Corea del Sur prohibirá la cría y sacrificio de perros para el consumo de su carne
La nueva ley, que entrará en vigor en 2027, cuenta con un amplio respaldo de la población: más del 90% de los ciudadanos afirma que no la ingiere
El Parlamento de Corea del Sur aprobó este martes por mayoría absoluta un proyecto de ley que prohíbe la cría y sacrificio de perros para el consumo. La decisión de acabar con esta controvertida práctica centenaria —que sigue vigente en casi una veintena de naciones— se ha tomado con el apoyo de la oposición y después de años de intenso debate en el país asiático, donde ha aumentado la concienciación sobre el bienestar de los animales y el número de propietarios de estas mascotas. El consumo de esta carne se había convertido en algo poco habitual y limitado principalmente a personas ancianas y a residentes de zonas rurales.
El proyecto de ley, cuyo objetivo es “erradicar el consumo de perros”, fue propuesto por el gobernante Partido del Poder Popular y recibió un inusual respaldo dentro del dividido panorama político surcoreano del Partido Democrático. En total, obtuvo una abrumadora mayoría de 208 votos a favor y dos abstenciones, resultado que pone de relieve cómo ha cambiado la actitud hacia la ingesta de esta carne en las últimas décadas. El borrador se convertirá en ley una vez que el presidente Yoon Suk-yeol y su gabinete den la aprobación final.
La norma, que entrará en vigor en 2027, castigará con hasta tres años de cárcel o una multa de 30 millones de wones (más de 21.000 euros) la cría y sacrificio de perros para producir carne destinada al consumo humano, así como su distribución y venta, según informa el diario The Korea Herald. De momento, no estipula ninguna pena por comerla, por lo que la normativa estará principalmente dirigida a ilegalizar la industria.
Según la Asamblea Nacional, los propietarios de granjas, restaurantes y otros trabajadores del sector tendrán un periodo de gracia de tres años para cerrar o cambiar su negocio. La nueva ley ofrecerá compensaciones para ayudar a los propietarios a realizar una transición “estable” hacia otro tipo de servicio y, de esta manera, evitar protestas como las que generaron los intentos anteriores de prohibición. Según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales, en Corea del Sur existen alrededor de 1.500 granjas, 34 mataderos, 219 empresas distribuidoras y aproximadamente 1.600 restaurantes que venden productos elaborados con carne canina.
A pesar de que el proyecto de ley cuenta con un amplio respaldo de la población surcoreana, la Asociación Coreana de Perros Comestibles, una coalición de criadores y vendedores, ha anunciado que planea llevar el asunto ante el Tribunal Constitucional para cuestionar la legitimidad de la ley, aunque no se han aportado más detalles al respecto. En noviembre, decenas de trabajadores del sector se reunieron frente a la oficina presidencial para mostrar su rechazo a la propuesta. Aquella manifestación terminó con enfrentamientos con la policía y algunos detenidos, informó entonces Reuters.
Poner fin al consumo de carne canina era una de las promesas electorales del presidente Yoon, en el poder desde 2022, y el apoyo a la eliminación de esta práctica ha crecido durante su presidencia. Tanto el líder surcoreano como su esposa, Kim Keon-hee, son amantes de los animales y viven con cuatro perros y tres gatos. Durante la legislatura de su marido, la primera dama ha hecho un apoyo activo a la medida y, según algunos activistas, ha sido una figura clave para concienciar sobre esta causa. “Era el momento adecuado para adaptarnos a los tiempos”, consideran en la oficina en Corea de la protectora de animales Humane Society International (HSI), y señalan que la aprobación se debe en parte a una mayor voluntad política que “creció con el interés de la primera dama”.
“Estamos haciendo historia”, expresó a la agencia de noticias Yonhap Chae Jung-ah, directora ejecutiva para Corea de HSI. “Hemos llegado al punto de inflexión en el que la mayoría de los ciudadanos coreanos rechazan comer perro y quieren que este sufrimiento pase a los libros de historia”, declaró Chae al medio surcoreano. Por su parte, Lee Sang-kyung, director de la campaña a favor de la prohibición del consumo de carne canina de HSI, opina: “A medida que la economía se ha desarrollado y la percepción de la gente hacia los animales y el consumo de alimentos ha evolucionado, nuestras opciones también han cambiado”, según recoge la agencia Yonhap.
En una encuesta realizada a 2.000 surcoreanos de 20 a 69 años, publicada el lunes por el laboratorio de ideas Animal Welfare Awareness, Research and Education, una institución con sede en Seúl, más del 94% de los participantes afirmó no haber comido carne de perro en el último año y cerca del 93% aseguró que no lo haría en el futuro. En comparación, en 2020, solo la mitad de la población sondeada apoyaba una regulación como la aprobada el martes, y en 2017 la cifra se situaba por debajo del 40%.
El consumo de carne de perro ha sido popular durante siglos en muchas regiones de Asia, pues se le atribuyen propiedades medicinales. Al igual que en algunas zonas de Vietnam, Tailandia, Filipinas o China, en Corea del Sur se consideraba un alimento que ayudaba a combatir el calor en los húmedos meses de verano y era una fuente de proteína barata y fácil de conseguir en una época en la que los índices de pobreza eran mucho más elevados.
En el caso particular de Corea del Sur, el consumo de carne aumenta normalmente durante el Bok Nal, que comprende los tres días más calurosos del año, determinados por el calendario lunar, durante los cuales es tradición comer una sopa elaborada a partir de esta carne, conocida como bositang. No obstante, en las últimas décadas, el número de surcoreanos que ingiere carne de perro ha disminuido drásticamente, y suelen ser ancianos, mientras que los jóvenes y residentes en ciudades tienden a no comerla, según HSI, que señala que esta misma tendencia se contempla en otros países del continente asiático. Entre 2005 y 2014, el número de restaurantes que servía carne de perro en Seúl se redujo un 40% debido a la disminución de la demanda, de acuerdo con estadísticas oficiales.
Si bien no hay datos sobre el consumo global de esta carne, grupos animalistas calculan que anualmente se sacrifican decenas de millones de perros para su producción en Asia, África y América. También existe un lugar en Europa en el que continúa esta práctica, aunque no de manera generalizada: Suiza. Los residentes de algunas áreas agrícolas del país comen cecina y salchichas elaboradas a partir de carne de perro y, a pesar de haber sido objeto de escrutinio público en 2015, continúa sin existir una prohibición.
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