La India se la juega en el hostil polo sur de la Luna tras el fracaso de Rusia
‘Chandrayaan-3’ puede convertirse hoy en la primera misión humana que aterriza en la región antártica del satélite, donde hay grandes reservas de agua
En estos momentos, la misión Chandrayaan-3, lanzada por la India en julio, se encuentra orbitando la Luna a la espera de comenzar la secuencia de frenado que la llevará a la región del polo sur. El lugar de aterrizaje elegido está a unos 150 kilómetros al norte del cráter Bogulawsky, donde Rusia quería aterrizar su nave Luna-25 para ganar esta nueva carrera espacial. Pero el domingo Moscú perdió la comunicación y su sonda se estrelló contra el satélite; una nueva demostración de lo complicado que es alunizar. Solo Estados Unidos, la Unión Soviética y China lo han logrado hasta ahora. Nadie lo ha hecho aún cerca del polo, donde puede haber enormes reservas de agua helada para sustentar futuras misiones espaciales tripuladas.
“No tenemos razones para la preocupación, pero sí para la ansiedad”, reconoce a EL PAÍS Anil Bhardwaj, director del Laboratorio de Investigación Física de la India, quien lleva trabajando en el programa espacial del país asiático casi 30 años. “Por el momento todo va según lo previsto, nuestra nave está en perfectas condiciones y esperamos poder aterrizar el miércoles alrededor de las seis de la tarde, hora de la India [14.30 hora peninsular española]”, añade.
El alunizaje será retransmitido en directo. La agencia espacial india, ISRO en sus siglas inglesas, ha animado a los centros educativos de todo el país a seguir el evento con todos los alumnos. Esta misión es “un nuevo capítulo de la odisea espacial india” y hace volar “los sueños y ambiciones de todos nuestros ciudadanos”, ha dicho el presidente del país, Narendra Modi, en declaraciones recogidas por Reuters.
La India es una pujante potencia espacial, y sus sondas ya han hecho historia. En 2009, la Chandrayaan-1 descubrió agua helada en los polos de la Luna. En 2019, el país envió la Chandrayaan-2, una sonda orbital y un módulo de aterrizaje que debía convertirse en la primera nave humana en tomar tierra en el polo sur. Un fallo de programación hizo que se estrellara, pero el orbitador ha seguido en buen uso hasta hoy. Sus imágenes han servido para que los ingenieros indios puedan ver la superficie del polo con una resolución enorme, de 30 centímetros por píxel, lo que a su vez ha permitido mejorar la tecnología de la Chandrayaan-3 y seleccionar su nuevo punto de aterrizaje, donde no hay cráteres peligrosos ni bloques de piedra. “Esta vez estamos mucho más confiados de que la zona es segura”, reconoce Bhardwaj.
Chandrayaan-3 Mission:
— ISRO (@isro) August 21, 2023
Here are the images of
Lunar far side area
captured by the
Lander Hazard Detection and Avoidance Camera (LHDAC).
This camera that assists in locating a safe landing area -- without boulders or deep trenches -- during the descent is developed by ISRO… pic.twitter.com/rwWhrNFhHB
Alunizar es una tarea endiablada porque no hay aire para frenar. Las naves robóticas no tienen una gran capacidad de maniobra más allá de sus sistemas de imagen y guiado automáticos. Y el polo sur de la Luna es uno de los territorios más abruptos y acribillados de cráteres. Si algo falla, las probabilidades de fracaso son enormes.
La nueva Chandrayaan va a intentar triunfar donde el domingo fracasó Rusia, que enviaba su primera misión lunar en 47 años. También fallaron Japón, que perdió recientemente la sonda privada Hakuto-R, e Israel, que quiso llegar antes que la India, en abril de 2019, pero sucumbió. En unos días, esta carrera espacial continuará con un nuevo intento de Japón, en este caso de su agencia espacial, para aterrizar en las zonas ecuatoriales con la misión SLIM.
Amanecer lunar
La Chandrayaan-3 tocará tierra justo cuando esté amaneciendo en el punto de aterrizaje. En la Luna los días duran 14 días terrestres y las noches, tantos otros. Al ponerse el sol las temperaturas pueden bajar a 200 grados bajo cero, tal vez demasiado para que las sondas sobrevivan si no tienen un sistema de calefacción —el de la malograda Luna-25 funcionaba con uranio radiactivo—. La Chandrayaan no tiene un generador de calor más allá de sus paneles solares, por eso su tiempo de vida oficial son los 14 días de sol. Pero Bhardwaj no descarta que vuelva a la vida pasada la primera noche. “Solo podemos esperar y ver”, reconoce.
La Chandrayaan-3 transporta el módulo de aterrizaje Vikram, un ingenio de casi dos toneladas que lleva el nombre de Vikram Sarabhai, creador del programa espacial indio en 1947, el año que la India se independizó del Reino Unido.
La nave comenzará a funcionar unos 10 minutos después del alunizaje, cuando se haya posado todo el polvo que levante. Tras las comprobaciones de que todo funciona, en unas cuatro horas, se desplegará una rampa por la que descenderá Pragyan —sabiduría en sánscrito—, un vehículo de seis ruedas y casi 30 kilos que podrá rodar unos cientos de metros a la redonda del punto de aterrizaje.
Este rover lleva a bordo dos instrumentos científicos para analizar la composición química del terreno. Uno de ellos lanza un potente haz de luz láser para descomponer los compuestos y detectar hasta 16 elementos diferentes, entre ellos el oxígeno y el hidrógeno que forman el agua.
Vikram lleva otros cuatro instrumentos científicos. Uno de ellos es una sonda que irá midiendo la temperatura del subsuelo hasta una profundidad de 10 centímetros. Sus datos son claves para saber si puede haber agua helada y cómo le afectan los cambios de temperatura exteriores.
El Vikram también lleva a bordo un reflector fabricado por la agencia espacial estadounidense NASA. Es una actualización de los que portaban las naves del programa Apolo, que llevaron a los primeros astronautas a la Luna a finales de la década de 1960. Este instrumento permite disparar un rayo láser desde la Tierra y recibir el reflejo, con lo que se mide la distancia con gran precisión.
Si Chandrayaan-3 tiene éxito, supondrá un hito mundial. “Serán las primeras mediciones in situ desde el polo sur de la Luna; toda la información será completamente nueva” y de gran utilidad para las futuras misiones de la India y de otros países, enfatiza Bhardwaj.
La India prepara ya una vuelta de tuerca más. Su agencia espacial está desarrollando la misión vi en colaboración con la agencia japonesa, JAXA. Esta nueva misión portará un aterrizador desarrollado por la India y un vehículo móvil creado por los japoneses. Su destino es más hostil aún que el actual: las zonas de sombra perpetua cercanas al polo sur, donde nunca llega la luz del Sol y es más probable que exista gran cantidad de hielo. Esta misma zona, repleta de cráteres que parecen agujeros negros, es el objetivo declarado de Estados Unidos, que tiene previsto llevar allí a la primera mujer y al primer hombre no blanco en diciembre de 2025.
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