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Los profesores chilenos se superan en PISA 2022

Los estudiantes secundarios en Chile evaluaron por encima del promedio de la OCDE a sus maestros durante la pandemia, un tema central del I Congreso Internacional de Buenas Prácticas Formativas para el Desarrollo Profesional celebrado en Santiago

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Foto de archivo de un aula de clases en Chile.xavierarnau (Getty Images)

Chile recibe un balance agridulce de los resultados de la prueba PISA 2022. El nuevo informe muestra que un 78% de los estudiantes –principalmente de las clases de matemática– perciben que sus profesores están interesados en el aprendizaje de cada alumno, superior al promedio del 63% de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para este tópico. La medición, sin embargo, también evidencia que el país descendió cerca de 15 puntos en matemáticas y casi 10 puntos en lectura en relación con los resultados previos a la pandemia de la covid-19.

A pesar de que Chile está por debajo del promedio de la OCDE en términos generales, el país figura con el mejor puntaje de América Latina y el Caribe desde hace una década.

La dedicación de los docentes chilenos tuvo un rol clave en la educación secundaria. O, al menos, eso indican los resultados en matemáticas en 2022, que de acuerdo con el informe PISA tendieron a disminuir menos, en promedio, en los sistemas educativos donde más estudiantes informaron que los maestros brindan ayuda adicional cuando es necesario, en comparación con datos de 10 años atrás.

La medición fue uno de los temas abordados por la subsecretaria de Educación del Gobierno de Gabriel Boric, Alejandra Arratia, durante el cierre del I Congreso Internacional de Buenas Prácticas Formativas para el Desarrollo Profesional, realizado entre el 5 y 6 de diciembre en Santiago de Chile y organizado por el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que contó con más de 450 asistentes, autoridades y académicos. Entre ellos, Denise Vaillant, doctora en Educación de la Universidad de Québec; Joaquín Gairín, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona; y los investigadores Kathya Araujo, Ilich Silva-Peña y María de los Ángeles Villaseca.

En su intervención, Arratia dijo que la meta es avanzar hacia un mejor rendimiento escolar: “Eso es innegable, no quisiera que se interprete como que ese desafío no está”.

También aseguró que los datos demuestran que hubo “una especie de colchón que amortiguó el impacto” de la pandemia en los aprendizajes en Chile, porque, aunque se generó un descenso importante en varias de las categorías, no fue tan amplio como el promedio de otras naciones evaluadas.

A pesar de la alta valoración de los docentes chilenos por parte de los estudiantes, algunas dificultades del oficio siguen sin ser atenuadas. Para Javier Murillo Torrecilla, director de la Cátedra UNESCO en Educación para la Justicia Social de la Universidad Autónoma de Madrid, la profesión de educador se encuentra en un momento de crisis debido, entre otros problemas, a la poca valoración social y la sobrecarga de trabajo. “Estamos viendo en muchos países que, cada vez, hay menos docentes y cuesta encontrar personas que se quieran dedicar al mundo de la educación”, dice a EL PAÍS.

Centrado en el caso chileno, Lilia Concha Carreño, directora del CPEIP, afirma que desafíos como la reducción de las brechas de oportunidades de aprendizaje relacionado al origen socioeconómico y la democratización del conocimiento crecieron luego del cierre de escuelas y enseñanza remota que supuso la pandemia.

La inquietud de la académica está en cómo realizar cambios estructurales con el objetivo de permitir que el sistema educativo sea un “espacio para la movilidad social”, que supere las inequidades y desigualdades. “No podemos seguir recorriendo los mismos caminos que nos llevarán hacia los mismos lugares. Más que innovar, tenemos que atrevernos a hacer modificaciones sistémicas”, apuntó.

En Chile, los estudiantes socioeconómicamente aventajados (el 25% superior en términos de estatus socioeconómico) superaron a los desfavorecidos (el 25% inferior) en 69 puntos en matemáticas, según PISA 2022. Con todo, esta diferencia es menor que la media entre ambos grupos (93 puntos) en los países de la OCDE.

Para Concha, en este sentido, cumplen un rol clave para lograr mejoras los espacios como el congreso de buenas prácticas formativas para el desarrollo profesional de los educadores, donde se ofrecieron diversos seminarios y se presentaron varias experiencias en formación inicial y también continua docente.

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