Cuatro empleadas acusan al exjefe de planta de El Corte Inglés de tocamientos y propuestas “soeces”
El acusado lo niega y vincula la denuncia, por la que fue sancionado por la empresa y despedido, a una cuestión laboral
Cuatro antiguas trabajadoras de El Corte Inglés de Santiago han asegurado este miércoles que el que fuera su jefe de planta hasta el año 2017 las sometió a "tocamientos" y proposiciones "soeces" y les dijo frases y realizó gestos de contenido "sexual". "Para mi, es un depredador", ha dicho una de las testigos. Las mujeres han comparecido este martes en los Juzgados de Santiago en una vista Penal contra el que fuera su jefe de planta entre los años 2014 y 2017, al que una de ellas denunció por supuesto acoso sexual y laboral, un proceso que, tras recurrir al protocolo interno de la empresa en este tipo de casos, derivó en el despido del exjefe de planta, que un juzgado posteriormente avaló. Ahora, la denunciante, Isabel Fraga, lleva también el caso a la vía penal, para depurar responsabilidades por lo que ella considera que fue un acoso sexual continuado del que fueron víctimas, además, otras compañeras.
En su declaración en la vista, la denunciante ha asegurado que el acusado llegó a la planta donde trabajaba, el departamento de electrodomésticos, en 2012, "desde Hipercor, por problemas de faldas" y que, al poco tiempo, "empezó" a decirle "cosas" de contenido sexual, a "hacer gestos obscenos" o a decir "frases soeces", como "no me vengas con esos morritos, que me pones cachondo".
La mujer ha explicado que, en su puesto de trabajo y cuando estaban solos, le mostraba "vídeos y fotos pornográficas" y le llegó a hacer proposiciones para mantener relaciones sexuales en "un motel que conocía". Del mismo modo, acusa al que fuera su jefe de "tocamientos inadecuados" y "roces": "Me cogía por la cintura y me decía 'qué durita estás", ha dicho. "Fue poco a poco, de forma gradual, pero desde el principio", ha dicho la mujer, que respondía a esos ofrecimientos marchándose a otro lugar. "Si no le sigues el juego, sabes que vas a estar en la calle o que va a hacerte la vida imposible", ha explicado.
La trabajadora puso los hechos en conocimiento del departamento de Personal en 2016, pero, ha asegurado, no le hicieron caso. "Me dijeron que no le diese importancia y en noviembre pedí la baja porque la situación era insoportable", ha resumido. A raíz de la consulta con su médico, la trabajadora puso los hechos en conocimiento del protocolo interno de El Corte Inglés en la materia, un departamento que emitió un informe en el que apreciaba la existencia de acoso sexual hacia la denunciante y que derivó, posteriormente, en el despido del acusado. En la vista de este miércoles han declarado otras tres mujeres que también trabajaron en la misma planta del centro comercial compostelano y que, según han afirmado, sufrieron los comentarios y las proposiciones del acusado.
En concreto, una de las testigos ha contado como, cuando estaba embarazada de su segunda hija, el entonces jefe de planta le dijo que "ahora era el momento de hacerlo", porque así no se quedaría embarazada, y ha afirmado que el acusado la cogía "de las caderas" y de la "cabeza" con intenciones de carácter sexual. La mujer ha dicho que no denunció los hechos por miedo a que la "echasen a la calle", como habían despedido a un compañero que "se había enfrentado a él". Tiempo después, y ante la "difícil situación", pactó con la empresa su marcha.
También otra trabajadora, visiblemente afectada, ha contado cómo el acusado le realizaba comentarios sexuales y le "proponía irse con él", al tiempo que le hacía "tocamientos". "No denuncié porque no me sentía apoyada, porque no fui capaz, y temía que hubiese represalias", ha explicado la mujer, que ha sostenido que fue cuando la llamaron a declarar para el informe interno cuando supo que había más casos. "Su manera de hablarme y su conducta no eran normales. Para mí, esta persona es un depredador", ha zanjado.
Finalmente, también ha declarado una trabajadora del departamento de atención al cliente, ubicado en la misma planta (Sótano 1), que ha contado que "era habitual" que el denunciado "dijese cosas de contenido sexual" y le mostrase "imágenes pornográficas" en su teléfono móvil. Por su parte, el acusado ha negado tajantemente que realizase nunca proposiciones sexuales, tocamientos o comentarios explícitos a las trabajadoras y ha vinculado la denuncia a un conflicto de tipo laboral derivado de "las comisiones" de venta.
Mantuvo con la denunciante, ha afirmado, una "relación cordial" hasta finales de 2015, que, según él, se deterioró por la influencia de un tercer trabajador, despedido posteriormente, con el que tuvo un altercado y que "fue el asesor legal" de la mujer. "Estaban descontentas laboralmente y por las comisiones", ha dicho el exjefe de planta, que ha sostenido que nunca tuvo conocimiento de los comportamientos que le atribuían a pesar de que durante en año 2016 fue "apercibido dos veces". "Me dijeron que habían llegado quejas de que yo utilizaba malas formas, pero no por cuestiones sexuales", ha descrito. Sin embargo, entre el primer y el segundo apercibimiento, en agosto de 2016, le fue asignada otra planta.
Un jefe "excelente"
"La consecuencia de esto es que estoy en la calle", ha dicho el acusado, un despido disciplinario que, aunque recurrió, se falló en su contra. En la misma línea, varios testigos llamados por la defensa han asegurado que no tuvieron conocimiento de estos comportamientos. En concreto, cuatro empleadas del mismo departamento han afirmado que el acusado no les realizó nunca proposiciones sexuales o tocamientos y lo han definido como una "persona exigente" y un jefe "excelente". Tampoco tuvieron conocimiento de que este tipo de comportamientos los tuviese con otras compañeras.
"Era una persona exigente, pero nos hacía el trabajo cómodo y agradable", ha dicho una de las empleadas. La defensa también llamado a declarar a un guardia de seguridad, que desconocía los hechos, y a una clienta del centro, a la que la denunciante dijo que el exjefe de planta "se merecía un escarmiento". Finalmente, ha cerrado las intervenciones la profesional del Imelga que realizó un informe sobre la denunciante y que determinó que sufría un trastorno de ansiedad generalizada reactivo y "compatible con los hechos que narra".
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