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El humo de los gigantescos incendios de Canadá entra por Galicia y se ve en Madrid: “Es un episodio insólito”

Las partículas han viajado unos 7.000 kilómetros y han sido visibles en varios puntos de España, sobre todo al amanecer y al anochecer, pero apenas afectan a la calidad del aire porque se encuentran en la parte alta de la atmósfera y se dispersan al tocar la Península

Humo de Canadá en Vigo
Humo de los incendios de Canadá en Vigo, este lunes.MIGUEL RIOPA (AFP)
Miguel Ángel Medina

Los centenares de incendios que están asolando Canadá ya se notan hasta en España, a entre 5.000 y 7.000 kilómetros de distancia: el humo procedente de la zona ha llegado este lunes hasta Galicia y Portugal. “Es un episodio insólito, es llamativo que las partículas se hayan desplazado una distancia tan larga”, dice Francisco Infante, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Galicia. En urbes como Vigo ha podido verse una neblina durante la jornada, aunque la mayoría de las partículas se encuentran en la parte alta de la atmósfera y se difuminan al tocar la Península, por lo que no está previsto que afecten a la calidad del aire. El martes al amanecer también podía verse desde puntos como Madrid. Según datos oficiales, los fuegos canadienses han quemado este año 7,2 millones de hectáreas —24 veces más que todo lo que ardió en España el año pasado—, de las cuales 1,4 se han carbonizado en los últimos siete días. El cambio climático hará cada vez más frecuentes estos episodios.

“Las imágenes por satélite muestran que la banda de humo procedente de Canadá ha llegado este lunes a la Península. Sin embargo, la concentración de partículas es muy baja, por lo que solo se ha visto en zonas costeras gallegas. Al tocar tierra, se difuminan. Las concentraciones más altas se están dando en los niveles más altos de la atmósfera, no en la superficie”, confirma el delegado gallego de Aemet. Y continúa: “Es normal que recibamos fenómenos meteorológicos procedentes de ese país, porque ahí se suelen generar las borrascas que vivimos en invierno, pero la materia generada por la combustión de bosques tiende a dispersarse; para que haya llegado hasta nosotros tiene que haber incendios gigantescos”.

Humo canadiense en la ría de Noia, este lunes.
Humo canadiense en la ría de Noia, este lunes. ÓSCAR CORRAL

Mark Parrington, científico del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus, añade: “El desplazamiento de humo de largo alcance a escala intercontinental no es tan inusual cuando aumentan las emisiones de los incendios. Normalmente, ese desplazamiento se produce a mayor altura en la atmósfera (entre 2 y 8 kilómetros), donde la vida atmosférica es más larga y los vientos son más fuertes”.

Rubén del Campo, portavoz de Aemet, ha subido una foto este martes mostrando cómo esa masa de partículas era visible desde Madrid al amanecer: “La foto lo define bien, se notaba el efecto de ese humo sobre todo al amanecer, cuando se veía un cielo oscurecido, el humo velaba el sol y lo dejaba anaranjado”, comenta a EL PAÍS. “El humo va avanzando con el viento procedente del noroeste, y cuando entra al territorio peninsular se dispersa, y además se encuentra en las capas altas de la atmósfera, pero sí tiene ese efecto de oscurecer el cielo tanto en el amanecer como en el atardecer, por eso ha podido verse a primera y última hora en algunos puntos de la Península, como Madrid y Córdoba”, prosigue.

Ferran Dalmau-Rovira, experto en gestión forestal, pone cifras: “En Canadá se han quemado ya 7,2 millones de hectáreas, lo que supera el peor dato histórico en el país en cuatro décadas, que es de 7,1 millones en 1995. Y todavía queda la mitad del año”. El experto, que ha consultado los datos de Centro Canadiense contra Incendios Forestales (CIFFC, en inglés), explica: “Los rayos generados por tormentas suelen ser responsables de la mitad de los fuegos canadienses y calcinan el 85% de la superficie. Esos episodios provocan una simultaneidad de fuegos, que además se avivan por el fuerte viento, y eso hace muy difícil luchar contra ellos”. En estos momentos, hay 461 fuegos activos, de los que 237 están fuera de control, y son ya 2.880 los vividos en lo que va de año. La emergencia climática, con su aumento de temperaturas y sus fenómenos climáticos extremos, impulsan este tipo de enormes incendios, que se espera que sean cada vez más intensos y virulentos.

Equipo al completo de todo el contingente español enviado a combatir los incendios de Canadá, en una imagen publicada por la Asociación de Trabajadores de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales.
Equipo al completo de todo el contingente español enviado a combatir los incendios de Canadá, en una imagen publicada por la Asociación de Trabajadores de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales.RR SS

Para colaborar en las labores de extinción, España ha mandado a casi un centenar de bomberos forestales y otros profesionales, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica. De ellas, 27 proceden del propio departamento de Teresa Ribera, y el resto de varias comunidades autónomas: 25 de la Unidad Especial de Emergencia y Respuesta Inmediata (ERICAM) de la Comunidad de Madrid, y miembros del Servicio de Prevención y Extinción de Incendios Forestales de Castilla-La Mancha, bomberos de Cataluña, de la Unidad de Defensa contra incendios de Murcia, y de otras autonomías.

Escaso efecto sobre la salud

¿Esa humareda tendrá algún efecto sobre la meteorología? Parrington, del programa europeo Copernicus, cree que no: “La mayor parte del humo se desplaza generalmente a grandes altitudes y no es probable que tenga efectos directos sobre la meteorología en España. Si el humo es lo suficientemente denso, podrían producirse algunas pequeñas reducciones de las temperaturas en superficie en las proximidades del penacho de humo. Las interacciones del humo con la meteorología son numerosas y complejas y se trata de un campo de investigación activo”.

En cambio, sí puede afectar a las personas con patologías respiratorias, según señala Perla Valenzuela, secretaria de Enfermedades Respiratorias Ocupacionales y Medioambientales de la Sociedad Española de Neumología (Separ): “El incendio forestal tiene un humo tóxico, aunque con menos residuos dañinos que otros fuegos industriales, y transporta material particulado —las conocidas como partículas PM₂,₅—, que pueden afectar a las personas con enfermedades respiratorias como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc)”. Los síntomas pueden ser picor en la nariz y los ojos, tos e irritación en la garganta. “Cuando este tipo de episodios son muy intensos suelen aumentar las urgencias de estos pacientes, así que si la calidad del aire baja del nivel regular es recomendable que no hagan actividad física al aire libre y cierren las ventanas y puertas de sus casas”, prosigue.

La previsión de Aemet no espera que la calidad del aire se vea perjudicada por este humo. Infante apunta que las intrusiones de polvo sahariano que periódicamente vive España sí que tienen una alta concentración de partículas PM ₂,₅ que perjudican la salud y pueden afectar a la respiración, mientras que en este caso se espera que la calidad del aire sea “razonablemente buena, y la concentración de partículas vaya disminuyendo este martes hasta casi desaparecer el miércoles”.

160 megatoneladas de emisiones de carbono

Las emisiones de los incendios forestales canandienses han provocado ya aproximadamente 160 megatoneladas de emisiones de carbono, según ha informado este martes el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS). Esta cantidad se ha convertido ya en la mayor emisión anual estimada para Canadá en los 21 años del conjunto de datos del Sistema Mundial de Asimilación de Datos sobre Incendios (GFAS) del CAMS, que abarca desde 2003 hasta la actualidad.

El organismo europeo constata que el humo de los incendios ha provocado una importante degradación de la calidad del aire en toda Norteamérica e incluso ha cruzado el Atlántico para llegar a las costas europeas en la segunda semana de junio. El nuevo aumento de la intensidad de los incendios forestales en Quebec y Ontario hacia finales de la semana pasada (21 y 22 de junio) hizo que la previsión mundial mostrara un episodio especialmente importante de desplazamiento de humo a gran distancia a través del Atlántico Norte, que llega a Europa con valores elevados de profundidad óptica de aerosoles y monóxido de carbono entre el 26 y el 29 de junio, según el CAMS.

Aun así, el CAMS señala que un desplazamiento de humo a larga distancia como el de este episodio tiende a producirse a mayor altitud, donde la permanencia de los contaminantes de la atmósfera es más prolongada y cuya manifestación suele ser en forma de cielos brumosos con puestas de sol rojizas o anaranjadas. Por consiguiente, no se espera que el desplazamiento de humo previsto tenga un impacto significativo en la calidad del aire en superficie.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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