ya trabajaba en estas esculturas, pero de pronto surgió la obra. Disfruta, además, de la colaboración de un medio como la prensa. “Arte y periodismo son fundamentales para la calidad democrática de un país, las dos son esenciales para mantener este gran cuestionamiento del mundo político y social”, analiza.
Desde el miércoles hasta el domingo, la obra de Plensa puede visitarse en el espacio de EL PAÍS en ARCO, en el pabellón 7. Durante el montaje de este lunes, cuando todavía faltaba la instalación de las luces y los vinilos que componen su exposición, admitía estar nervioso con el proceso. Sufre especialmente con el transporte de sus obras, máxime cuando son de materiales frágiles y sensible a los golpes, como el alabastro de las cabezas. Pero es precisamente por la delicadeza del material por lo que lo ha escogido. “Lo he querido utilizar porque representa muy bien la naturaleza del ser humano. Hemos de protegerla, abrazarla y conservarla con cariño. Y, bueno, creo que la obra ha quedado bellísima. Estoy muy emocionado”.
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