Javier Macaya: “Desde la oposición vamos a seguir empujando que el presidente Boric pueda cambiar de opinión”
El presidente de la UDI analiza el momento que atraviesa el Gobierno de izquierdas en la antesala de la tercera Cuenta Pública ante el Congreso y lo que esperan desde la derecha para lo que queda de mandato
El presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Javier Macaya, es uno de los líderes de la oposición al Gobierno de Gabriel Boric, que la Administración de izquierdas ha tildado de “obstruccionista”. Desde Toronto, Canadá, el senador chileno de la derecha tradicional sostiene que el Ejecutivo no puede sacar a relucir haber aprobado la mayor cantidad de leyes en materia de seguridad en un Congreso en el que no tiene mayoría y al mismo tiempo criticar a las derechas de no tener voluntad política. Además, defiende los cambios de opinión del mandatario e incluso remarca que espera que sigan ocurriendo en el año y medio que le queda en La Moneda, desmarcándose de las críticas del líder de Republicanos, de la extrema derecha, José Antonio Kast, quien tildó al presidente de la República de “travesti político” en una cumbre organizada por Vox en Madrid.
Macaya regresa a Chile el sábado a primera hora para participar de la tercera Cuenta Pública de Boric ante el Congreso.
Pregunta. ¿Cómo encuentra a Chile esta nueva Cuenta Pública?
Respuesta. El tema de la inseguridad en la que vivimos y el no haber aprovechado las oportunidades que nos entrega el mundo en materia económica son las falencias más importantes que se han mostrado durante estos dos años de mandato. [El economista y empresario] Óscar Guillermo Garretón decía que el país está peor que como lo recibió Boric y yo a eso le añadiría que se han desaprovechado las oportunidades de lo que se podía hacer en estos dos años. La Cuenta Pública tiene que ser sincera en aquello y dejar de lado las utopías que están plasmadas en el programa de Gobierno, que se han dejado de lado en ciertas materias, para pasar al realismo que implica vigilar y gobernar acompañado de la evidencia técnica de lo que funciona.
P. ¿Cuáles considera que son las principales urgencias en materia legislativa en el año y medio que le queda al Gobierno?
R. Primero, terminar el fastrack en materia de seguridad. En eso se tiene que seguir haciendo lo que se ha hecho, que es escuchar a las voces más razonables que han impulsado esto desde la oposición y dejar de escuchar al Partido Comunista y al frenteamplismo, que han sido una piedra de tope, a pesar de la cual se ha avanzado en la agenda de seguridad. Lo otro es preocuparnos del estancamiento económico: todo lo que significa la agenda de permisología, donde tenemos la posibilidad de sacar adelante una iniciativa que permita que la inversión nacional y extranjera no viva presa de la burocracia estatal, que impide que los proyectos se desarrollen rápidamente.
P. Dice que hay que escuchar las voces más razonables desde la oposición. ¿Cuáles son esas voces?
R. Más que [las voces] razonables desde la oposición, lo que ha permitido que el Gobierno avance en la agenda de seguridad, por ejemplo, fue cambiar su mirada original desde la refundación de Carabineros hasta la manera de abordar el conflicto de la Macrozona sur. Si él [el presidente Boric] se hubiese quedado escuchando las voces que escribieron el programa de Gobierno, probablemente el desastre en esta materia hubiese sido total.
P. ¿Cómo ve que llega el Gobierno a esta tercera Cuenta Pública?
R. Ellos están tratando de instalar el relato de que Chile es más estable que hace dos años o que se ha recuperado la normalidad. Pero el choque con la realidad de darse cuenta de lo que significa gobernar ha hecho que el presidente, en distintas materias, como en el [Crédito Aval del Estado] CAE, en el [Acuerdo de Asociación Transpacífico] TTP, en cómo afrontar la agenda de seguridad, en el tema de las Isapres, haya tenido que modificar radicalmente su programa de Gobierno y su mirada de cómo enfrentar los problemas de Chile. Ha cambiado de posición y muchas veces ha sido bastante criticado por la oposición por esos cambios. Más que criticar las vueltas de carnero, como le dicen, desde la oposición vamos a seguir insistiendo y empujando que el presidente pueda cambiar de opinión en temas que son importantes, porque fue bueno para Chile, como el crecimiento económico o las pensiones.
P. ¿Cómo califica que el líder de republicanos, José Antonio Kast, haya tildado de travesti político al presidente Boric en España?
R. Ser oposición implica la capacidad de argumentar con contenido que tus posiciones son mejores para el país que las de tu adversario político. Y que si el resultado de eso es que logras cambiar su opinión, en buena hora. La forma, para mí, importa en política. Y creo que el respeto republicano, la capacidad de sacar adelante una convivencia razonable y menos polarizada es algo que le hace bien a la democracia. Por lo tanto, desde la forma en que yo hago política, me separo de ese estilo.
P. ¿Le reconoce logros al Gobierno en estos más de dos años de gestión?
R. Quiero hacer una diferencia entre el presidente y parte de la coalición que él representa. Creo que los cambios de opinión que ha tenido el presidente Boric han permitido cerrar temas como los mencionados anteriormente, pero el problema es que gran parte de su coalición no responde a esa misma lógica. Veo la presión permanente del Partido Comunista y de la izquierda extrema de pedirle que se ciña al plan original que, si se aplicara, llevaría a la destrucción de las buenas políticas públicas. Por eso la petición es que escuche, dentro de su propia coalición, a las personas más racionales, que saben que condonar el CAE es imposible, que aprobar el TPP fue positivo, que sacar adelante la ley corta de Isapres era para evitar la muerte de personas, más que para salvar a las Isapres. Esos cambios de opinión han tenido que ver con la labor que se ha hecho desde la oposición y ha sido a pesar del Partido Comunista y parte del Frente Amplio.
P. ¿Los cambios de opinión están influenciados por la labor de la oposición o por el cambio de prioridades que ha tenido la ciudadanía?
R. Es una mezcla de ambas, porque lo que empuja la oposición ha sido acompañado de una mayoría ciudadana que está esperando de las autoridades avances en materias como la agenda de seguridad. La gente está cansada de ser víctima de la delincuencia y no poder dormir ni salir de su casa tranquila. Esa agenda ha tenido empatía con los valores que representamos desde la oposición, pero también de la evidencia técnica de lo que hay que hacer. La utopía del Estado monopólico en materia de provisión de derechos sociales, educación, salud, pensiones, se cayó hace muchos años, junto con el muro de Berlín.
P. Entonces, ¿qué esperan escuchar en el discurso?
R. Primero, no volver a las lógicas polarizantes en este hito republicano. Yo vi una minuta que se filtró de parte del Gobierno que habla del obstruccionismo de la oposición. Ese supuesto no se condice con lo que se ha aprobado, por ejemplo, en materia de seguridad, que es el que más sintonía tiene con la ciudadanía hoy en día. No se puede criticar a la oposición de obstruccionista y al mismo tiempo decir que se han aprobado más proyectos que nunca en esta materia porque el oficialismo no tiene mayoría en el Congreso y, de hecho, la oposición a esos proyectos no ha venido de la derecha, sino de la extrema izquierda. Esperamos que se genere un llamado a trabajar en los temas que son importantes, pero sobre todo que se reconozca como eje central del discurso que Chile necesita crecimiento para atender de mejor manera las demandas sociales.
P. El tema del obstruccionismo o el antigabrielismo que señaló el diputado Ibañez, el oficialismo lo dice a raíz de las trabas para aprobar el pacto fiscal y la reforma de pensiones, principalmente.
R. Bueno, así como en seguridad tuvimos que convencer al Gobierno de que ir a dialogar a Temucuicui cuando era recibido a balazos no era una fórmula adecuada y tuvieron que volver a los Estados de excepción y pasar de la refundación al apoyo a Carabineros, esperemos que en materia de pensiones también asuman de que se pueden subir sin chocar con la evidencia técnica de hacia dónde camina el mundo y sin afectar lo que piensan los chilenos sobre el destino de sus cotizaciones previsionales.
P. Los ciudadanos esperan que los legisladores acuerden la fórmula, pero pasan y pasan gobiernos y no ha habido un cambio estructural en sus pensiones. ¿Cuánto tiempo va a seguir esperando Chile?
R. Desde la oposición le proponemos un acuerdo al Gobierno aquí y ahora si se aumenta la PGU, si se incrementa la cotización gradualmente a la cuenta individual, si se hacen cambios en el sistema de pensiones que permitan mayor competencia, la entrada de nuevos actores, un cambio de esquema de comisiones en el que cuando no hay rentabilidad, no hay cobro. Hay un montón de cosas que se pueden hacer que implican un cambio importante de la industria tradicional y que permiten que las pensiones suban y no ofrecerle la falsa promesa a los trabajadores de que le vamos a subir las pensiones entregando al Estado parte de su cotización. Eso nos parece que es una fórmula equivocada, para la que no estamos disponibles.
P. Si pudiera hacer un pronóstico, ¿habrá un pacto fiscal y una reforma de pensiones durante la actual Administración?
R. Depende de la capacidad que tenga Chile y la oposición de convencer al Gobierno de que sus planteamientos originales eran incorrectos, que se alejan de la evidencia técnica de lo que funciona y se alejan de la sintonía ciudadana. Si es así, desde la oposición tenemos toda la voluntad de que suban las pensiones y que el país recaude más, lo que no implica subir los impuestos. Se puede recaudar más a través de modificar esquemas de evasión fiscal y si mejoramos la actividad económica. Si no seguimos perdiendo tiempo en la industria del litio, si dejamos de pensar de que las soluciones están en políticas más estatistas, todo lo que tiene que ver con la permisología…. hay oportunidades. La pregunta es si el Gobierno las va a querer tomar.
P. El Gobierno defiende que han cedido y han cambiado sus posiciones ante una oposición más dura.
R. Yo te hago el complemento: y eso ha sido positivo para Chile y ellos mismos lo reconocen cuando resaltan, por ejemplo, la agenda en materia de seguridad, los acuerdos que se han logrado en materia de salud. Esa es la evidencia de que cuando el Gobierno sale de sus posiciones más duras y deja de escuchar al Partido Comunista, al país le va bien.
P. ¿Y cómo pilla a la derecha este 1º de junio?
R. Probablemente con el desafío más importante que hemos tenido en los últimos 30 años. Con una dificultad y una exigencia mayor de construir acuerdos. Aquí no basta con que el Gobierno lo haga mal para que tengamos la expectativa de llegar a gobernar en dos años más. Se necesita plasmar la unidad de propósito de un proyecto político concreto, que permita mostrarle un sueño a Chile. Y nos pilla en medio de una negociación que espero sinceramente que pueda terminar bien y hago un llamado desde Demócratas hasta el Partido Republicano a que seamos capaces de dejar de lado las pulsiones más identitarias para ser capaces de ofrecerle a Chile ese sueño y podamos ponernos de acuerdo en todas las elecciones de alcaldes y gobernadores y llevar un solo candidato para enfrentar a la izquierda.
P. En ese mismo llamado a la unidad, Demócratas y Amarillos han dicho que Chile Vamos no los está tratando bien en la mesa negociadora. ¿Qué está pasando ahí?
R. Yo confío en el resultado de las conversaciones que estamos teniendo con ellos, que se han incrementado en los últimos días. El resultado se verá el 29 de julio y particularmente el 27 de octubre para las elecciones municipales. Confío en que más que emplazar por la prensa, la conversación que estamos teniendo con todos los sectores va a dar fruto para tener una elección de máxima unidad posible.
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