La campaña comienza en Cataluña con la mirada en las protestas de la calle
Las acciones contra la sentencia del 'procés' condicionarán los días que quedan hasta el 10 de noviembre
La campaña electoral arranca esta medianoche en Cataluña con un ojo puesto en las protestas callejeras contra la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a los líderes del procés. Serán solo nueve días hasta llegar al 10 de noviembre en los que la repetición de los disturbios violentos podrían condicionar el relato de las diferentes formaciones y seguramente el resultado electoral. Formalmente parece que los altercados han remitido, aunque nada permite asegurar que no se puedan repetir las escenas vividas hace dos semanas. Mientras tanto, esta es la radiografía con la que los partidos concurren a las elecciones.
Esquerra Republicana de Catalunya llega a las elecciones con la obligación de repetir como la fuerza más votada en Cataluña y así consolidar su hegemonía dentro del bloque independentista. El pasado 28-A, la candidatura liderada por Oriol Junqueras superó el millón de votos (24,6% del total) y logró 15 escaños. El presidente del partido no repite como cabeza de lista tras la inhabilitación del Tribunal Supremo por la condena por desobediencia. La posición la asume Gabriel Rufián, cuya imagen se ha visto desgastada por el intento de cambio de discurso del partido frente a la unilateralidad.
Los republicanos han comenzado su campaña en el Sant Andreu Teatre, en un acto al que justamente le ha pasado factura las protestas contra el fallo de la sentencia. El corte de tráfico en la cercana Avenida Meridiana hizo que la pegada de carteles tuviera que empezar con un tercio de las sillas vacías. ERC ha evitado entrar en el cuerpo a cuerpo con las otras formaciones independentistas y ha centrado sus ataques en los socialistas, el caladero donde creen que pueden robar votos. "No nos podemos permitir que el PSOE gane en Cataluña porque eso implicaría avalar la sentencia del 'procés' y la represión", ha advertido Carolina Telechea, la número dos en la lista republicana por Barcelona. Más gráfico ha sido Rufián: "si os dan asco Iceta, Borrell o Sánchez, votad".
Fuentes del partido aceptan que las protestas de estos días podrían insuflar aire a la candidatura anticapitalista, si bien en general creen que no se verán muy afectados electoralmente por su decisión de concurrir por primera vez a unas elecciones generales. En total, se han gastado 1,2 millones de euros para financiar la campaña. "Hacemos un llamamiento a todos los demócratas de este país: si pensáis que el conflicto se resuelve mediante el diálogo y la política, sabed que esto pasa por la derrota del PSOE en 10N. Hay que forzar al PSOE a negociar y eso solo pasa si ganamos", ha remachado Rufián.
Los socialistas catalanes afrontan la campaña electoral con el reto de volver a ser el partido más votado en Cataluña en unas generales, algo que no pasa desde el año 2008, cuando el PSC tocó techo con un resultado que ahora se antoja imposible: 25 de los 169 diputados que entonces dieron la segunda victoria a José Luis Rodríguez Zapatero.
Pese a que ninguna encuesta avala esa posibilidad de victoria electoral, la dirección del PSC entiende que es posible por la combinación de dos factores: el previsible desplome de Ciudadanos, que podría alimentar su granero de votos del 28 de abril, que se tradujo en 12 diputados, y una merma de sufragios en Esquerra, que logró 15 escaños, a causa de la presentación de la CUP a unas generales por primera vez en su historia. A la espera de la recuperación del estado de salud de Meritxell Batet, presidenta del Congreso y cabeza de lista por Barcelona, el PSC exprimirá el factor Pedro Sánchez, que cerrará la campaña electoral en la capital catalana.
El 10-N supone también dar una segunda oportunidad a las formaciones que recibieron un varapalo en los comicios de abril. Dos de los partidos sufrieron un castigo notable: Catalunya en comú perdió su condición de primera fuerza política al pasar y fue desplazada a la tercera posición por Esquerra y el PSC. Tras la escisión soberanista, los comunes se dejaron por el camino cinco escaños -de 12 a siete- y perdieron más de 200.000 votos.
Con el lema Si quieres soluciones, vota soluciones, los comunes se definen como la única fuerza estatal que rechaza las condenas, pide la libertad de los presos y defiende una salida política al conflicto que a la larga se salde en una votación. El referéndum figura en su programa electoral pero no así en los trípticos por una cuestión, dicen, de “realismo” político ante la actual correlación de fuerzas. Los comunes afrontan los comicios con la duda de si la CUP les arañará votos y el disgusto de la lista de Más Barcelona de Iñigo Errejón.
El abogado Jaume Asens, que repite como candidato, lamenta haber sido "ingenuo" y haber creído al principio en Pedro Sánchez de quien dice que no es de fiar. Tampoco lo es para el PP aunque Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de lista popular, coquetea abiertamente con el bipartidismo siempre y cuando el PSOE rompa cualquier relación con los independentistas, incluido el gobierno de la Diputación de Barcelona.
La candidata cree que su partido va al alza y está convencida de que mejorarán su pobre balance de abril cuando pasaron de seis a un diputado y perdieron 265.000 votos, un 8% de sufragios. Fue, de hecho, el peor resultado de los populares en unas generales en Cataluña, agravado después por el balance en las municipales. Su discurso en las elecciones del 28-A fue muy duro contra el independentismo al acusar a sus dos millones de electores directamente de "xenófobos". La periodista y marquesa mantiene el diagnóstico. El PP espera que su tendencia alcista que dibujan las encuestas sirva para recuperar terreno ante Vox, que en Cataluña consiguió un escaño el 28 de abril. La formación ultra ha vuelto a apostar por Ignacio Garriga como candidato.
La de Junts per Catalunya será una campaña en la que los políticos presos seguirán siendo uno de los ejes centrales. Su ausencia de las listas, a consecuencia de su inhabilitación por la sentencia del Tribunal Supremo, no les restará presencia en los actos de campaña y uno de ellos se hará en la prisión de Lladoners. Carles Puigdemont tendrá también una participación destacada y está previsto que participe, vía streaming, en la mayor parte de los importantes en las cuatro provincias. En total serán 365 actividades con diversos formatos en una campaña abierta a modificaciones según los acontecimientos.
Argumentalmente, tanto Laura Borràs como los tres candidatos de Girona, Tarragona y Lleida insistirán en que el objetivo sigue siendo la consecución de la independencia, como única salida y como la mejor forma para mejorar la vida de los catalanes. Los hechos ocurridos tras la sentencia del procés, especialmente las cargas policiales, también tendrán un papel importante. Junts competirá por el voto secesionista con ERC, su socio en el Govern, y contra quien ahora dirige sus dardos: “Nosotros no regalaremos nuestros votos”, repitió ayer Borràs en el arranque de la campaña en el Centre Artesà Tradicionarius, en alusión al ofrecimiento de ERC para la investidura frustrada de Pedro Sánchez.
Ante la fragmentación del voto, Junts destacará que a ellos ya les “avala” la trayectoria de Borràs en el Parlamento español desde el pasado mes de abril. Desde la tribuna del Congreso, la diputada ha venido subrayando una idea: que no hay voluntad de diálogo por parte del Gobierno de Pedro Sánchez que, afirma, fue “el que se levantó” de la mesa de diálogo al introducir la figura del relator y el que no se pone al teléfono cuando le llama el president Quim Torra.
En abril pasado, Junts obtuvo siete diputados de los 48 que corresponden a Catalunya. Un resultado que obtuvo, en gran parte, por el liderazgo de Puigdemont desde Bruselas. Una carta que seguirán jugando: “que quede claro que nosotros somos los del president” puntualizaban en la presentación de la campaña. Otras ideas fuertes girarán en torno al déficit financiero que sufre Cataluña, un hecho del que responsabilizan directamente al Gobierno central. Una mala red de infraestructuras, especialmente la de Renfe, también será desgranada como consecuencia de lo que califican de “desinversiones” en Cataluña.
Ciudadanos se estrenó como fuera parlamentaria en Cataluña en las elecciones de 2016, con cinco diputados, y se anclaron en ese resultado en los comicios de 2018 y 2019, pese a que en las últimas elecciones autonómicas fueron el partido más votado. De poco sirvió esa victoria, porque Inés Arrimadas dejó el Parlament por el Congreso en pasado mes de abril, sin q ue eso sirviera de revulsivo electoral. Ahora repite como candidata y las encuestas vaticinan un descenso notable en el conjunto de toda España.
“El partido de las cero alcaldías”, como define el independentismo a Ciudadanos se propone aumentar el resultado de las últimas generales con un discurso de mano dura en Cataluña y por ello Albert Rivera también cerrará la campaña electoral en Barcelona.
La CUP debuta en unas elecciones generales, no sin un fuerte y contradictorio debate interno, y espera rentabilizar el descontento en la calle que ha aflorado en los últimos días. "Vamos a hackear, que el conflicto resuene. Queremos impedir que cierren por arriba lo que se ha abierto por abajo", ha resumido su cabeza de lista, la exdiputada del Parlament Mireia Vehí. La idea de los anticapitalistas es luchar por la autodeterminación y la amnistía y desde ya alertan que, de ser elegidos, su actividad parlamentaria no será habitual: de momento solo participaran en el debate de investidura, el de política general y el de Presupuestos. La CUP destinará 92.000 a una campaña que comienzan en Girona e incluso llevarán hasta Francia el día de la jornada de reflexión.
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