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Las artes vivas se esfuman de Matadero Madrid

El Área de Cultura del Ayuntamiento anuncia que fusionará de nuevo el Centro de Artes Vivas Naves de Matadero con el Teatro Español

Entrada a uno de los espacios de Naves de Matadero.
Entrada a uno de los espacios de Naves de Matadero. CARLOS ROSILLO

La delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy (Partido Popular), planea volver a fusionar las Naves de Matadero con el Teatro Español. Hasta marzo de 2017, las Naves dependían del Español: su programa se decidía desde la dirección del teatro con sede en la plaza de Santa Ana. Ese año, el Ayuntamiento, dirigido por Manuela Carmena (Ahora Madrid) decidió separar ambas instituciones culturales —nombrando direcciones diferentes— para crear el Centro Internacional de Artes Vivas Naves de Matadero, un espacio pionero en la capital. Al frente de esta institución se puso Mateo Feijóo, tras ganar el puesto en un concurso público.

Después de casi tres años de trabajo, parece que las artes vivas se esfuman de Matadero. Desde Cultura aseguran que "se seguirá programando vanguardia" y recuerdan que en el centro cultural Conde Duque también hay espacio para las artes vivas. La reunificación de Naves con el Español planteada por el nuevo Ayuntamiento —gobernado en coalición por PP y Cs y que contó con el apoyo de la extrema derecha de Vox para su formación— responde, según Cultura, a una “demanda” de gran parte de la profesión teatral: “Se han movilizado en favor de que el teatro de texto regrese a Matadero”.

Las artes vivas describen una serie de trabajos difíciles de clasificar en etiquetas genéricas como danza, teatro físico o teatro de palabra. El término proviene del inglés (live art) y engloba csi todo tipo de expresión artística; no excluye nada. “El arte vivo no es un género nuevo, acoge prácticas conocidas pero excluidas del teatro literario o visual. Una lista no exhaustiva incluiría la performance, el body art, las artes visuales, la danza, el teatro físico, el mimo, acciones políticas y el arte de acción”, resume el investigador Patrice Pavis en su Diccionario de la performance y del teatro contemporáneo.

Desde su fundación, el Centro de Artes Vivas provocó las críticas del PP y, en menor medida, también las de Ciudadanos. Al poco de inaugurarse, empezó una lucha a la que se sumaron diferentes personajes del mundo de la cultura: unos criticando el centro de artes vivas; otros, defendiéndolo.

“Queremos expresar nuestro respeto y apoyo a la decisión del Ayuntamiento de Madrid de dotar a la ciudad de un Centro de Creación de las Artes Vivas, un lugar donde se podrá dar cabida a nuevas formas de expresión e investigación. Sin embargo, esta estupenda iniciativa viene acompañada a su vez de una terrible noticia: la desaparición de dos espacios de exhibición de las artes escénicas tan emblemáticos como son las Naves del Matadero”, lamentaban los críticos. “Apoyamos un espacio que viene a atender un olvido histórico hacia propuestas escénicas que no han tenido un espacio en el que desarrollarse en Madrid. Una realidad que hasta ahora sólo tenía cabida en los márgenes de lo público y en episodios fugaces de difícil continuidad”, expresaban los defensores de las artes vivas.

El Centro de Artes Vivas se convirtió en un elemento más de la guerra cultural librada entre el anterior Ayuntamiento y la oposición. “La política lo ensucia todo”, aseguraba Feijóo en esa época, cuando su nombre aparecía continuamente en medios.

Para el nuevo Ayuntamiento, han pesado más los argumentos de los detractores. Desde Cultura también han argumentado que desde la transformación de Naves en el Centro de Artes Vivas, ha caído la afluencia de público. Según datos que el Área de Cultura dio a Efe, el Centro Internacional de Artes Vivas concitó el interés de menos de 950 espectadores al mes. Algo que para el nuevo equipo municipal demuestra su fracaso. “La bajada de asistencia es clara si tenemos en cuenta que la última producción programada en la anterior etapa hizo que más de 12.000 espectadores asistieran en solo un mes con una recaudación bruta de 219.514 euros”, agregaron, obviando que el rédito económico o de asistencia no es el único valor que debe primar a la hora de realizar una programación cultural desde una institución pública.

“Cada vez más, el entertainment y el ocio se apoderan del espacio crítico y de pensamiento”, lamentaba Mateo Feijóo en una entrevista en EL PAÍS. Su contrato termina este mes de septiembre. Y aunque tiene opción de prórroga, parece que desde Cultura tienen otras intenciones: al unir las Naves con el Español, la continuidad de Feijóo está más en el aire.

Cuando se apruebe la medida, el Teatro Español recuperará las dos salas de las que disponía antes de 2017 en el centro cultural Matadero Madrid. “La posible fusión podría mejorar el presupuesto y lograr una gestión más eficaz sumando recursos”, aseguraron a Efe desde Cultura.

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