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OBITUARIOS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Domingo Jiménez Beltrán, una vida dedicada a hacer realidad el sueño de la transición ecológica

El ingeniero aragonés, que fue el primer director de la Agencia Europea de Medio Ambiente en Copenhague, ha fallecido hoy 7 de febrero en Águilas a los 78 años

Domingo Jiménez Beltrán, en la finca Chuecos de la sierra de La Almenara, en Águilas (Murcia).
Domingo Jiménez Beltrán, en la finca Chuecos de la sierra de La Almenara, en Águilas (Murcia).JUAN FRANCISCO MORENO (EFE)

Domingo Jiménez Beltrán (Calatorao, Zaragoza, 1944), fallecido en Águilas (Murcia) este 7 de febrero a los 78 años, ha sido un extraordinario ejemplo de coherencia y de rigor. Y también ha sido algo muy importante: una bellísima persona, derrochando siempre amor por su familia y por sus amigos, que había encontrado en sus últimos años de vida en Águilas el refugio ideal para disfrutar de sus seres queridos, de sus perros y de la naturaleza, sin dejar de trabajar por construir una sociedad más sostenible y más justa.

Una vida entera ligada a generar e impartir conocimientos e impulsar experiencias para hacer de este planeta un espacio más habitable. Consultor, en sus primeros y postreros pasos profesionales, pionero en la aplicación de técnicas y políticas conservacionistas, especializado en la protección del medio ambiente, la gestión de recursos naturales y en el desarrollo sostenible. Durante años realizó, con éxito, tareas ejecutivas como director general de Política Ambiental en el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, y más tarde como primer director ejecutivo de la Agencia Europea de Medio Ambiente en Copenhague (Dinamarca). Su presencia pública es conocida a través de numerosas publicaciones, así como de su participación como patrono en diversas entidades (la Fundación Renovables, la Fundación de Desarrollo Sostenible, la Fundación Retorna, el Instituto Europeo de Política Ambiental en Londres…).

Su contribución más reciente al necesario cambio de paradigma fue su participación en el CAPTE (el Consejo Asesor para la Transición Ecológica), precursor de la creación de la primera vicepresidencia encargada de pilotar dicha transición ecológica desde el Gobierno de España.

A su bagaje técnico y didáctico unía el arrojo de querer llevar a la práctica las proclamas teóricas medioambientales de forma que se concretaran en hechos tangibles los objetivos que inicialmente podrían calificarse de utópicos. Una tarea que abordó desde una sólida base ingenieril y una profunda curiosidad humanística.

Así, al estudio y la divulgación de políticas ambientales unió siempre su preocupación por experimentarlas en sus propios proyectos personales. Una actuación que mantuvo durante toda su vida profesional, y que culminó a primeros de este siglo con el desarrollo de uno de los proyectos más ambiciosos de protección medioambiental sobre un espacio de 500 hectáreas del sureste español, en la sierra de Almenara (Águilas, Murcia), la finca de Castillo de Chuecos, con la participación de socios y amigos que hemos compartido su enfoque sobre la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales.

Este proyecto se vehicularía a través de una fundación para impulsar las actividades sostenibles de desarrollo agrícola en regiones semiáridas con especies adaptadas al clima, así como su investigación y expansión de los conocimientos generados, lo que implicaría también la rehabilitación y adaptación de inmuebles históricos disponibles en la finca.

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Esta simbiosis técnico-humanista como estudioso y divulgador de Domingo Jiménez Beltrán, y su vocación de apostar con sus propios recursos al desarrollo de proyectos con la impronta de la sostenibilidad, han hecho de él una de las voces europeas más autorizadas en las políticas ambientales .

Ha sido un extraordinario privilegio contar con su permanente compromiso para impulsar en España la urgente transición ecológica, y compartir con él muchas de sus tareas; y ahora despedirle es una pérdida muy dolorosa, aunque estoy segura de que todos los que le conocimos intentaremos que su legado perdure. Muchas gracias, Domingo.

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