No somos nadie sin humor
El nuevo número de ‘TintaLibre’ reúne a firmas como Buenafuente, Flavita Banana y Bernat Castany para abordar historias de sátira, ingenio e ironía
Tomarse en serio el humor es un típico error de humoristas pero tomárselo a broma es un típico error de gente seria: en el número de TintaLibre de mayo han reunido a un puñado de firmas que algo saben de eso y no se cortan nada al señalar las carencias y las alegrías que da, empezando por la desacomplejada y vivaz conversación de Andreu Buenafuente y Flavita Banana, nada complacientes con la carga crítica y la acidez política que podrían tener y no tienen los cómicos en España, empezando por ellos mismos, según cuentan.
Lo que deja claro su conversación es que el empeño en hacer chistes de cojos, calvos y negros, como en los viejos tiempos, delata la pobreza mental e intelectual del humorista incapaz de encontrar materiales fuera de las debilidades sociales y estructurales de los demás. La añoranza de los viejos esquemas del humor solo delata la ruina y la rutina mental de determinados sectores socioculturales y apegos ancestrales perfectamente superados.
El nuevo TintaLibre incluye también la bendición del humor político a cuenta de Bernat Castany y la maldición del machismo militante contada por Ángeles Caballero, la intimidación como recurso del poderoso con Darío Adanti y Edu Galán, o las confesiones de dos autores como Elvira Lindo y David Trueba con su propia experiencia a cuestas.
La contraportada de este número habla sola con bombín (o dos bombines) de Quim Monzó y el Gran Wyoming mientras escuchamos por escrito contar su historia a dos cracks del nuevo humor, Lucía Ltjmaer e Isa Calderón. Solo falta para rematar perderse en las sátiras variables de Paco Cerdà y del gran Maikol, o lo que es lo mismo, Miguel Sánchez-Romero. Y todo completamente en serio.
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