Revertir un carril bici en Valladolid para dar más sitio al coche costará 16 veces lo que se gastó en construirlo
Los planes de la derecha para eliminar vías ciclistas en varias ciudades generan altos costes y, en ocasiones, pueden suponer la devolución de fondos europeos
La polémica en torno a la eliminación de carriles bici en varias ciudades que estrenan gobiernos locales del PP y Vox, como los de Valladolid, Elche, Palma de Mallorca y Gijón —este último, con Foro Asturias—, continúa al conocerse el precio de algunas de estas medidas. El carril bici del vallisoletano paseo de Isabel la Católica costó 100.000 euros, mientras que el Ayuntamiento de Valladolid acaba de anunciar que reformarlo para dar más sitio al coche y llevar la vía ciclista a la acera —reduciendo el espacio peatonal— supondrá una inversión de 1,6 millones de euros, es decir, 16 veces más. En Elche, uno de los trazados ciclistas creados costó un millón de euros, la mitad aportados por los fondos europeos Edusi, que en principio habría que devolver si el Consistorio cumple su plan de eliminarlo.
En Valladolid, Isabel la Católica pasará de un carril para coches a dos a costa de eliminar la actual vía ciclista, por la que circulan unas 1.000 bicis y patinetes al día; a cambio, el futuro trazado para pedaleantes se lleva al parque de Las Moreras, con lo que será mucho más estrecho (de tres metros a dos) y se reduce espacio peatonal. “Es una actuación absurda y carísima, nosotros hicimos el carril bici con pintura, baliza y una pequeña obra y ahora se van a gastar muchísimo dinero. Esa avenida no tiene atasco y se va a ampliar su capacidad, y además las aceras bici ya no se consideran un buen diseño”, critica Álvaro Fernández Heredia, impulsor del plan de movilidad en el anterior equipo municipal. El recorrido abarca algo más de un kilómetro y es una de las vías ciclistas más populares por conectar el centro con el este de la ciudad a través de puentes como el de Isabel la Católica o Poniente, este último con un carril bici que también se planea suprimir.
La nueva corporación insiste en que no se talarán árboles al remitir ese espacio al ámbito de Las Moreras y que “como mucho habrá algún arbusto” perjudicado. El nuevo concejal de Movilidad, Alberto Gutiérrez (PP), defiende “revertir las externalidades negativas” derivadas supuestamente de esa senda ciclista “en usos comerciales, hoteleros y hosteleros”. Mientras, su antecesor, Luis Vélez (PSOE), recuerda que el proceso debe ejecutarse mediante un cambio de ordenanza. “Tramitar una ordenanza es largo, medio año no se lo quita nadie”, expone Vélez, ante la “aberración” planteada por sus sucesores: “Es mentira que no afectará a árboles, hay muchos de gran porte, y el parque de La Rosaleda es histórico”. Esa nueva ordenanza ha recibido ya unas 1.500 alegaciones, muchas respaldando el vigente carril bici. Valladolid Toma la Palabra, anterior socio con el PSOE, ha calculado que el carril afectará a 50 árboles.
No es el único caso en el que se están revirtiendo actuaciones para lograr una movilidad más sostenible. Esther Díez, exconcejal de Movilidad de Elche, explica: “La Unión Europea nos dio medio millón de euros para hacer un anillo ciclista, que costó un millón en total, por las calles Alicante, Alcalde Ramón Pastor, Pere Joan Perpinyà, Mariano Soler Olmos y Teulada. Quieren revertir los dos últimos, pero Europa no divide por proyectos. Deben permanecer al menos cinco años. Si no, puede que nos hagan devolver ese dinero”. Desde el Ayuntamiento de Elche lo niegan: “Se pagó un carril bici de tres kilómetros y solo vamos a desmantelar 700 metros. No vamos a tener que devolver el dinero”. Quieren desmantelar además las vías ciclistas amplias y protegidas de Juan Carlos I y José María Buck, realizadas por 50.000 euros con pintura y balizas, con el argumento de que molestan al coche. El Consistorio no cuenta todavía con una estimación del coste de estas medidas.
Urbanismo táctico
Algo similar ocurre en Gijón, donde el anterior equipo municipal construyó un carril bici en el barrio de El Coto con 250.000 euros de los fondos europeos Next Generation. “Se consideró eliminarlo dada su gran pendiente, pero ahora estudiamos un cambio de trazado y no la eliminación del mismo”, apunta un portavoz municipal. En cambio, sí se ha revertido el urbanismo táctico en el paseo marítimo, denominado Muro de San Lorenzo. “Había tres carriles para coches, y en pandemia, con pintura y separadores, convertimos uno en peatonal y otro en carril bici”, dice Aurelio Martín, exconcejal de Movilidad gijonés. Costó unos 200.000 euros. El nuevo Consistorio ha vuelto a dar tres carriles para coches, llevando el carril bici a la acera. Así lo defiende: “El trazado anterior generaba inseguridad para los ciclistas, el nuevo tiene los mismos kilómetros y más anchura”. Han invertido unos 133.000 euros, pero a costa de dar más espacio al coche.
En Palma de Mallorca, tan solo han eliminado un pequeño carril bici que atravesaba la plaza de España. “No es que se haya suprimido, sino que ha sido absorbido por las obras de remodelación que se están haciendo en la misma plaza”, apunta un portavoz municipal. No explica cuánto se invirtió en él en su momento ni si habrá un trazado alternativo para las bicicletas. En cualquier caso, los carriles bici siguen en el punto de mira de la derecha.
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