Ofensiva por el lobo en Andalucía: los conservacionistas piden a la Junta que se catalogue como extinto o en peligro de extinción

En los últimos meses grupos ecologistas y conservacionistas han avivado el debate sobre la recuperación del lobo en Andalucía, que “se encuentra extinguido desde 2015”, de acuerdo con un informe elaborado por la Junta en julio de 2023. Ahora, la ofensiva se acentúa con la petición por parte de la Asociación para la Conservación y estudio del lobo ibérico (ASCEL) a la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de incluir a este mamífero en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas como “Extinto” y, subsidiariamente, en la categoría: “En peligro de extinción”. Una solicitud que no es baladí, porque su inscripción en estos grupos implica la obligación de desarrollar planes de recuperación para crear las condiciones necesarias que garanticen su preservación, que es el principal objetivo de Grupo Lobo Andalucía, que también apoya la reclamación al Gobierno autónomo.

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente han indicado a este diario que están revisando la petición “en el marco de los trabajos ya existentes, que incluyen informes previos y las consideraciones tratadas en el Consejo Andaluz de la Biodiversidad”. También precisan que no se avanzará ninguna decisión hasta evaluar la solicitud “conforme a los criterios científicos y normativos vigentes”. Los grupos conservacionistas advierten de que, si no se atiende a la propuesta, reclamarán la catalogación del lobo en los tribunales. “Hay que exigir responsabilidad a los responsables”, afirma Felipe Román, biólogo y presidente del Grupo Lobo Andalucía.

“Hay que obligar a los representantes públicos a que aborden el debate sobre la coherencia de los principios de conservación de la biodiversidad”, indica Ignacio Martínez, presidente de ASCEL. La ONG lleva años batallando en los tribunales con la Junta de Andalucía para poder tener acceso a la documentación en la que se dejaba constancia de que, ya en 2016, la propia Consejería de Medio Ambiente, avalada por la unanimidad de un grupo de expertos, tenía intención de catalogar al lobo en el taxón de: “En peligro de extinción”. Entre esos informes, que la justicia ha obligado al Gobierno regional a entregar a la asociación, se encuentra la Memoria justificativa para la catalogación del lobo ibérico en Andalucía, de 24 de febrero de 2016, elaborada por la Dirección General de Medio Ambiente y Espacios Protegidos, en la que se propone la inscripción en esa categoría; y el borrador de la Orden para la inclusión del cánido en el Catálogo andaluz de especies amenazadas, de septiembre de 2017, que, pese a contar con toda la documentación necesaria para ser llevado a Consejo de Gobierno, se quedó en mero proyecto.

“Queremos llamar la atención sobre el inmovilismo de la Administración andaluza. La gestión de la biodiversidad no puede ser un tabú”, advierte Martínez. La última vez que se vio a un lobo en Andalucía fue en 2014, el primer año en el que no se detectó ningún tipo de rastro, huellas o excrementos de un animal que llevaba décadas sometida a un marcado declive. Esa escasa población, concentrada en puntos aislados de Sierra Morena, con una desconexión de los núcleos existentes en el norte de España, otorgaba al lobo andaluz un valor científico añadido derivado de su carácter residual, y, por ese mismo motivo, elevaba a este animal a la categoría de símbolo de la fauna europea, por ser su especie más meridional. “Es muy vergonzoso que Andalucía sea el único lugar de Europa donde se ha erradicado, pese a estar protegido por la Directiva Hábitat”, se lamenta Román. “El lobo debería haber estado catalogado, como poco, desde 2016”, abunda.

Acuerdo tácito con los ganaderos contra la reintroducción

Con este paso se pretende obligar a la administración andaluza a que cumpla con la legalidad, incluya la especie en el Catálogo para poder crear, a continuación, las condiciones para que, cuando aparezca el lobo, pueda asentarse y vivir aquí. “Ahora no se dan, porque ni siquiera esta catalogado como extinto o en peligro de extinción, como sí ocurre en Extremadura y Castilla-La Mancha”, precisa Román.

El plan de recuperación podría significar tanto la cría en cautividad, como se ha hecho con éxito reconocido con el lince ibérico, como preparar el terreno para cuando, debido a la rápida expansión del lobo desde el norte de España, acabe regresando a Sierra Morena. “El lobo está virtualmente extinto, pero puede recolonizar la zona cuando menos lo esperemos, es una población dinámica con mucha movilidad”, apunta Román. “Para eso debería anticiparse cómo será su protección, qué medidas compensatorias se establecerán para los ganaderos, adoptar iniciativas como la eliminación de las vallas cinegéticas para que no se escape el ganado, o para la sensibilización y la información en el sector ganadero y cinegético… Si eso se hace cuando ya esté aquí, se hará mal”, advierte Martínez.

La consejera de Medio Ambiente, Catalina García, sostuvo el pasado mes de mayo en el Parlamento que un informe de 2023 para evaluar el estatus demográfico y poblacional del lobo en la comunidad confirmaba que el lobo se “encuentra extinguido en estado silvestre en Andalucía u el conjunto de Sierra Morena, a partir de 2015”, unas conclusiones que se comunicaron al Comité de Flora y Fauna, en mayo de 2024 y al Consejo Andaluz de Biodiversidad, en noviembre de ese mismo año. La Consejería nunca ha informado de que se esté trabajando en un plan para su reintroducción. Al contrario, desde el sindicato UPA, se aseguró a este diario que existe un “acuerdo tácito” entre el sector y el Gobierno que presidente Juan Manuel Moreno para no iniciar su reintroducción.

Las agrupaciones de agricultores ya firmaron en 2024 un documento en el que pedían la salida de este cánido del Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, porque entienden que no se trata de una especie amenazada. Por eso, como la federación andaluza de caza, se decantan por esperar a que vaya llegando a Andalucía y, eso sí, cuando lo haga, que se le pueda cazar. Por eso es tan importante tener preparado con antelación un plan de recuperación que garantice la preservación de la especie cuando se introduzca en la comunidad, algo que se prevé a medio plazo o largo plazo, pero que se ralentizará después de que el Congreso permitiera su captura en el norte del país. “Ahora habrá un retroceso porque se están matando ejemplares en Cantabria y Asturias”, advierte Martínez.

Los conservacionistas son conscientes de la animadversión hacia el lobo y de la presión que ejerce el sector ganadero en contra de su reintroducción en Andalucía y de que a las vísperas de unas elecciones autonómicas, su voto es determinante. “La ley está por encima de la política”, coinciden tanto Román como Martínez. “Estamos perdiendo biodiversidad genética con la desaparición del lobo en Andalucía”, advierte el primero. El brote de peste porcina africana en Cataluña es un ejemplo, subraya el presidente de ASCEL, de la importancia de este carnívoro y de los beneficios de su recuperación. “Son los únicos que pueden mantener a raya la población de jabalíes. El mejor aliado para cortar las enfermedades que afectan al ganado es el lobo”, sostiene.