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OPINIÓN
Columna
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Madrid suma y sigue

Madrid debe aspirar a ser una de las ciudades más atractivas de la Globalización. Pero debe aprender de la experiencia de otras ciudades que han vivido estos procesos o el riesgo es morir de éxito

José Carlos Díez
Vista de tres de las denominadas cuatro torres de Madrid.
Vista de tres de las denominadas cuatro torres de Madrid. KIKE PARA

Este lunes conocimos la Encuesta de Población Activa y el empleo en el último trimestre de 2019 en España aumentó más de lo previsto. Si se analizan los detalles destaca la aportación de Madrid. Con la economía europea casi estancada, en Madrid el empleo creció un 4,5% anual.

En la capital se crearon cuatro de cada cinco empleos del pasado trimestre en toda España. En el caso de trabajadores con nacionalidad española en el cuarto trimestre se crearon 63.000 empleos en Madrid y 52.000 en toda España. O sea, en el resto de España se destruyeron 11.000 empleos de españoles.

Se habla que Madrid se beneficia del efecto capitalidad, pero es capital desde el siglo XVI. La capitalidad ayuda a explicar la mayor renta por habitante pero no el mayor dinamismo del empleo el pasado año, muy superior al resto de capitales europeas. Se comenta que es porque gobierna la derecha. Pero el motor es la ciudad de Madrid que ha sido gobernada por la izquierda en los últimos cuatro años. Desde 2015 el empleo en Madrid ha crecido el doble que en Alemania.

¿Cuál es el secreto del éxito? La respuesta es compleja y depende de múltiples variables. Citaré algunas de ellas. Hay un renacimiento de las ciudades en el mundo y también de Madrid. El turismo se ha democratizado gracias al incremento masivo de clases medias en los países emergentes y el abaratamiento de los vuelos. Madrid se beneficia de un excelente aeropuerto, la T4 ya se ha quedado pequeña, y de un intenso flujo de inversión que ha aumentado y mejorado significativamente la oferta hotelera. La llegada de las VTC, junto a la intensa inversión en transporte público de las últimas décadas, han facilitado la movilidad de los millones de personas que han decidido residir en Madrid o visitarla.

La tecnología ha creado una nueva clase social, nómadas digitales, que pueden trabajar en remoto. Un tercio de estos nómadas en el mundo están dispuestos a cambiar de ciudad de residencia. Madrid es un destino óptimo; excelente conectividad aeroportuaria, excelente calidad de vida y a un coste muy inferior al de Londres, Paris, Estocolmo o las ciudades más avanzadas de Europa.

La parte negativa es que aumentan exponencialmente los costes de congestión y la contaminación. Al igual que en Londres o Paris el conflicto campo-ciudad se intensifica. La oferta de viviendas en alquiler es insuficiente para atender el crecimiento de la demanda y los precios han subido muy por encima de los salarios. Aumenta la desigualdad, etcétera.

Madrid debe aspirar a ser una de las ciudades más atractivas de la Globalización. Pero debe aprender de la experiencia de otras ciudades que han vivido estos procesos o el riesgo es morir de éxito.

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