El leve impacto de la huelga en El Prat lleva a los vigilantes a buscar alternativas
Los paros suman cuatro días sin casi efecto por los altos servicios mínimos
Los vigilantes de los controles en el aeropuerto de Barcelona-El Prat han intentado este lunes forzar la intervención de la Generalitat en el conflicto que mantienen con Trablisa, la empresa que gestiona los filtros de seguridad. Ante el leve impacto de la huelga, que hoy suma su cuarta jornada, los trabajadores han querido denunciar a la empresa ante Inspección de Trabajo de la Generalitat al considerar que no reciben la información suficiente sobre el desarrollo de los paros. Trabajo, sin embargo, no ha aceptado la denuncia y ha explicado que debía vehicularse por la vía ordinaria. Paralelamente, la empresa tiene cursada una denuncia en los juzgados de lo social en la que pide que la huelga se declare ilegal.
Pese a que los protagonistas son prácticamente los mismos, la huelga de los vigilantes es muy distinta de la que hicieron en verano de 2017. Entonces, los vigilantes trabajaban para Eulen, y la protesta, que dio lugar a colas de más de tres horas, terminó con la intervención de la Guardia Civil.
Esta vez la huelga es contra Trablisa, la empresa a la que, en 2018, Aena adjudicó la gestión de los filtros de seguridad tras un laudo que obligaba a aumentar la plantilla. Los altos servicios mínimos decretados por la Delegación del Gobierno en Cataluña, del 90%, han evitado que los pasajeros pierdan sus vuelos. Este lunes las esperas han oscilado entre menos de diez minutos y veinte minutos. Los trabajadores lamentan que las “presiones” que, según ellos, ejercen los agentes de la Guardia Civil que les acompañan en los filtros dejan sin efecto la huelga.
Ante su leve impacto, los trabajadores buscan otras vías para litigar con la empresa, en este caso ante Trabajo. El asesor del comité de huelga, Juan Carlos Giménez, ha explicado que el comité no tiene “ningún tipo de información” sobre los empleados que están acudiendo a trabajar, los horarios que se registran y si se están respetando sus derechos laborales. El asesor del comité ha criticado a la Generalitat por no haber aceptado su denuncia.
Trablisa también ha llevado el conflicto a la justicia. Antes de iniciar los paros, la empresa interpuso una denuncia ante los juzgados de lo social de Barcelona, y pidió que la huelga se declarase ilegal. Un portavoz de Trablisa explica que la demanda sigue su curso.
Los trabajadores protestan porque consideran que Trablisa no respeta las condiciones marcadas en la licitación —que incluyen las obligaciones del laudo del conflicto anterior— y centran su huelga en tres reivindicaciones: aumentar el salario en un euro por hora en compensación por la sobrecarga de trabajo, ampliar los descansos y que se cumpla la paridad. También piden que la empresa se haga cargo de los costes de aparcamiento. La empresa defiende que está cumpliendo con todos los requisitos de la concesión.
Ante la falta de acuerdo, y sin una nueva reunión de mediación a la vista, la huelga indefinida continuará. En una entrevista en RAC1, el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, ha apuntado a Aena como el principal responsable del conflicto. “El problema es estructural, no estamos presentes en los órganos de gobernanza del aeropuerto”, ha lamentado. Calvet ha afirmado que existe un agravio comparativo entre el aeropuerto de Madrid y el de Barcelona. “Con un número similar de vuelos y pasajeros, la dotación en personal y en infraestructuras es inferior en Barcelona. Esto nos convierte en una ciudad de segunda”, ha sentenciado.
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