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El desierto de Marruecos se inunda por primera vez en más de medio siglo

Una oleada de inusuales temporales de lluvia crea lagunas entre las dunas y revive humedales para las aves

Vista aérea de un lago formado por las fuertes lluvias caídas en Merzuga, el 2 de octubre.
Vista aérea de un lago formado por las fuertes lluvias caídas en Merzuga, el 2 de octubre.AP/LaPresse
Juan Carlos Sanz

Los nómadas más viejos del Zagora y Merzuga, en el desértico sureste de Marruecos, no recuerdan haber visto en más de medio siglo extensas lagunas y riachuelos fluyendo entre las dunas. Flamantes acumulaciones de agua surgidas en las últimas semanas sorprenden a los visitantes de uno de los parajes turísticos más frecuentados del país magrebí. Los sucesivos temporales de lluvias excepcionales al final del verano y el comienzo del otoño han causado este inusual fenómeno, sin precedentes recientes, que ha transformado el paisaje del Sáhara.

El relieve de estas regiones ha facilitado el embalsamiento de agua en barrancos y vaguadas y la resurrección de lagos como el del parque nacional de Iriqui, desecado hace décadas. Tras el temporal de lluvia de la primera quincena de septiembre, imágenes captadas por el sistema MODIS del satélite Terra de la NASA y del satélite Sentinel 2, del programa europeo Coopernicus, constataron el renacimiento de un humedal de alto valor ecológico en la ruta migratoria de flamencos y otras especies acuáticas.

“La última vez que tuvo agua fue en 1968″, asegura Adel Munan, investigador de la Universidad de Kenitra, citado por la agencia Efe. El lago Iriqui presenta ahora 13 kilómetros de largo por 11 de ancho. “Todo un ecosistema resucita”, celebra Muman, a la espera del retorno de las aves migratorias y de la reaparición de crustáceos como los triops, considerados como una de las especies vivas más antiguas del planeta, cuyos huevos resisten durante décadas en ambientes secos.

“En mi cabeza ronda la duda de si todo fue uno de los clásicos espejismos que se dan en las zonas desérticas”, relataba a finales de septiembre un viajero español tras difundir algunas de las primeras imágenes de las lagunas del desierto publicadas por National Geographic. Las regiones del sur de Marruecos han registrado hasta 250 litros metros cuadrados en una o dos jornadas, el equivalente a la media anual pluviométrica de la zona.

“Lo nunca visto”, reconocía Hucín Yuaabed, portavoz de la Dirección General de Meteorología marroquí, al portal informativo digital Hespress. “Estas precipitaciones amenazan con modificar el clima de la zona al aumentar la humedad del aire y la evaporación de agua”, advirtió. A pesar del diluvio caído en el último mes sobre el sur de país, la media nacional de las reservas de agua en los pantanos de Marruecos se situaba el martes en apenas el 29% de su capacidad máxima tras más de seis años de sequía.

Las intensas precipitaciones se repitieron a finales de septiembre en amplias zonas del sur y el este del país. Al menos 10 personas murieron y otras siete fueron dadas por desaparecidas. En la primera oleada del temporal perecieron 18 personas, entre ellas una ciudadana española que viajaba en un convoy de todoterrenos turísticos que fue arrastrado por la riada al atravesar un vado. El pasado fin de semana, la acumulación de agua en las instalaciones del aeropuerto internacional de Marraquech, principal destino Turístico de Marruecos, forzó el desvío de varios vuelos a otros aeródromos. El estado de alerta por lluvias torrenciales seguía vigente este miércoles en varias regiones del país magrebí.

Los temporales ha sido causados por “una masa de aire tropical extremadamente inestable, debido a la posición excepcional del frente intertropical en el sur”, según la Dirección General de Meteorología de Marruecos. “Las masas de aire tropical húmedo se movieron hacia el norte, encontrándose con masas de aire frío, lo que resultó en la formación de nubes inestables y violentas”, precisó el organismo oficial.

Las crecidas han tenido un efecto devastador. Los oasis y la capa freática actúan como reguladores naturales de las reservas de agua, pero la construcción de embalses y el masivo bombeo de extracción de los pozos para abastecer a la agricultura extensiva parecen haber alterado el equilibrio tras un largo periodo sin lluvias, según la Asociación de Lucha contra la Erosión, la Sequía y la Desertificación en Marruecos. Numerosas casas han sido edificadas cerca de las riberas de ríos cuyos cauces casi siempre permanecen secos, en la creencia de que el agua no volvería a discurrir por ellos. Varias poblaciones se han erigido además en estrechos desfiladeros.

Las regiones de Al Hauz y Tarudant, situadas en el Atlas y que hace un año sufrieron un terremoto que causó cerca de 3.000 muertos, se han visto también afectadas por las recientes inundaciones. Decenas de miles de personas siguen viviendo allí en tiendas de campaña tras la destrucción de unas 60.000 viviendas por el seísmo.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.
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