Un año sin Piñera: la investigación sobre su muerte, el debate de una estatua y la posta de su legado
Familiares, amigos y compañeros del político y empresario chileno conmemoran el primer aniversario del fallecimiento, en un accidente en helicóptero, en medio de un repunte de su imagen
Hace un año, en medio de una tarde de verano, el dos veces presidente de Chile, Sebastián Piñera, de 74 años, murió al estrellarse el helicóptero que pilotaba en el lago Ranco, al sur del país. La trágica muerte del primer mandatario de derechas desde el retorno a la democracia en 1990 lo pilló completamente vigente, ofreciendo su ayuda al Gobierno de Gabriel Boric para enfrentar los megaincendios que azotaban entonces a Viña del Mar. También, sin abandonar la posibilidad de retornar a La Moneda por tercera vez. Para la conmemoración de su partida, sus familiares, amigos, y compañeros de sector tienen previsto celebrar misas y actos en su recuerdo, cuando la valoración positiva de su imagen llega a máximos históricos (69%, Cadem). Y mientras el Congreso discute si levantar una estatua en su nombre frente a la casa de Gobierno, su conglomerado, Chile Vamos, se ilusiona con volver a habitarlo de la mano de Evelyn Matthei, su carta presidencial para las elecciones de noviembre, y favorita en las encuestas.
Cerca de las 14.40 horas del 6 de febrero de 2024, Piñera se subió a su helicóptero Robinson R44 II junto a su hermana Magdalena, su amigo Ignacio Guerrero -quien iba de copiloto-, y el hijo de éste, Bautista Guerrero. Acababan de almorzar en la casa del empresario José Cox en Ilihue, en la rivera del lago Ranco, y pretendían llegar a Coique, en el mismo municipio, donde el expresidente tenía su casa. Piñera, que piloteaba la aeronave, le explicó al grupo qué hacer en caso de emergencia y enseguida intentó echar andar el motor, sin éxito. Esperó cinco minutos para intentarlo nuevamente y emprendió el vuelo. A la brevedad, dio un giro en 180° bajo una llovizna, con la intención de regresar. Transitados unos metros, la máquina descendió hasta impactar contra la superficie del lago por el lado del piloto, a unos 172 metros del punto de despegue, según el documento preliminar de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) publicado esta semana.
Tres de los cuatro pasajeros salieron ilesos. Piñera, con 569,18 horas de pilotaje en el cuerpo, no consiguió abandonar el helicóptero y murió producto de una asfixia por inmersión. Un año después de la tragedia, sigue sin aclararse oficialmente el motivo de la caída de la aeronave encontrada a 28 metros de profundidad.
“Por la poca visibilidad dimos la vuelta donde se podría ver mejor sobre la costa y ahí nos topamos con el agua”, relató Bautista Guerrero, estudiante de derecho en la Universidad Católica, de 23 años, a El Mercurio. Los cuatro llevaban auriculares y lo último que escuchó con claridad el joven fue que Piñera cambiaría de rumbo. Todo fue muy rápido y el agua era oscura y profunda. “Caímos al agua y ahí logré abrir la puerta del helicóptero. Me quité el cinturón y al llenarse [de agua] el helicóptero salí”, señaló. Magdalena Pichita Piñera iba a su lado en los asientos traseros. “En un segundo, el agua estaba hasta las rodillas, al otro ya llegaba a la cintura, y después me tapó y se oscureció todo”, recordó en una entrevista seis meses después del suceso a la Revista Sábado.
“Fui la última en salir y lo hice escupiendo, tenía asco” por haber tragado tanta agua y aceite, describió. Una vez que salió a la superficie, visibilizó a Ignacio y Bautista Guerrero, pero su mirada no logró encontrar a su hermano. “Ese fue el minuto en que me di cuenta de que se había muerto. Ninguno de nosotros habló. Cuando llegaron a buscarnos nos subimos en silencio a la lancha y así nos quedamos”, señaló.
Piñera “se encontraba sin su arnés de seguridad”, describió la DGAC en un informe preliminar publicado en diciembre, sin embargo, en el nuevo documento no hace referencia a esta información. El líder de la derecha tradicional tenía su examen médico vigente y se encontraba sobrio -marcó 0 en el examen de alcohol y toxicológico-. Su sorpresiva muerte golpeó al mundo político y empresarial. Dedicó gran parte de su vida al servicio público y a los negocios. A fines de los años setenta obtuvo la representación para Chile de las tarjetas de crédito y, desde entonces, sus éxitos y fortuna fueron creciendo.
La gente lo recuerda como “un hombre de diálogo y de grandes acuerdos”, que “tuvo autoridad y liderazgo” y que “defendió siempre la democracia”, según la encuesta Cadem. En octubre de 2019 le tocó enfrentar el estallido social y su respaldo se vio mermado incluso por los de su propio sector, llegando a tener una aprobación de solo el 7%, pero que, tras una diligente gestión de la pandemia, logró sacudirse en parte el rechazo ciudadano. Hoy el 53% de la población cree que debe levantarse una estatua del expresidente en la Plaza de la Constitución. Su viuda, Cecilia Morel, ha defendido que le parece “un acto de justicia con su legado y compromiso con la democracia”.
En el Congreso hubo una serie de trabas para avanzar en el proyecto de ley sobre la estatua, impulsado por la derecha tradicional, que ya cuenta con voces contrarias del oficialismo, principalmente del Partido Comunista y el socialista. El asunto quedó relegado para marzo, frustrando los deseos del sector del expresidente, quienes querían conmemorar el primer aniversario de muerte con el homenaje aprobado.
Sus más cercanos realizarán este jueves una íntima ceremonia religiosa en la bahía de Coique, a la que no asistirá el presidente Gabriel Boric por problemas de agenda. En Santiago, por su parte, se celebrará un acto en su honor por la tarde en el exCongreso Nacional, donde está prevista la elaboración de un documento sobre el legado de Piñera.
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