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El guiño social de Foment

Josep Sánchez Llibre cumple un año al frente de la patronal catalana con una estrategia aperturista

Dani Cordero
Josep Sánchez Llibre, durante su proclamación como presidente de Foment del Treball, en Barcelona el pasado noviembre.
Josep Sánchez Llibre, durante su proclamación como presidente de Foment del Treball, en Barcelona el pasado noviembre.Juan Barbosa

“Foment del Treball necesita sacudirse la caspa”, decía el directivo de una importante entidad financiera cuando la patronal todavía la comandaba Joaquim Gay de Montellà y ya se oteaban en el horizonte las elecciones que ganaría sin competencia Josep Sánchez Llibre. Existe consenso de que el nuevo presidente, exdiputado por CiU en el Congreso y responsable de relaciones institucionales de CEOE antes de volver a Barcelona, le ha dado en poco más de un año que lleva en el cargo un giro a la institución. “El cambio de mentalidad es evidente”, afirma uno de los miembros de la junta directiva.

En uno de sus primeros discursos de presentación, Sánchez Llibre defendió la necesidad de renovar el contrato social, con el fin de reducir las desigualdades de renta, agrandadas con la crisis. El discurso es conocido, la renovación del capitalismo para mantener su supervivencia, pero no lo había lanzado en España todavía ninguna patronal, que hasta ahora se han limitado a una llamada a intentar subir los salarios una vez confirmada la salida de la crisis. En octubre, no obstante, Foment dio un nuevo paso en ese sentido a través del nuevo laboratorio de ideas que se ha estrenado este mandato: una apuesta por crear una renta mínima que ayude a los ciudadanos con menos recursos, tema tabú hasta ahora en determinados ámbitos conservadores como el de la gran empresa.

“Al final está actualizando el discurso con un acento más social, pero con un debate que ya está ahí”, venían a consensuar dos vocales de la junta directiva. Uno destaca que juega a favor de ese intento la anomalía de Sánchez Llibre esté al frente de la patronal: “Es un político, no es un empresario, y es un tipo que sabe perfectamente que es mejor llegar a un mal acuerdo que a un no acuerdo”.

Su conclusión viene al dedo con las dos primeras obsesiones con las que Sánchez Llibre pretendía estrenarse en el cargo: la resolución de los litigios que enfrentaban a la gran patronal catalana con la organización vallesana Cecot y con la de pymes Pimec. Con la primera lo cerró rápido poniendo fin a su suspensión como asociada de Foment. Con la segunda pactó un reparto institucional que supone dejar a ambas organizaciones en una situación casi paritaria.

La organización defiende un nuevo contrato social y la renta mínima

Y ese discurso de pacificación lo ha llevado también a sus relaciones con el Gobierno catalán. Sánchez Llibre no duda en criticar al presidente Torra, al que recientemente acusó de actuar con “irresponsabilidad” por no condenar las protestas violentas que sufrió Cataluña tras la sentencia del procés de octubre pasado. Pero, pese a ello mantiene relación con Presidencia, rota en tiempos de su predecesor. Incluso avanzándose a la CEOE, celebró que el PSOE alcanzara un acuerdo de investidura con Unidas Podemos, aunque después criticó duramente su programa de gobierno, igual que lo hizo para arremeter contra el preacuerdo fiscal —más impuestos y más altos— cerrado entre el Gobierno catalán y Catalunya en Comú. La organización apostó por la gobernabilidad.

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“Lo más relevante, quizás, es que en las reuniones de la junta nadie ha cuestionado su línea”, dice un miembro, pese a la complejidad de hacer determinados discursos en un entidad conservadora. “En todas las organizaciones hay que hacer equilibrios, pero en Foment todavía más”, dice otra. Aunque también admite que ese giro social todavía tendría que consolidar en medidas concretas y ahí es donde puede surgir la oposición interna.

Desde su estreno, Sánchez Llibre ha evitado entrar en conflictos. Solo se ha metido en uno, en clara confrontación con el independentismo que representa la Assemblea Nacional Catalana. Llevó a los tribunales su campaña de “Consum Estratègic”, con la que pretendía que los consumidores optaran solo por comprar productos de empresas significadas con el independentismo. La patronal decidió llevarla a los tribunales y pidió que se cancelara porque suponía una práctica anticompetitiva no permitida. Y a finales del año pasado un juez le dio la razón y ordenó el cierre.

El expolítico ha atacado a Torra, pero ha mejorado la relación con el Gobierno catalán

Hay quien defiende que Fomento ha aprovechado que la Cámara de Comercio de Barcelona ha abrazado el independentismo desde que Joan Canadell se convirtiera en presidente para ganar un espacio más pragmático en lo político. Justo lo contrario que sucedía cuando Gay de Montellà presidía Foment y tenía un fuerte discurso político, en este caso en contra del independentismo.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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