La feroz ola de incendios deja un rastro de dolor e incomprensión en Argelia
Las críticas arrecian contra el Gobierno en el tercer verano consecutivo en el que el fuego causa una tragedia en el país
Por tercer verano consecutivo, los incendios forestales han provocado una tragedia en Argelia. En apenas cuatro días, entre el 23 y 26 de julio, al menos 40 personas fallecieron y más de 200 resultaron heridas después de que unos 140 incendios asolaran 17 provincias, la mayoría en el noreste del país, en la región amazig de la Cabilia. Aunque la desgracia ha coincidido con una ola de calor inédita, con unas temperaturas que han superado los 50 grados en varios puntos del país, la gestión de las autoridades argelinas no se ha librado de las críticas sobre todo en las redes sociales y en menor medida en los medios de comunicación, pues cada vez quedan menos medios independientes.
Uno de los epicentros del desastre ha sido el pueblo de Ait Oussalah, donde 16 personas perdieron la vida, buena parte de ellos, niños. La aldea, encaramada en una colina desde la que se divisa el Mediterráneo, fue sorprendida de repente por las llamas mientras sus habitantes dormían, a las 3 de la madrugada de la noche del 23 al 24 de julio. La virulencia del viento aquella noche hizo que el fuego avanzara muy rápidamente, adelantándose al sistema nacional de alertas. “En mi vida había visto unos vientos de tal intensidad”, declaró un testigo a la cadena local de televisión BRTV.
La mayoría de las víctimas perecieron al intentar huir del pueblo en coche presas del pánico. La carretera se convirtió en una trampa mortal, pues pocos kilómetros después quedaron rodeados por las llamas. “Si solo Dios pudiera tomarme a mí para que mi sobrino pudiera volver’, contó frente a las cámaras un hombre con lágrimas en los ojos. Su cuñada y su hijo formaban parte de aquellos que, ante el desconcierto general, tomaron una ruta equivocada.
El ministro del Interior, Brahim Merad, ha asegurado que el Gobierno ha utilizado todos los medios a su alcance, incluidos más de 8.000 bomberos y agentes de Protección Civil, y 530 camiones de bomberos, además de “hidroaviones, helicópteros y la movilización del Ejército”. De hecho, entre las víctimas se hallan diez soldados que murieron calcinados vivos al verse sorprendidos por la intensidad del fuego en la provincia de Bujía, junto a la de Buira, una de las más severamente afectadas.
El hecho de que este sea el tercer verano consecutivo con una misma tragedia ha suscitado las críticas y la incomprensión de una parte de la sociedad, incluido el principal partido de la oposición, el Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), de tendencia islamista moderada. Asimismo, la Asamblea Popular de Bujía hizo público un comunicado el pasado miércoles en el que deploraba “la insuficiencia de medios destinados” a combatir el fuego.
“La gente entiende que hay factores estructurales inevitables detrás de los incendios, pero también se pregunta si no se podrían haber evitado una parte de los daños con una política de prevención y con mayores recursos, tal como se había prometido”, comenta el periodista argelino Otman Lahiani, de la cadena Al Araby. En concreto, como ya sucediera el año pasado, uno de los asuntos más polémicos ha girado alrededor de los hidroaviones.
En teoría, el país posee tres naves de estas características, dos son aviones militares del Ejército argelino que se han reconvertido para esta finalidad, y otro es un avión de fabricación rusa modelo Beriev 200. Además, en primavera, las autoridades anunciaron que alquilarían a Chile seis hidroaviones Sin embargo, no está claro si las seis aeronaves procedentes de Chile ya han llegado al país magrebí y han podido participar en las tareas de extinción. El Gobierno ha sido ambiguo, y se ha limitado a asegurar que se contó con hidroaviones en la lucha contra los incendios sin precisar su número.
La decisión de alquilar una flota de aviones chilenos para este verano estuvo motivada por el retraso en la llegada de cinco hidroaviones Beriev 200 que el país encargó el año pasado a Rusia, un aliado estratégico de Argel desde hace décadas. El motivo del retraso de los aviones parece ser la escasez de algunos materiales que afronta la compañía estatal rusa a causa de la guerra de Ucrania. En parte, la carencia de hidroaviones se debe también a las tensiones políticas con España a raíz del giro del Gobierno de Pedro Sánchez respecto a la posición de neutralidad española en el Sáhara Occidental para pasar a adoptar las tesis de Rabat.
En 2021, la compañía española Plysa, una filial de Air Nostrum especializada en la extinción de incendios, prestó dos hidroaviones a Argel en el punto más álgido de la lucha contra los incendios, que aquel año provocaron 90 víctimas mortales. Satisfecho con su actuación, en septiembre de ese mismo año, el Gobierno argelino suscribió un contrato para adquirir cuatro aviones que debían estar a punto el verano pasado. Sin embargo, según la web argelina Mena-Defense, Argel rompió el contrato como parte de las represalias contra España adoptadas en junio por su giro en el Sáhara, y que han bloqueado el comercio entre ambos países.
Un cambio importante en el debate público respecto a años anteriores es la conciencia de que el cambio climático se halla detrás de la ola de incendios. “Otros años, se dijo que habían sido provocados, y hubo oscuras teorías. Pero este año al ver que hay también incendios de una naturaleza igualmente devastadora en otros lugares del mundo, en Estados Unidos, en Francia, en Grecia, va calando la idea de que el cambio climático es un factor importante”, asevera Lahiani. Por ejemplo, en 2021, las autoridades afirmaron que los incendios habían sido provocados por activistas del Movimiento por la Autodeterminación de la Cabilia (MAK, por sus siglas en francés), que tan solo unos meses antes había sido declarado terrorista. En cambio, entre los argelinos circuló la teoría de que era el Ejército el que había prendido fuego a las montañas como estrategia de lucha contra el terrorismo.
Ahora bien, que haya una mayor conciencia del impacto del cambio climático no implica que la sociedad esté presionando al Gobierno para llevar a cabo una transición ecológica que reduzca la emisión de gases contaminantes. “La responsabilidad incumbe a los grandes emisores, como EEUU, China, India y todos los grandes países industrializados … Argelia, como los países de su tamaño, no puede influir en esta tendencia”, escribió en el diario TSA Argelia el periodista Ryad Hamadi, haciéndose eco de una opinión bastante extendida entre la opinión pública argelina.
Por su parte, los expertos argelinos recuerdan que la mejor forma de evitar los estragos causados por las llamas es dedicar mayores esfuerzos a la prevención. “Desgraciadamente, nuestros bosques están llenos de todo tipo de deshechos, algunos inflamables tras una exposición a rayos intensos, como el cristal, las pilas alcalinas, las baterías de teléfonos … Es necesario entender que si nuestros bosques están limpios, correctamente cuidados y desbrozados, bien vigilados, podrán resistir mejor los incendios, y contenerlos más rápidamente”, destaca el investigador Brahim Bouchareb, de la Escuela Nacional Superior de Agronomía
Al menos, las autoridades sí han reaccionado rápidamente a la hora poner en marcha la asignación de las indemnizaciones a los afectados. El ministro del Interior declaró ayer en una rueda de prensa que las comisiones comunales de cada provincia han recibido ya las instrucciones para evaluar las pérdidas humanas y materiales provocadas por los incendios. Posteriormente, una comisión multisectorial se encargará “de estudiar los dosieres presentados y establecerá las debidas indemnizaciones”.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.